¿Cómo se escribe correctamente la risa?

Imprescindible para nuestro futuro, los errores en la escritura pueden hacernos perder un trabajo, desaprobar un examen o pasar un papelón, y siempre sucede en el momento inadecuado

Por Andrea Peña

13/08/2015

Publicado en

Alimentación / Salud / Tendencias

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Imprescindible para nuestro futuro, los errores en la escritura pueden hacernos perder un trabajo, desaprobar un examen o pasar un papelón, y siempre sucede en el momento inadecuado.

 

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Desde El Ciudadano te dejamos estas reflexiones en torno a la ortografía para que te inspiren a no sufrir con ella, sino más bien para cuidarla y confiar en que una buena relación con la escritura, puede significar transitar un camino de manifestar tu «yo» correctamente  a través de ella.

Soy exageradamente obsesivo con la ortografía, la considero indispensable como carta de presentación personal y puede hasta desilusionarme uno de esos horrores que lastiman los ojos ante la ignorancia del culpable. La génesis está en la infancia y por eso es fundamental inculcarles la lectura a los más chicos. No descubro nada afirmando que el mejor ejercicio es leer y leer, en cualquiera de los formatos conocidos.

Recuerdo aquellos primeros años del colegio primario estudiando meticulosamente las reglas para escribir tal cual me lo estaban enseñando, y ahora cuando leo alguno de esos cuadernos que están guardados como tesoro familiar, me resultan sorprendentes las altas calificaciones a pesar de no estar al cien por cien la calidad del texto. Seguro que soy demasiado exigente y más conmigo mismo, pero imposible de olvidar a la maestra de primera grado recalcándonos lo necesario de escribir bien, de lo lindo que quedaba.

En segundo grado ya tenía mi propia revista, lástima que no quedaron archivos de la misma, en la que el tema de portada era cómo escribir bien desde temprana edad. La ayuda de la señorita fue sostén primordial de ese proyecto esporádico e inolvidable.

El aluvión de la tecnología alejó a grandes y chicos de los tradicionales formatos de libros, diarios y revistas y concentrarse en una lectura sostenida es una actividad que lejos de ser habitual, es remarcada cada vez con más asombro por nuestros pares.

Sería contraproducente dar ejemplos de algunos de los errores habituales, pero hasta la precarización laboral del medio hizo que nuestra lectura se acostumbre a leer barbaridades. Y si ahí uno ve desinterés por la publicación, ¿cómo explicarle a un chico que no es lo mismo escribir bien que escribir mal?
No considero errores de ortografía alguna mala conjugación verbal que no sea ordinaria y un signo de puntuación que requiera discusión de criterio. Hilar fino es mucho más jugoso y entretenido, nos jerarquiza y nos hace pensar. Lo mismo que la búsqueda de sinónimos ante la repetición de palabras en la que en varias ocasiones se hace inevitable caer.

 

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La ortografía no es una cosa alegre para quienes la consideramos prioridad y significa leer y releer hasta un mensaje de texto que enviamos simplemente para avisar en cuántos minutos llegamos a destino. No es alegre el revisionismo constante que requiere, pero en contraposición, pocos momentos más gratificantes que una nota escrita de principio a fin con excelencia en la redacción. Fomentar la lectura desde temprana edad, indispensable para que se genere ese buen gusto e inquietud. Mis libros inolvidables: Meristemos y Un Crimen Secundario.

 

Fuente: Yago Fiamingo
Periodista y Productor, actualmente en Omava,

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