Una nueva clase de opioide sintético que supera en potencia incluso al fentanilo, ha comenzado a expandirse en los mercados ilegales de drogas y multiplicado las muertes por sobredosis a nivel mundial, generando alarma entre autoridades sanitarias, expertos en adicciones y organismos internacionales.
Detectados por primera vez en 2019, estos compuestos llamados nitazenos han sido identificados en al menos 30 países, donde ya se han convertido en una amenaza emergente para la salud pública.
Según datos recientes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), se han registrado 26 variantes diferentes de nitazenos en regiones de Europa, América, Oceanía y Asia. El 82 % de los incidentes documentados están relacionados con fallecimientos. En muchos casos, las víctimas no sabían que habían consumido esta sustancia.
«La trampa del diablo»
“Es una trampa del diablo”, afirmó Tina Harris, una mujer de 41 años que ha usado heroína desde su adolescencia y que colapsó tras consumir lo que creyó que era fentanilo. Harris sobrevivió gracias a una dosis de naloxona, el antídoto de emergencia utilizado en casos de sobredosis por opioides.
Fabricados en laboratorios clandestinos con precursores químicos de fácil acceso, los nitazenos requieren cantidades mínimas para producir efectos extremos.
De acuerdo con departamentos de salud europeos, estos opioides sintéticos son mucho más potentes que el fentanilo, sustancia que a su vez es 50 veces más fuerte que la heroína,
Esta condición los hace atractivos para redes criminales, que los mezclan con otras drogas como cocaína, ketamina, éxtasis o heroína, elevando el riesgo de muertes súbitas.
En Australia, entre 2020 y 2024, 32 personas murieron tras consumir estas sustancias sin saberlo, y en la mayoría de los casos, los nitazenos estaban mezclados con otros compuestos peligrosos como la xylazina, un sedante veterinario no aprobado para uso humano.
“Esto refleja lo que estamos observando en otros países, especialmente en Estados Unidos, donde estas combinaciones de fármacos están contribuyendo a una ola de muertes por sobredosis y cuadros clínicos complejos”, alertó Cobus Gerber, investigador de la Universidad del Sur de Australia al sitio web estadounidens Science Daily.

La escasez de heroína y el auge del opioide sintético
La escasez de heroína a nivel global, agravada por la prohibición del cultivo de amapola en Afganistán desde 2022, ha incentivado el reemplazo de opioides tradicionales por estas nuevas sustancias sintéticas. Expertos advierten que podría repetirse un patrón ya vivido en Estonia a principios de los 2000, cuando la llegada del fentanilo desató una crisis de sobredosis que duró más de una década. Desde 2023, los nitazenos han estado involucrados en casi la mitad de todas las muertes por drogas en ese país.
Ante este escenario, desde la UNODC y la Organización Mundial de la Salud han hecho un llamado a los gobiernos que implementen controles estrictos sobre estas sustancias y fortalezcan sus sistemas de detección temprana. El acceso masivo a naloxona y a programas de tratamiento se vuelve crucial frente a este fenómeno.
Un hecho que ha encendido aún más las alarmas es que se ha detectado la venta de nitazenos en plataformas digitales, con algunas variantes hasta 15 veces más potentes que el fentanilo y disponibles para envío internacional, consignó RT.
De acuerdo con estimaciones de la ONU, 10 kilos de nitazeno pueden generar el mismo valor económico que una tonelada de cocaína, lo que lo convierte en una sustancia altamente rentable para el crimen organizado. Además, como aún no está regulada a nivel internacional con la misma firmeza que otros opioides, su comercialización es más difícil de rastrear y contener.
La aparición de los nitazenos marca una nueva fase en la crisis global por opioides, caracterizada por drogas más potentes, accesibles y letales, que representan un enorme desafío para la salud pública y los sistemas de control de drogas.