Crónica

La enfermedad de la Salud en Chile

Vivimos días en los que podemos decir que la Salud es un problema mayor

Por Arturo Ledezma

28/07/2014

Publicado en

Chile / Crónica / Portada / Salud

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Vivimos días en los que podemos decir que la Salud es un problema mayor. Los hospitales están paralizando, los medios de comunicación satanizan las paralizaciones, el gobierno no sabe cómo responder a las demandas y los usuarios -tú, yo, nosotros- no tenemos idea de los problemas que viven a diario los trabajadores de la salud, pero alegamos por la mala atención.

Estamos a horas del CiberDay y los medios de comunicación le ponen el ojo a las cosas que mañana comprará el público y la forma en que gastarán su plata. Mientras tanto hay gente que trata de visibilizar las demandas de los trabajadores de la salud y nadie les da minutos en los noticiarios, excepto cuando se ponen a mitad de una calle y los carabineros los barren a palos y guanacos. CiberDay por un lado y una marcha de la FENATS por otro. Dos polos muy opuestos en una sociedad que grita a los cuatro vientos que vivimos en un modelo económico de lujo, sin embargo, para los más pobres, e incluso para los no tan pobres, la vida es imposible de ser vivida porque la única manera de llegar a fin de mes es estando sano, como si eso fuera una elección, y mientras jugamos a la sanidad el mundo, y la política social, se encarga de enfermarte a rabiar.

Huelgas, paros, movilizaciones

Por la mañana se fueron presos los trabajadores del Hospital Salvador luego de paralizar la Avenida Providencia. Mojados, maltratados, humillados. Salieron en televisión luego de muchos días en huelga por los mismos medios que han ido a cubrir,ciegamente y por segundos, los días anteriores y que jamás se han dado a la tarea demostrar las verdaderas razones que los llevaron a movilizarse inicialmente, pero claro, hoy se tomaron el tiempo de mostrarlos y de darles pantalla únicamente porque cometieron un “ilícito”. Félix Bulnes, Van Buren, Hospital Clínico UC y seguimos sumando centros hospitalarios que están organizándose para luchar por derechos que a ratos desconocemos. No olvidemos que hace poco más de un mes el Félix Bulnes, a través de su sindicato, planteaba la necesidad de paralizar para pedir soluciones por la falta de insumos. No por sueldos, no por una cafetería nueva, sino por insumos para atender a la gente. Lo mismo es el caso de los hospitales que actualmente están pidiendo que se reconsidere la Concesión hospitalaria que, a diferencia de lo que piensa la masa crítica que se informa por los medios, luchan por un sistema de salud que no le pase en bandeja la concesión a empresas que van a terminar por encarecer más los servicios y disminuir la calidad en la atención.

“Le saco la sal” / Salud para joderte la existencia

El Congreso recibe propuestas de ley como la Ley Salero y nos ponen a debatir sobre la cantidad de sodio en las comidas, dándole una importancia nacional a la manera en que comemos papas fritas. Sin embargo, cuando se habla de mejoras en la infraesrtuctura o en el sistema de administración, los políticos se hacen los sordos. Con esto digo que aún cuando muestran un cuidado excesivo en detalles estúpidos, como la sal en la sopa, a nadie pareciera importarle que en un consultorio no hayan especialistas para tratar un traumatismo. A mí me suena a pantalla. No les creo esa presencia omnisciente que de repente tiene el Estado en cada pequeña cosa que hago y, luego, desaparece para dejarle el paso libre a tremendos negocios de la salud que no hacen más que cagarnos la onda.

No sé si el lector ha estado en un hospital público alguna vez. No tengo idea si conoce en primera persona lo que significa amanecerse esperando en una sala llena de gente para que te atiendan pésimo. No sé si un diputado ha tenido que pasar toda la noche viendo un televisor que solo da la hora (en los consultorios y salas de urgencia no hay tevecable) para matar las cinco horas que se demora en salir tu hijo de la urgencia en la que te dan un panadol y dos folletos de las campañas de vacunación. Yo lo sé y confieso que, más allá de querer más o menos sal en mis comidas -cosa que puedo elegir yo mismo- prefiero un servicio hospitalario que me asegure una atención en la que hay yodo, doctores y camas. Por el momento, honestamente, la sal me importa una mierda. Vamos por partes, pero partamos por el principio.

El Ministerio de Salud no es el Ministerio de la Enfermedad, por ende, primero que cualquier cosa me gustaría que en lugar de inventar proyectos como la Ley SuperOcho se encargue de proveer políticas públicas que impidan que las empresas inmobiliarias (subrepticiamente vinculadas con médicos que tienen cargos públicos) se hagan cargo de las instituciones del Estado. Honestamente me importa un huevo la salud si es que el gobierno sigue considerando sus planes de salud únicamente como preventivos de enfermedades.

La enfermedad mental como consecuencia política

Una de las mayores causas de licencia son las enfermedades psiquiátricas. Casualmente (lo digo con sorna) una de las grandes y más corrientes maneras de volverse loco es, precisamente, por culpa de la pobreza y los sueldos bajos; por el estrés de la vida misma; por los sueldos bajos y el alza de los pasajes; por andar en Metro; por vivir en una comuna peligrosa. Entonces me pregunto ¿No será hora de empezar a mirar las enfermedades mentales como consecuencia de un sistema de gobierno que nos está volviendo locos? Y esto, que quizá pueda parecer una imbecilidad, es algo que de verdad me cuestiono. He visto a mucha gente que ha terminado sufriendo de tal manera en sus trabajos que gasta más de un tercio de su sueldo en antidepresivos y consultas al psiquiatra. Basta con mirar a cualquier oficina que, bajo niveles de alienación y de presión que son altísimos, están llenas de trabajadores enfermos por llegar a trabajar o por tener que sostener sus vidas con sueldos paupérrimos.

Basta mirar a todos los endeudados por la educación, a todos los deudores habitacionales, a los estafados por las AFP, a los mandos medio de nuestras empresas, para entender que el que no se vuelve loco, o alcohólico, por tener que llevar una vida medianamente ordenada, es porque tiene suerte.

¿Acaso el consumismo y el endeudamiento al que nos obliga esta sociedad llena de créditos usureros no es una forma de enfermedad que nos provee un gobierno capitalista y feroz? A mi juicio,estar loco es una consecuencia política y la salud debería entenderse como un cáncer ramificado históricamente por los gobiernos inhumanos que se reproducen como callampas.

Cierro

Vuelvo a repetir. Mañana martes hay una huelga de los trabajadores de la salud (desde Portugal con la Alameda, hasta el Hospital Salvador, a las 10.30 de la mañana). Probablemente la única razón que tengan los medios de hacerse presente es ante la posibilidad de que los carabineros se lleven a algún dirigente y, con ello, reiteren que en este país es una molestia el sindicalismo y la organización social. Molestia que se quita con agua y con palos.Como siempre.

Espero que entendamos que los médicos -y no me refiero a los de culo parado como los de un chiste del coco legrand- junto con los asistentes, operarios y funcionarios de la salid, están intentando ponerle el hombro a las luchas que nos tratan de mejorar las condiciones y que intentan, casi utópicamente, de que la Salud (con mayúscula) vuelva a ser estatal, al servicio de las personas y no de los intereses de esos patrones que ven la oportunidad de poner cafeterías y sangucherías donde deben haber camas o laboratorios.

Arriba los que luchan! Como siempre. Seguimos.

en twitter: @arturoledezma

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