¡Respeto!

«Tengo clítoris de hombre, vulva de hombre. Sí, es posible»: Los argumentos de un joven sobre la realidad trans

-Es todo un camino de rupturas, deconstrucciones, autoconocimiento, violencia social, y sobre todo, de observación para no repetir toda esa cultura machista que tanto nos hace daño.

Por Ana Mourás

18/01/2016

Publicado en

Sexualidad / Tendencias

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Daniel Santiago, declaró lo siguiente en respuesta a un comentario negativo en un blog, “cada vez que leo la palabra “micropene”, me dan ganas de vomitar y como hombre trans, tengo que aclarar ciertos puntos”.

A continuación, te dejamos con aquellos puntos que buscan reflexionar en torno al  tema:

1.- Yo no tengo un micropene. Aunque esté en hormonas o no, yo tengo un clítoris. No necesito remedar o aparentar una genitalia fálica, puesto que mis genitales son masculinos porque Soy Hombre. Es decir, tengo clítoris de hombre, vulva de hombre. Sí, es posible.

2.- No necesito un “juguete sexual” para “echar a andar una relación sexual”. Es un mito y un horror pensar que todos los hombres trans cogemos con dildos o “prótesis”.

3.- No trato de “minimizar” diferencias anatómicas, puesto que lo que tú consideras una diferencia, para mí es el pan de cada día. Despertar y amar este cuerpo (que por cierto, no desconozco, ni mucho menos odio). La teoría del cuerpo equivocado viene de las mentes “cisnormativas, no de la gente trans.

4.- No existen “pasos a seguir” absolutos en la transición. Es decir, hay gente trans que nunca se hormona ni opera y eso está bien. Estas intervenciones deben de verse como modificaciones no fundamentales. Tal vez asociadas a un género determinado por la obviedad estética, pero no como un medio para “ser/verse como”.

5.- Si la mayoría de hombres gay piensa que un pene es el único genital masculino, entonces la mayoría de los gays me dan mucha hueva.

6.- Además de los modelos de revista y actores porno, que lo único que hacen es reforzar estereotipos, existe mucha gente trans interesante en el mundo. Poetas, músicxs, filósofxs (como Paul Preciado –no “Beatriz”-), taxistas, meserxs, personas de comunidades rurales. Ellxs no cumplen (ni les interesa) el estereotipo normativo de belleza, pero sí aportan una visión verdadera de la realidad trans. Porque no sólo se trata de “saltar de un molde a otro”. Es todo un camino de rupturas, deconstrucciones, autoconocimiento, violencia social, y sobre todo, de observación para no repetir toda esa cultura machista que tanto nos hace daño.

Por Francisca Arriagada.

El Ciudadano

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