La población que vive con un salario mínimo, trabajando sin contrato, con un techo de material ligero o juntando las chauchas de la pensión alimenticia o jubilación, claramente no puede darse el lujo de tomarse la pandemia como nada menos que una amenaza existencial.
Un nuevo movimiento de solidaridad está surgiendo. De Los Ángeles a Sao Paulo, de Minneapolis a Londres, "Black Lives Matter" (Las Vidas Negras Importan) es un grito y una demanda que se escucha en todo el mundo. Su mensaje es poderosamente simple: dejen de matar a la gente negra, en sus casas, en las calles y a quienes emigran por mar hacia costas más seguras.
Ante situaciones de emergencia y excepcionalidad, cuando la crisis está agudizada al máximo, más que la ley y la autoridad constitucionales, valen más el buen sentido y la conducta social que brotan de la percepción colectiva de los peligros comunes a todos. Activando el desarrollo libre de ese buen sentido ha sido cómo, en la historia, las pandemias que han amenazado la vida han sido resueltas por la misma comunidad, no por los ‘sistemas’ en sí.