A diferencia de los casos en los que la Iglesia oculta sus escándalos y los delitos de sus miembros, el obispo de Padua, Claudio Cipolla, envió una carta abierta en la que pidió perdón a la comunidad cristiana por los actos del ex párroco de San Lázaro, Andrea Contin, acusado de prostituir a varias mujeres con quienes organizaba orgías en la sede religiosa.

“Se trata de una herida dolorosa para nuestra Iglesia y la sociedad”, escribió Cipolla hace unos días, acerca del escándalo revelado en diciembre, cuando algunas mujeres involucradas decidieron denunciar a Contin.

“Teníamos relaciones sexuales en la parroquia a toda hora. Mañana, tarde y noche. Siempre había un montón de mujeres dando vueltas”, reveló a fines de diciembre una mujer en su declaración.
Posteriormente, el párroco admitió:
“Declaro que he conocido en la parroquia a cinco mujeres, con lo cual, después de un tiempo, mantuve una relación romántica que dio lugar a una relación sexual”, admitió.

Si bien el comportamiento sexual no es un crimen, la policía inició una investigación cuando surgieron también acusaciones de proxenetismo, ya que el ex párroco habría publicado ofertas en páginas de sexo para promocionar a sus amantes ofreciendo encuentros en la Costa Azul de Francia.
Como si fuera poco, la policía halló en la iglesia videos pornográficos, varios de ellos grabados por el mismo sacerdote, quien escondía el material guardando los videos con etiquetas religiosas o con el nombre de algún papa.


tkm