4 pautas para manejar los escapes fecales y superar la incontinencia anal

Si las pérdidas de orina son, con frecuencia, un tema silenciado por aquellas personas que las padecen, la incontinencia anal supera con creces al tabú que rodea a la incontinencia urinaria

Por mauriciomorales

24/03/2015

Publicado en

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Si las pérdidas de orina son, con frecuencia, un tema silenciado por aquellas personas que las padecen, la incontinencia anal supera con creces al tabú que rodea a la incontinencia urinaria.

incontinencia fecal

Mujeres y hombres, en cualquier momento de su vida y por diversas causas, pueden presentar una disfunción de su suelo pélvico que les haga susceptibles de sufrir escapes fecales o tener dificultad para retener los gases y las heces.

En el artículo detallamos los consejos que, desde la Fisioterapia de suelo pélvico, podemos proporcionar a los pacientes que padecen incontinencia anal y que ven afectada en gran medida su calidad de vida.

Estas son las cuatro pautas básicas para reducir la incidencia y aprender a manejar los desagradables escapes asociados a esta disfunción perineal.

Paso 1: Adecuar la consistencia de las heces

Los escapes fecales son más difíciles de vencer cuando las heces presentan una consistencia líquida. Si este es tu caso, el primer objetivo a trabajar será la corrección de la consistencia fecal.

Según la Escala de Heces de Bristol los tipos ideales de heces son el 3 y el 4, por ser más sencilla su evacuación al tener una consistencia suave, y un volumen y forma adecuados.

Si tus heces suelen presentar un aspecto tipo 1 o 2, eres más bien una persona estreñida. Si, por el contrario, presentan una apariencia tipo 5, 6 o 7, hablaríamos de heces diarreicas.

Alcanzando el ideal de heces tipo 3 o 4, sentirás cuándo tu recto está ocupado y necesitas defecar. Además, la evacuación será más completa y sin necesidad de realizar pujos.

Si tus heces suelen ser más bien líquidas y tienes problemas para contenerlas, aquí tienes algunas recomendaciones dietéticas para mejorar su consistencia:

-Elige alimentos que aumenten la solidez de las mismas, como por ejemplo el arroz blanco hervido, pan blanco, pasta, plátanos, queso o yogur.
-Evita o limita aquellos alimentos que las reblandecen: verduras (espinacas, brócoli, pimiento rojo, coles de Bruselas), frutas (sobre todo la piel, las frutas con hueso, así como las ciruelas pasas, las uvas y el kiwi), zumos de frutas (naranja, ciruela, uva), y pan, pasta y cereales de grano entero.
-Vigila la ingesta de fibra insoluble que hace pasar más rápido los alimentos a través del intestino (presente, por ejemplo, en la piel de las frutas y verduras), y aumenta el riesgo de escapes fecales, hinchazón y gases.
-Evita todos aquellos productos, comidas y bebidas que puedan ser irritantes para tu intestino, como por ejemplo: la cafeína (café, té, bebidas de cola, chocolate), el tabaco, las especias (curry, picantes), el alcohol, los edulcorantes (manitol, sorbitol) y aquellos alimentos a los que presentes una intolerancia específica (el gluten para los celiacos, o las intolerancias a la lactosa, al huevo o a la fructosa).

Incontinencia fecal y tabaco

Evita todos aquellos productos que puedan ser irritantes para tu intestino y empeorar los síntomas de incontinencia fecal, como por ejemplo el tabaco, la cafeína, las especias, el alcohol y los edulcorantes.
Aumenta el volumen de las heces incluyendo en tu dieta suplementos como el psilio, la goma guar o la sterculia. Estos suplementos, a base de fibra vegetal soluble, pueden producir gases e hinchazón, por este motivo (y por la posibilidad de ser alérgico a los mismos) deben introducirse en la dieta de forma progresiva.
Medicamentos antidiarreicos: en determinados casos y siempre bajo prescripción médica, los antidiarreicos reducen el agua presente en las heces y enlentecen el peristaltismo.

Paso 2: crea una rutina defecatoria y aprende a vaciar correctamente tu intestino

Ya vimos en este artículo sobre el estreñimiento la importancia de crear una rutina defecatoria, es decir, un hábito diario para evacuar las heces. Con ello conseguimos reducir la necesidad de empujar cada vez que vamos al servicio, práctica muy dañina para el suelo pélvico que puede debilitarlo y predisponernos a una incontinencia urinaria, hemorroides y prolapsos rectales.

Las personas que sufren incontinencia fecal también deben intentar crear un hábito regular de evacuación de las heces. Estas pautas pueden ayudarte a conseguirlo:

Ingiere una bebida caliente y desayuna algo sólido cada mañana. Pondrás tu intestino a trabajar desde primera hora, gracias a los reflejos gastrocólico y duodenocólico que producirán movimientos de masa en el intestino grueso.

Tras el desayuno, intenta mantenerte en movimiento durante unos 15 minutos; camina por casa mientras recoges o te preparas para salir a la calle.

Trata de ser consciente de las señales que tu cuerpo te envía, diferenciando si sientes realmente ganas de defecar, para evitar las visitas al baño “por si acaso”.

Recurre a técnicas de control de la urgencia que te ayuden a ganar tiempo para llegar al WC (a modo de entrenamiento, ya que las ganas de evacuar no deben posponerse por rutina), como por ejemplo sentarte, realizar respiraciones diafragmáticas, y manejar la ansiedad asociada al escape (con la que sólo conseguirás aumentar el descontrol fecal).

Asimismo, debes aprender cuáles son la postura y respiración correctas para defecar, que favorecen el vaciado completo y protegen tu suelo pélvico de los pujos innecesarios. En este artículo te explicamos cómo hacerlo y qué accesorios puedes utilizar para ayudarte.

Paso 3: Mejora la continencia fortaleciendo tu suelo pélvico

Incontinencia fecal y fortalecimiento del suelo pélvico

El cierre del esfínter anal, formado por fibras musculares del suelo pélvico, puede entrenarse mediante el fortalecimiento de las mismas a través de ejercicios perineales y del uso de otras técnicas fisioterápicas como el biofeedback y la electroestimulación.

Una de las importantes funciones de los músculos y estructuras que constituyen el suelo pélvico es la continencia de orina y heces. El esfínter anal tiene la importante misión de dejar paso a las heces cuando queremos defecar (relajándose) y de impedir el vaciado cuando necesitamos contener (contrayéndose).

Este cierre del esfínter anal, formado por fibras musculares del suelo pélvico, puede entrenarse mediante el fortalecimiento de las mismas a través de ejercicios perineales y del uso de otras técnicas fisioterápicas como el biofeedback y la electroestimulación.

Los ejercicios de suelo pélvico, cuando son enseñados correctamente y supervisados por un profesional cualificado, mejoran la fuerza, la resistencia y el control de la musculatura perineal, lo que repercute en una mejora de la continencia urinaria y fecal.

La contracción de la musculatura del suelo pélvico, aunque a priori puede parecer algo sencillo, requiere atención y práctica, así como un buen control del propio cuerpo, para ejercitar los músculos perineales y no otros, y mantener una postura y respiración correctas durante su ejecución.

Si ya has aprendido a localizar y contraer correctamente los músculos del suelo pélvico, serás capaz de ponerlo en práctica en el momento en que sientas una urgencia fecal y te dirijas hacia el baño más cercano.

Paso 4: Modifica los hábitos de riesgo para tu suelo pélvico

Por último, recomendamos revisar los posibles factores que en tu día a día empeoran la capacidad de continencia de tu suelo pélvico, y que sirven tanto para los problemas de urgencia urinaria como fecal:

Vigila tu peso: la obesidad y el sobrepeso aumentan la presión sobre tu suelo pélvico, haciendo más difícil la continencia.
No eleves ni transportes cargas pesadas. Si te ves obligado a hacerlo, sigue nuestras recomendaciones para coger peso correctamente.
Siempre que vayas a realizar un esfuerzo que aumente la presión en el interior de tu cavidad abdominal y pélvica (toser, estornudar, cargar pesos, etc.) activa tu core y coactiva tu suelo pélvico.
Evita en la medida de lo posible los deportes de alto impacto y el ejercicio físico hiperpresivo (como los abdominales tradicionales o la halterofilia), que debilitan tu musculatura perineal y la hacen más proclive a claudicar a la hora de contener la orina y las heces.

Fuente: ensuelofirme.com/

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