Amor 2.0:“Tengo relaciones y citas con una muñeca sexual y a mi esposa no le molesta”

Abril mide 1.53 cm de altura, fue fabricada de látex y su costo es de £ 2000 (1.500.000 de pesos chilenos)

James es un ingeniero de 58 años de edad que ha estado casado por 36 años y mantiene una vida sexual que es la envidia de hombres mucho más jóvenes.

Y como veremos también tiene una esposa muy comprensiva.

En una entrevista al medio Mirror, nos muestra como es vivir su sexualidad con una muñeca sexual, con la cual mantiene relaciones cuatro veces a la semana. El juguete sexual con quien James comparte su vida y su cuerpo se llama Abril, es de cabello rubio, 1.53 cm de altura y prominentes curvas, aspecto que la hace parte del imaginario sexual de gran parte del público masculino.

James está tan satisfecho con la vida que lleva con Abril que está ahorrando y piensa dar el siguiente paso en el mundo del entretenimiento sexual. Su próxima meta es comprarse un robot sexual.

Su esposa Tine , admite a lo largo de su matrimonio, se sintió en disputa con con otras mujeres que entraron en la vida de James, mientras ella estaba cuidando a su madre enferma, pero ahora se ha acostumbrado a compartir su cama con Abril.

Declara «Si él realmente lo hubiese querido, podría haberse encontrado otra persona, pero no lo hizo, era fiel a mí.»

Pero su relación con la muñeca va más allá del ámbito sexual y también comen juntos cada cierto tiempo: «Cuando salgo con Abril, por lo general vamos a un lugar de hamburguesas, donde podemos parar y conseguir algo para comer, mucha gente no se fija que es una muñeca.

«Compartir el ámbito sexual es una parte muy pequeña de la muñeca, lo que da más placer al largo plazo es cuidarla, vestirla, ponerle su maquillaje e interactuar con ellas. Me siento profundamente conectado con ella, más profundamente de lo que había imaginado.

«La mayoría de los propietarios de muñecas, a pesar usarla solo como un juguete sexual se dan cuenta que desarrollan una relación con ella. Si tuviera que elegir entre Abril y mi esposa, sinceramente, no sé lo que haría.»