Los enormes saurópodos fueron consumidores de alucinógenos, tal cual otros grandes animales de nuestros tiempos.

Drogasaurios: Pánico y locura en el Cretácico

Los expertos han determinado que los dinosaurios herbívoros coexistieron con la droga durante millones de años, por lo que consideran que el hongo fue ingerido por estos animales durante su época.

Por oscarfernandez

26/08/2018

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Animales / Tendencias

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Investigadores de Oregon han concluido que un hongo similar al cornezuelo o ergot fue ingerido por grandes saurópodos hace más de 100 millones de años. Este hongo se encuentra vinculado muy de cerca con la planta del cornezuelo, que es un hongo parásito conocido también como ergot y de cuyas derivaciones se llegó al descubrimiento del LSD en 1943.

Hace más de cien millones de años, un dinosaurio saurópodo pudo haber tambaleado tras comer una gran cantidad de droga.

Así lo confirmó un descubrimiento de la Universidad Estatal de Oregón, gracias a unos restos de cornezuelo, un hongo de que deriva el LSD, en un fósil de ámbar de la época Cretácica, según informó ABC.es.

La muestra de hongo, extraída de una mina en Myanmar, se convirtió en la nueva hierba encontrada más antigua hasta la fecha.

Una serie de análisis determinó que los restos de ámbar tenían trazas de cornezuelo de entre 97 y 110 millones de años.

El ámbar se forma cuando la savia de un árbol empieza a fluir sobre el elemento, lo que termina preservándolo permanentemente y lo convierte en una piedra semipreciosa.

Esta muestra tendría una antigüedad de aproximadamente 100 millones de años y los investigadores creen que pudo ser ingerida por grandes saurópodos de la época como el Brachiosaurus, un dinosaurio que podía llegar a medir 13 metros de altura y 25 de largo.

Los expertos han determinado que los dinosaurios herbívoros coexistieron con la droga durante millones de años, por lo que consideran que el hongo fue ingerido por estos animales durante su época.

«No tengo ninguna duda de que este hongo fue devorado por los dinosaurios saurópodos», dijo George Poinar, experto en las formas de vida que se encuentran en ámbar.