Ir al baño
Algunas han descubierto una milenaria técnica para hacer del baño sin tener que pegar las nalgas al escusado, otras buscan el mayor número de papel y servilletas para tapizar el sitio que tocarán. Las más arriesgadas optan por esperar a llegar a casa y por fin, poder hacer del baño sin ningún tipo de preocupaciones… un alivio cuando eso ocurre.
La talla incorrecta de sostén
En realidad, somos muy pocas mujeres las que sabemos qué talla de sostén somos. Todas aseguramos ser 34 b porque es la medida más famosa. El 80% de las mujeres no usa su talla correcta pero esto provoca un intenso dolor de espalda.
Cambios hormonales
La menstruación, ser irregular a esta, el embarazo, la pubertad, la menopausia… todo parece provocarnos un sinnúmero de cambios hormonales y por consecuencia, emocionales. Un día somos capaces de sentirnos extremadamente felices y al instante, querer llorar por el dolor de alguien más, no sentirnos valoradas o cualquier excusa, como si el otro tuviera la culpa y no nuestro interior.
Orgasmos
Los orgasmos son una preocupación de la mayoría de las mujeres que, en ocasiones, pasan toda una vida sin descubrir cómo se sienten e intentando averiguar de qué tratan. Si eres una de ellas, podrías comenzar conociendo tu cuerpo.
La incomodidad de los tacones
Porque aseguran que los tacones estilizan nuestra figura y muy probablemente sea verdad, pero ¿lo vale? utilizarlos nos provoca un extremo cansancio, dedos hinchados y en ocasiones, hasta las más terribles ampollas que dolerán por el resto de la semana.
Menstruación
Cada 28 días, más o menos, sufrimos la incomodidad que trae consigo la menstruación. Dormimos de lado para evitar cualquier “accidente” nocturno, tomamos cientos de remedios caseros o fármacos contra el dolor que los cólicos causan, gastamos cientos de pesos en toallas, tampones o debemos limpiar la copa menstrual cada determinado tiempo. Nuestro humor se vuelve loco y las ganas de tener relaciones, insaciables. Este es tal vez el peor momento del mes.
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Últimamente nos hemos dado cuenta de todas las cosas que las mujeres sufrimos en el transporte público, la escuela y la calle gracias a redes sociales. Al parecer, ninguna de nosotras está exenta de sufrir acoso o violencia y vivimos con conciencia de lo que ocurre sin, aparentemente, poder hacer nada.
Nos dividen en el transporte público como si eso pudiera remediar la situación y medidas prácticamente absurdas salen de los gobernantes ingenuos que consideran que las cosas podrían solucionarse con sistemas de prevención retrógradas. Sin embargo, podemos asegurar que el problema viene de mucho atrás, de aquellas canciones de corridos y reggeaton que invitan a los hombres a dominarnos y utilizarnos, y no queremos decir que el ritmo no sea pegajoso, porque de pronto, en fiestas y reuniones, nosotros también las cantamos con singular alegría y las bailamos para decirle al otro que está bien, que la letra es lo de menos.
Sabemos que hay un problema y que es bastante real pero al mismo tiempo, decidimos ignorarlo por nuestro bienestar mental. Vivimos acostumbradas al estereotipo, a aquello que sabemos debemos hacer: nos depilamos por las mañanas con tal de ir perfectas al trabajo, utilizamos tacones del número 12 en fiestas y eventos importantes porque creemos que nos estilizan la figura, nos maquillamos a contrarreloj y aún así, no somos dignas de asistir a la reunión más importante con los altos ejecutivos porque, claro, somos el sexo débil.
También existen otras preocupaciones. Las más profundas y reflexivas, aquellas que de verdad se convierten en el traspié que nos hace sentir incómodas la mayor parte del tiempo, muye serias, poco alegres, nada ajenas.
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Diferencia de sueldos
Muchas mujeres reciben sueldos inferiores por el mismo trabajo que realiza su compañero de trabajo. En la industria hollywoodense fue claro con ejemplos como Robin Wright, compañera de Kevin Spacey en House of Cards y otras famosas que se han encargado de denunciarlo como Jennifer Lawrence. ¿Por qué si es el mismo trabajo el sueldo debe remarcar la diferencia de género?
Acoso
En el metro, la escuela, la calle, el trabajo, una fiesta… el acoso es parte de nuestra vida y cuando alguien nos pregunta si las miradas perversas no nos incomodan, a veces simplemente nos detenemos para decir que estamos bastante acostumbradas. Dejar de pensar así y tomar medidas en contra de este problema es el primer paso para erradicarlo.
Ser menospreciadas por el hecho de ser mujeres
Porque creen que por el hecho de ser mujeres no podemos manejar como se debe, ni jugar futbol y mucho menos encender una fogata o hacer la carne asada perfecta. Tal vez no es cuestión de género sino de capacidades individuales. Decir esto cae en el absurdo de generalizar lo que no es posible.
Violencia contra la mujer
Países por todo el mundo viven atormentados por el mal de la violencia de género. Ya sea intrafamiliar o en un espacio público, muchas mujeres ocultan sus males dando excusas que pocos creen, la mayoría simplemente lo callan y algunas otras que lo han vivido, decidieron dejar el pasado atrás y continuar con una vida lejos de su agresor.
El riesgo a infecciones vaginales
Mujeres de todas las edades pueden sufrir una infección vaginal, sin importar que sean sexualmente activas o no. En realidad, las infecciones pueden darse por diferentes motivos como utilizar casi todo el tiempo ropa de licra, pantalones muy ajustados o durante mucho tiempo, utilizar espermicidas, jabones aromáticos o shampoos especiales, no tener la higiene correcta y hasta algunos suavizantes de ropa podrían provocarlas.
Presión social
Esa tía que nos recuerda que si llegamos a los 30 sin tener pareja es síntoma de “vestir santos” pero al mismo tiempo, querer realizarnos profesionalmente, no buscar hijos ni pareja pero desearlos en algún punto de nuestra vida. Tener un trabajo, no tomar en exceso, el vals de los 15 años.. ¿y qué si queremos dejar todo de lado y comenzar a ser verdaderamente felices?
Estereotipos de cuerpo
Seguramente todas nos sabemos las medidas perfectas que nuestro cuerpo debería tener, entre los programas de televisión, la publicidad y las revistas, se han encargado de inculcarnos ese 90, 60, 90 como si nosotras pudiéramos decidir de qué tamaño tenemos el busto o las caderas. Algunas ahorran por años con el único fin de conseguir una cirugía que las acerque a la meta pero tal vez lo único que hace falta es más seguridad.
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Probablemente el único remedio oportuno sea cambiar la mentalidad e infundirnos el valor y la confianza como para ser dignas de todo aquello que creemos, es un problema tan grande como el mismo de ser mujer. No todo es debido al que muchas se han empeñado en bautizar como “patriarcado” y, por supuesto, tampoco es un problema que nace de nosotras. Algunos dirán que es biológico, porque mientras las mujeres se ocupaban de cuidar a los hijos que habían tenido, los hombres salían a buscar el alimento que hiciera sobrevivir a la familia, y probablemente de eso exista algo de razón.
Cientos de culturas nos han demostrado que el machismo no es un problema sólo de México y que en cada sitio se vive con una intensidad diferente. Cada año 60 mil mujeres pierden la vida. México es el 15 país a nivel mundial, mientras que en Medio Oriente la cantidad de mujeres asesinadas para preservar “el honor de una familia” llegan a 20 mil por año.
La información es contundente y la acción comienza a serlo, y aunque el tema sea difícil de abordar, el mundo femenino es complicado tanto por dentro como por fuera. Es innegable que nos enfrentamos a un mundo lleno de prejuicios y desventajas pero la única opción para aceptarlo y cambiar la mira hacia la que apunta la bala es dejar de victimizarnos y comenzar a ser agentes de cambio. Esta es tan sólo una muestra de 13 pruebas que todos los días traspasamos y sorteamos… ¿cuáles otras existen?
Vía: Cultura Colectiva