Mandó una foto sugerente a su esposo, luego le costó el divorcio y se vuelve viral

Mandarle una foto erótica a tu pareja puede costarte el divorcio si no tomas todas las precauciones. Tal es el mensaje de esta ejemplarizante historia.

El estadounidense Harold Brunvand, especialista en el estudio de ese fenómeno denominado «leyendas urbanas», señala un par de elementos fundamentales para reconocer una. El primero es que los hechos relatados siempre le ocurrieron al «amigo de un amigo», y nunca es posible verificarlos con propiedad. El segundo es más bien subjetivo y no puede usarse como elemento único de diagnóstico, pero sí como firme indicio: la historia es demasiado buena para ser cierta.

Algo así sucede con «las fotos de Chelsea», un reciente hit viral que no pocos internautas consideran como un invento.

El episodio en cuestión gira alrededor de unas fotos que Chelsea mandó a su marido desde su celular. Ella estaba pasando la noche sola -al menos en teoría- en una habitación de hotel, quizá por un viaje de negocios. Y a modo de besito de las buenas noches, envió a su marido un par de selfies en paños menores. «Una más antes de irme a la cama», añade en una de las imágenes.

Para su desgracia, Chelsea pagó caro un error común en los fotógrafos aficionados: no cuidar el fondo de la imagen.

«¿Quién está contigo en la habitación?», preguntó de inmediato el marido, al que le dieron muy mala espina los botines masculinos que aparecían en la foto, justo debajo del mueble del televisor.
Y si bien ella intentó capear la tempestad, jurando que estaba sola y que jamás lo engañaría, la respuesta del esposo es breve y lapidaria: advertirle que se las verá con su abogado.

Divulgada por Daily Mail, la historia se viralizó con rapidez en las redes sociales. Y mientras muchos internautas se dedican a juzgar a la mujer o a su marido, otros tantos aseguran que se trata de un embuste.

En caso así no queda más que coincidir con Julio Cortázar y su frase «lo más probable es que quién sabe». Sí podemos permitirnos recomendarle a Chelsea que tenga más cuidad con sus próximas selfies, y a los dueños del hotel que cambien sus televisores por unos plasmas bien de bute.

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