Marie Anne Erize era una chica normal. Hija de padres franceses y nacida y criada en Buenos Aires, pero creció en una época con muchos sucesos. Conocida en su adolescencia como la «flaca» o «la francesita», tornó las burlas en cuanto a su pesa en una fortaleza al convertirse en modelo.
«La chica de la izquierda», la que recibe miradas misteriosas en esta publicidad de Jockey. Al comenzar sus aspiraciones y carrera en la moda, viajó a Europa, donde conoció una nueva realidad. Para cuando volvió a Buenos Aires, nada era lo mismo. Y ella también cambiaría.
Desde entonces, además de ser vista en pasarelas, Marie Anne se dedicó a la política «a su manera». Se sumó al peronismo de izquierda, y mezclando sus dos pasiones recorrió el mundo: París, Nueva York, Punta del Este, Saint Tropez… también villas marginadas, como Bajo Belgrano.
No se conformó sólo con ser vista en portadas de revistas, ella quería hacer más que «sólo su trabajo». Así se hizo militante base de Montoneros, una organización armada socialista y populista, al mismo tiempo que entró a estudiar Antropología.
Dejó de usar su nombre, haciéndose llamar Katy, Lucía, Sofía u otros nombres que ocultaran su identidad. Sabía los riesgos que corría, los que eventualmente se hicieron verdad.
Para 1973 decidió alejarse de su trabajo como modelo y dedicarse a su trabajo como maestra voluntaria. Asistía especialmente a la villa Bajo Belgrano, donde conoció a su último amor: Daniel Rabanal, también militante. Trabajó en otros lugares, como en Villa 31, junto al Padre Múgica.
La modelo nunca fue armada, pero su decisión política la llevó a la clandestinidad junto a su pareja. Hasta que Rabanal cayó detenido en Mendoza. Eso la llevó a vivir en San Juan, cerca de Chile, aún ocultándose.
Fue medio año después del golpe militar de Argentina que frente a ella apareció un misterioso vehículo. Después, con sólo 24 años, Marie Anne desapareció. El 15 de octubre de 1976 se le perdió el rastro.
Recién el 2013 fueron condenados los siete militantes responsables, entre otros cargos, de su desaparición y violación. Se le atribuye ser la inspiración de la canción «La montonera» de Joan Manuel Serrat, pero es una hipótesis que el cantante nunca ha afirmado.
La vida de Marie Anne terminó siendo un misterio, al igual que su paradero.