Negocio redondo: Una perfumería está embotellando el olor de personas fallecidas.

Navokov decía que “Nada revive el pasado como un olor asociado con él”.

Y los científicos, encargados de poner a prueba la poesía, han querido corroborar esto a través de varios estudios, pero lo más probable es que todos hayamos experimentado que en un momento, en cualquier parte, un olor nos haya sumergido en el mar de recuerdos de un amor perdido, un ser querido que ya no está en este mundo o una situación que nos marcó. Es decir, un olor puede llegar a ser una especie de máquina del tiempo natural que nos transporta inevitablemente.

Pues bien, aprovechando esta capacidad natural, una perfumería ha iniciado un raro experimento.
Todo empezó con una mujer francesa llamada Katia Apalategui, que sufrió hace 7 años la muerte de su padre y que para lidiar con esa separación, decidió capturar su aroma en un perfume. Para lograrlo se asoció con investigadores de la Universidad de Havre, quienes ya han estado trabajando en la destilación del aroma humano.
Aún no han dicho cómo funciona el asunto, pero los investigadores dicen que lo único que se requiere es una prenda de la persona de dónde extraer moléculas que conforman su olor característico. El proceso solo tardaría 4 días.

Esto obviamente abrió el apetito del oportunista hijo de la mujer francesa, quien decidió que con la ayuda de un químico, abrirá un negocio para vender “aromas reconfortantes”. “Estamos yendo a las casas funerarias para ofrecer el olor del difunto a las familias”, comentó el descorazonado emprendedor. “Se venderá por alrededor de 560 euros”, añadió, imaginando ya la fortuna de su idea. Pero el negocio no llega hasta ahí, pues el muchacho y su santa madre, tienen pensado también vender «olores de personas amadas», para el Día de los enamorados. Porque, como todos sabemos, ese día varios románicos pierden el juicio en nombre del amor, razón por la cual esta idea será sin duda, un negocio redondo.