Tinder y algo que te sorprenderá más allá del esperado match

Quizá usted, estimado lector ha abierto el link de esta nota porque ha tenido uno que otro acercamiento con la nunca bien ponderada aplicación que lleva por nombre: Tinder.  Tal vez se ha creado una cuenta o simplemente se ha enterado por ahí de lo que se trata.

Ahora, para los que no saben, les cuento que tinder es una aplicación que permite a los usuarios comunicarse con otras personas en base a sus preferencias y su ubicación, para concretar citas o encuentros. Es considerada una de las aplicaciones de citas más importantes del mercado digital y en 2014 hasta fue nominada App del año, con más de cincuenta millones de usuarios.

Tinder es precisamente eso. Un mercado. Una especie de almacén virtual de personas que pueden o no gustarte y que están a un movimiento con el dedo de distancia. Porque la aplicación dispone de una interfaz de usuario que muestra sucesivamente diferentes perfiles de otros usuarios. El usuario desliza el dedo hacia la derecha para indicar interés por esa persona y a la izquierda si no está interesado, todo ello de forma anónima. Así que, en el caso de transformarte en un afortunado, puedes hablar con la persona que escogiste en el chat privado que tiene la aplicación.

Lo que es directamente proporcional al mundo real, y cuando digo mundo real me refiero al concreto, al cotidiano, en donde todo es así a la mano, cerca, prácticamente instantáneo – Y bajo esta lógica no debería sorprendernos que las relaciones personales también estuviesen puestas en vitrinas de exhibición y al precio más bajo del mercado: un par de fotografías escogidas minuciosamente con tal de promover la imagen que tú quieres proyectar y que para estos términos es lo único que importa.

 Les cuento que hace no mucho tiempo me creé una cuenta en esta plataforma virtual e hice lo que cualquier persona narcisa en mi lugar haría: Busqué en Facebook las fotos en las que había obtenido más likes de la audiencia y procedí a utilizar mi perfil. Y la razón por la que les cuento de mi experiencia es porque saqué una sola conclusión de todo esto, y es que tinder está lleno de posibilidades.

Puedes encontrar desde personas que no tienen absolutamente ningún interés más allá de un encuentro sexual y que son muy sinceros al respecto, hasta personas que evidentemente lo que hacen es buscar con desvelo algún atisbo de una relación seria.

Puedes encontrar personas que lo hagan por diversión, por aburrimiento, o como una forma de narcisismo que se va alimentando todos los días que consiguen un match. He conocido personas que de 172 chats distintos no han sacado absolutamente ningún resultado en la vida real, así como otros que llevan una relación de dos años y medio y  son inmensamente felices de haber probado alguna vez esta maravilla.

Personalmente, y dejando de lado  todas las graves y gravísimas implicaciones que puede tener en términos de seguridad. Creo que es bastante divertido.  Y  les digo honestamente que para ser una persona que no tenía expectativa alguna, me sorprendí y gratamente. Conocí a personas sumamente interesantes, con las que por implicancias propias de la vida no se concretaron más cosas si en términos de relación amorosa se trata. Pero fue la oportunidad de conversar de manera amena y agradable sin ningún tipo de presión de por medio.  Y aunque no conserve mi cuenta y  no sepa  si recomendar es la palabra, nada se pierde en intentar, dicen por ahí.

El Ciudadano