Empresas “líquidas”: Organizaciones se adaptan a los nuevos escenarios laborales del siglo XXI

Son capaces de gestionar otras realidades, como las nuevas formas de empleo, o retos demográficos, el envejecimiento de la población y la gestión de la diversidad

Por Félix Eduardo Gutiérrez

29/11/2019

Publicado en

Mundo / Trabajo

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“Vivimos en una sociedad que no solo cambia, sino que lo hace a gran velocidad. Solo las empresas que sepan adaptarse a esa velocidad serán las que sobrevivan y tengan éxito”.

La aseveración pertenece a Ana Sarmiento, experta en liderazgo, millennials y mindset para la diversidad, quien se atreve a vaticinar que el futuro y el presente de las empresas es “líquido”, un nuevo estado marcado por la velocidad con la que cambia la sociedad, como un sistema más vivo y dinámico que nunca.

El concepto se adapta a la creencia de que todo fluye, nada permanece, un clásico de la filosofía presocrática que ha alcanzado a las organizaciones empresariales del siglo XXI, reseñó el diario La Vanguardia.

Según Sarmiento, las empresas de hoy en día desarrollan sus negocios en lo que conocemos como “sociedad líquida”. Sin embargo, pocas saben cómo dar con éxito el paso hacia esa transformación.

Para la especialista, la vida en la sociedad líquida es imposible de detener. Los avances del día a día exigen a todos los niveles una modernización constante, donde es común desprenderse de los modelos que han rebasado su fecha de caducidad en una continuada disrupción.

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Las empresas líquidas alimentan el amor de los stakeholders (interesados) de manera permanente y saben medir las consecuencias de lo que siembran en su operación. Foto: La Vanguardia.

“Las empresas líquidas surgen para minimizar este impacto tanto en el corto, como en el largo plazo”, señaló la experta.

Hablamos de empresas que muestran su capacidad de compromiso con su entorno y sus trabajadores. Con sus relaciones, en general.

“En la cadena del negocio se interactúa con muchos actores: accionistas, gobierno, clientes, proveedores, empleados, ciudadanos. En un mundo en el que cada vez hay más competidores, hay que renovar ese compromiso diariamente.

Las empresas líquidas alimentan el amor de los stakeholders (interesados) de manera permanente y saben medir las consecuencias de lo que siembran en su operación”, apuntó.

Las empresas líquidas son también empresas diversas. “La diversidad es la esencia del mundo actual y las empresas líquidas son una representación de los clientes a los que sirven y de los proveedores de quienes se nutren”, valoró Ana Sarmiento quien destaca que, según el informe de la ONU sobre revisión de las perspectivas de la población mundial, para el 2050 por primera vez, en las empresas convivirán hasta cuatro generaciones diferentes. Esto representa “todo un reto”.

Empresas que, en definitiva, “prevén y gestionan otras realidades como las nuevas formas de empleo, o retos demográficos como el envejecimiento de la población y la gestión de la diversidad”.

Considerada como la “gurú de los millennials”, Sarmiento es experta en diversidad laboral, defiende su espacio en el mundo laboral y es capaz de descifrar lo que necesitan para que su integración en una empresa sea un éxito también a través de mentoring y coaching.

Antes de volverse líquidas, las organizaciones deben estar preparadas para desapegarse de sus viejos modelos mentales. También para desprenderse de formas de trabajar propias del siglo XX.

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Empresas “líquidas”: Organizaciones se adaptan a los nuevos escenarios laborales del siglo XXI . Foto La Vanguardia.

Las empresas líquidas lideran nuevos marcos laborales que permiten trabajar de forma más flexible, que mejore la conciliación entre la esfera personal y profesional.

La colaboración, el trabajo en equipo y, al mismo tiempo, el trabajo en remoto son las nuevas formas con las que la empresa deja de mirar el reloj para poner el foco en los resultados.

Uno de los sectores en los que el cambio de estado se ha hecho más evidente es el bancario, con Banco Santander como una de las entidades que está liderando el viaje de lo rígido a lo líquido.

La entidad está volcada en el desarrollo e implantación de una política corporativa que apuesta por el “flexiworking”.

Aplicable a todo el grupo, este programa incluye un amplio conjunto de medidas para que cada empleado pueda beneficiarse según sus necesidades personales y su situación profesional.

Organización de la jornada laboral para flexibilizar el dónde (lugar de trabajo) con horarios de entrada/salida, configuraciones alternativas del día, regulación de vacaciones, y el cuánto (horario), con la introducción del trabajo de forma remota en días y momentos puntuales, teletrabajo a tiempo completo.

Medidas imprescindibles para satisfacer un nuevo orden de necesidades y expectativas por parte de la que en solo cinco años será su fuerza de trabajo más numerosa: la millennial.

“Estamos promoviendo una gestión racional del tiempo de trabajo y su aplicación flexible, así como el uso de tecnologías que permitan una mejor organización del trabajo de nuestros empleados y que incluye a su vez el derecho a la desconexión digital”, apuntaron desde el Banco Santander.

En una sociedad líquida, según añadió la experta Ana Sarmiento, no tienen cabida formaciones puntuales para resolver problemas que se han detectado en el pasado.

Cada día es un aprendizaje que permite virar el timón cuando cambien las aguas. “Se aprende navegando, reflexionando sobre lo sucedido en el día y realizando los ajustes en un pis-pas”, aseveró.

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