Los vínculos entre Claudio Orrego y el fundador de ProCultura

La relación entre Claudio Orrego y el fundador de ProCultura, Alberto Larraín se remontan a 2012 cuando siendo el primero alcalde, el psiquiatra fue nombrado director del área de Salud Mental en Peñalolén. Larraín luego participó en la campaña de primarias del militante demócratacristiano y ha servido de articulador entre el mundo de la vieja falange y el Frente Amplio. El premio fueron mil 600 millones de pesos entregados para un proyecto de prevención del suicidio de manera directa por el gobernador.

Los vínculos entre Claudio Orrego y el fundador de ProCultura

Autor: Mauricio Becerra

El fundador de ProCultura, el psiquiatra Alberto Larraín, y el candidato a la reelección por el GORE Metropolitano, Claudio Orrego Larraín, comparten más que el apellido. Ambos iniciaron su carrera política en la Democracia Cristiana (DC) y pertenecen al viejo linaje concertacionista.

Claudio Orrego Larraín es hijo del parlamentario y dirigente demócratacristiano, Claudio Orrego Vicuña. Estudió en el Colegio Saint George y luego Derecho en la Pontificia Universidad Católica. Posteriormente hizo un Máster en Políticas Públicas en Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard (1995). A fines de la dictadura (1987-1989), cuando Orrego era estudiante secundario, frecuentó parroquias en la población Lo Hermida de Peñalolén; y en 1990 fue electo presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC).

Tras postular como alcalde y ser electo concejal de Peñalolén, renunció al cargo para ser nombrado ministro de Vivienda y Urbanismo, en 2000, por el presidente Ricardo Lagos. En 2004 volvió a disputar la alcaldía de la comuna precordillerana, siendo electo con 47% de los votos. Con experiencia en la obtención de fondos, impulsó varias iniciativas en Peñalolén, como la creación del centro cultural Chimkowe, promovió los presupuestos participativos y una política de mostrar su gestión, uniformando con chaquetas rojas a los funcionarios municipales e invirtiendo grandes recursos en medios de propaganda y publicidad.

Orrego promovió la llegada de universidades como la Adolfo Ibáñez a las faldas del cerro San Ramón, la extensión del terreno para inmobiliarias y políticas de complementariedad público-privadas como el modelo del banco Yunus para apoyar a microempresarios y eventos deportivos. También enfrentó un fuerte movimiento de pobladores sin vivienda que se tomaron terrenos destinados por Orrego a ser un parque.

Si Orrego es el hijo del linaje demócratacristiano que ha ido ganando experiencia política como candidato, el psiquiatra Larraín se mantuvo lejos de postular a cargos públicos y cumplió el rol de gestor de iniciativas y articulador de redes. Siendo adolescente estudió en el colegio San Ignacio Alonso Ovalle y el fervor religioso lo encaminó un tiempo como novicio de los jesuitas. Sin embargo, una crisis mental a los 21 años lo llevó a ser hospitalizado. “Cuando tenía 21 años tuve una hospitalización siquiátrica que marcó de forma importante mi vida. Me dijeron que nunca iba a poder volver a estudiar, hasta que conocí a un psiquiatra que me ayudó, e incluso me dijo que podía hacer la siquiatría mi vocación”- confesó en una entrevista a La Segunda.

El impulso fue provechoso. Tras estudiar Medicina en la Universidad de Chile, hizo un magíster en Bioética, se especializó en psiquiatría y, posteriormente, inició un doctorado en Salud Pública.

Al mismo tiempo se involucraba en política partidaria, militando a partir de 2011 en la Democracia Cristiana, el año de la revuelta estudiantil, e integraba con la élite concertacionista a través de su matrimonio con Josefina Huneeus Lagos, hija del abogado y diplomático, Carlos Huneeus, y de la economista de Latinbarómetro, Marta Lagos. Tuvieron dos hijos y años después se divorciaron.

En 2012 las redes comienzan a cruzar a Claudio Orrego con Alberto Larraín. Siendo el primero alcalde de Peñalolén, el psiquiatra asume como director del consultorio de Salud Mental, espacio en donde desarrolló un proyecto pionero enfocado en el adulto mayor, el centro Kintun.

Al finalizar el primer gobierno de Piñera, Larraín participó activamente en la candidatura en las primarias de la Nueva Mayoría de Claudio Orrego, quien terminó tercero y obligado a apoyar a Michelle Bachelet.

Con la presidenta en su segundo gobierno, Orrego fue nombrado Intendente de Santiago, ocupando el cargo entre 2014 y 2018. En tanto, Larraín comenzó a desplegar su campaña para dar importancia a la salud mental, integrando así espacios de discusión y ejecución de políticas públicas. En la época integraba al interior de la DC el movimiento Cardumen, junto a otros militantes profesionales de generaciones sub-35, con formación jesuitas o ignaciana y ex miembros de Un Techo para Chile. En dicho grupo figuraron Claudio Castro, elegido en 2016 alcalde de Renca; Cristián Bowen, María Luisa España, José Burmeister y Nicolás Muñoz.

Al interior del gobierno de Bachelet, Larraín llegó a ser consejero de la Subsecretaría de Salud Pública, a cargo de Jaime Burrows, también militante demócratacristiano. Integró así la comisión sobre discapacidad y salud mental y confeccionó el Plan de Demencias del Ministerio de Salud. Se mantuvo en el cargo hasta mayo de 2017, cuando se sumó a la campaña presidencial de su correlegionaria, Carolina Goic.

Por primera vez la DC corrió por fuera del pacto de la ex-Concertación.

El resultado fuev un fiasco: obtuvieron el 5,88 % de los votos.

Ya en el gobierno de Sebastián Piñera II, Larraín fue capaz de anticipar los vientos políticos que conducen el barco de la DC al naufragio y comenzó a aproximarse a la nueva generación de políticos articulados en el Frente Amplio. Del mismo modo, se preocupó de establecer redes de poder con políticos y empresarios, aprovechando sus dotes comunitativas y perfil terapéutico. Al mismo tiempo se vinculaba con una nueva generación de médicos que usando la evidencia como herramienta metodológica comenzaron a posicionarse en la discusión de las políticas públicas.

Larraín ha sabido jugar un rol de bisagra entre dos generaciones. En la media de los treinta comenzó a articular los mundos de la añosa DC con las nuevas generaciones que llegarían al gobierno, los que en la actual administración de Boric han acercado posiciones. De hecho, si en las elecciones de gobernadores anterior el FA puso a competir a Karina Oliva contra Claudio Orrego por la gobernación metropolitana hasta una disputada segunda vuelta, en la contienda del próximo fin de semana Orrego fue ungido como el candidato del oficialismo.

En la contienda anterior, Orrego pasó de ser el candidato de la DC en la primera vuelta a representar para el balotaje a todo el centro político y la derecha chilena. Una de sus apariciones públicas anteriores fue una visita promovida como una iniciativa de paz en medio del estallido al presidente Piñera en el Palacio de la Moneda. La actividad había sido organizada por Mariana Aylwin y los convocados llegaron vestidos de blanco para dar un mensaje de calma y unidad.

Con los votos de la derecha y con su contrincante Karina Oliva en medio de un escándalo luego de que Ciper Chile publicara montos abultados de pago en su campaña y con allanamientos de agentes policiales rompiendo puertas en el comando de la candidata televisados por los matinales, Orrego fue electo como gobernador de la Región Metropolitana con un 52,7% de las preferencias.

Ya en el gobierno de la Nueva Mayoría, la adopción de políticas similares a las implementadas por los anteriores gobiernos de la Concertación por parte del presidente Boric desde el 2021 han acercado posiciones entre el Ejecutivo y el gobernador. Gestos como el discurso dado por el presidente al inaugurarse el monumento a Patricio Aylwin y las políticas en seguridad ciudadana con énfasis policial que comparten tanto las autoridades del Ministerio del Interior con Orrego, han alllanado el camino. Así quien saliera de la DC por la derecha hoy es el candidato único del oficialismo para enfrentar a la misma derecha que apoyó su anterior elección.

LA BANDERA DE LA SALUD MENTAL

Como abanderado de la lucha por la salud mental a Larraín le fue fácil introducirse en una nueva generación política que aprendía los conceptos de neurodiversidad a la par que se ampliaban los diagnósticos psiquiátricos en la población. Cuando en 2018, el entonces diputado Gabriel Boric hizo público su diagnóstico de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), se aproximó al futuro mandatario. Si bien, gente del entorno de la época dicen que se transformó en el terapeuta de Boric, Larraín ha negado en entrevistas posteriores rotundamente dicha relación. De igual modo, el mismo Boric convenció a sus pares parlamentarios de realizar una coordinación técnica de políticas de salud mental, poniendo a Larraín a cargo.

Pese a lo oscuro de ese período en la biografía del presidente Boric, lo cierto es que Larraín fue clave en el cambio de posición del entonces diputado respecto de la despenalización de sustancias declaradas ilícitas, como el cannabis. Esto se hizo más evidente en medio de la campaña presidencial del actual mandatario, cuando también el Colegio Médico (Colmed) con Izkia Sichez a la cabeza se sumaron, primero desprestigiando la candidatura de Daniel Jadue y, una vez con el comunista fuera del camino, se sumaron en segunda vuelta a apoyar al candidato del Frente Amplio.

Con Izkia el Colmed pergeñó de la mano de la Fundación Epistemonikos un estudio de Medicina Basada en la Evidencia para concluir que el cannabis no tenía ninguna posibilidad terapéutica en enfermedad alguna, estudio que sirvió de munición en la discusión parlamentaria que despenalizaba el cannabis para uso personal. Si bien Boric como diputado aprobó la iniciativa despenalizadora, una vez ungido como candidato en pleno debate presidencial en la televisión sostuvo que hay ideas que había cambiado a partir de «la evidencia científica», refiriéndose a su posición respecto de la despenalización de las drogas y la marihuana en particular.

Fue la primera voltereta del actual presidente y en ese cambio de postura el psiquiatra Larraín tuvo un rol más determinante que la presidenta del Colmed.

En tanto, Larraín seguía en contacto con su viejo amigo Claudio Orrego. El 29 de junio de 2020 hicieron un live en conjunto dedicado, como no, a su campaña de salud mental.

Tras el estallido, Larraín supo posicionar el discurso de la carencia de salud mental en la población como uno de los problemas que condujeron a la explosión social. De hablar tranquilo y carismático, en momentos de más interrogantes que certezas, concitaba adeptos fácilmente con frases como “las élites no logran entrar en sintonía con el dolor y no logran dimensionarlo”.

Todo un Paulo Coelho pero que en vez de vender libros de autoayuda, promueve el trabajo de su fundación. En una entrevista en la Radio Usach argumentaba que “desde el punto de vista de salud mental, nosotros nunca habíamos estado peor. Se proyecta que haya sobre 5 millones de compatriotas sintomáticos. El 30% del personal sanitario está con licencia de salud mental, ha incrementado el consumo de cocaína y marihuana con modificación genética y hay niños y niñas que reportan problemas de aprendizaje”.

Su panorama era desolador: “Cuando veo que la población pide ayuda económica, profesores reventados, alumnos que dicen que no están aprendiendo, pero tú sigues poniendo la norma burocrática por sobre el bienestar, es violento y no se logra tomar el peso a la salud mental”.

La respuesta, obviamente era la ampliación del estamento terapéutico psiquiátrico, claro que esta vez ofreciendo los servicios de la Fundación ProCultura. Al problema de salud mental de la población, se debían instalar más espacios para el despliegue de psiquiatras y psicólogos dispuestos a diagnosticar de mejor manera a la población junto con la provisión de instancias y estrategias de cuidado. Todo en el ámbito de la tercerización de funciones del Estado y de la complementariedad público-privada.

LA AMPLITUD DE GIROS DE PROCULTURA

En forma paralela a su inserción en las redes de poder político, Larraín creó en 2010 la Fundación ProCultura junto a la fotógrafa Ilonka Csillag. El giro de la fundación fue tan amplio como los intereses del psiquiatra, postulando desde proyectos del ámbito de la salud mental hasta concursos de rescate patrimonial. Si en las grandes ciudades un terapeuta de ProCultura realizaba terapias para rehabilitar del consumo de drogas, en Til Til desarrollaban un programa de acompañamiento de mujeres embarazadas y en Chiloé otro grupo estaba a cargo de reparar la fachada de una iglesia. En una presentación ante la minera Angloamerican definieron como aŕeas de trabajo: fotografía e identidad, difusión cultural, desarrollo social, puesta en valor del patrimonio, arquitectura, ciudad, vivienda identitaria, educación identitaria y estudios en salud mental. Con más de sesenta años, al poco tiempo Ilonka quedaría como presidenta honoraria de la fundación y el psiquiatra a cargo del buque.

Tanto en el segundo gobierno de Bachelet como el de Piñera, ProCultura continuó recibiendo fondos públicos para la ejecución de sus proyectos.

Una investigación de DF-MAS, contabilizó que entre 2010 y 2023, ProCultura firmó 67 convenios con instancias estatales, como la Corfo, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, la Subsecretaría de Interior y los gobiernos regionales de Valparaíso, Ñuble, Biobío, Aysén y Metropolitano.
https://dfmas.df.cl/df-mas/personaje/los-complicados-dias-del-fundador-de-ProCultura

Con el gobierno del Frenta Amplio (FA) y el GORE Metropolitano en manos de su viejo amigo, Claudio Orrego, ProCultura multiplicó por diez sus ingresos, aumentando de $ 316.849.723 en 2021 a la cifra de $ 3.282.841.556 al año siguiente.

El GORE Metropolitano se puso con $1.683.788.000 con ProCultura para el El Programa Quédate, el monto más alto entregado a una organización para un programa en salud mental por parte de un gobierno regional en toda Latinoamérica, según fue promocionado en junio de 2022. Y no hubo concurso público de por medio, sino que fue asignación directa.

Era mucha la confianza del gobernador hacia quien conocía hace ya más de una década.

Tantos proyectos desarrollados desde Antofagasta a Magallanes, hicieron que el número de empleados de ProCultura fuera más de 200 personas. Una auténtica industria de la salud mental y el rescate patrimonial en funcionamiento.

Pero en septiembre de 2023 vendría el caso Fundaciones y ProCultura saltaría al ojo del huracán. Tras aparecer montos por más de 5 mil millones de pesos gestionados entre instituciones públicas y privadas saltaron las alertas. Sobre todo cuando se calcularon sobrecostos en proyectos como la renovación de fachadas en Antofagasta gestionados por la entidad. El hecho sembró las dudas sobre toda su amplia gama de intervenciones, las empresas desistieron de lso convenios, los organismos públicos cancelaron los contratos y los funcionarios comenzaron a renunciar al no recibir sus pagos. El cierre definitivo fue en noviembre de 2023, ocasión en que la fundación reclamaba haber sido víctimas de un “irreparable daño patrimonial y reputacional”.

El Programa Quédate, orientado a prevenir el suicidio y con dos años para su implementación, fue cortado a los 11 meses. De los 30 profesionales originales, se terminó trabajando con apenas 8 y, según datos entregados por el GORE Metropolitano tras liquidar el convenio con ProCultura, el 9 de enero de 2024, se alcanzaron a realizar 1.847 atenciones de salud mental, siendo 440 de estas intentos de suicidio; se hicieron 5.795 contactos vía chat y 3.626 orientaciones a través de internet.

Cuando el GORE decidió revisar las cuentas, se encontró con que de los mil 600 millones de pesos entregados, Pro Cultura había rendido cerca de 600 millones. El resto se esfumó.

Todo hoy día es objeto de investigación por la Fiscalía, que el pasado 15 de octubre mandó a allanar a la PDI 14 residencias de los directores de la fundación, entre ellos el del psiquiatra Larraín en la comuna de Ñuñoa, donde se encontró un computador que no se había hallado en un primer allanamiento el año pasado.

LA DEMANDA DE ANGLOAMERICAN

El 15 de octubre reciente la multinacional Anglo American presentó una querella por estafa contra la Fundación ProCultura al no rendir una cifra superior a los $290 millones de un paquete de $405 millones de que la minera había entregado como donación entre los años 2021 y 2023.

Según reclamó Angloamerican desde 2017 comenzaron a realizar proyectos de intervención comunitaria con ProCultura, alcanzado a desarrollar 28 proyectos, los que sumaron un aporte de la minera a la fundación del psiquiatra Larraín por $2.462.777.701, entre los años 2017 y 2023.

Sin embargo, tras estallar el caso que tiene en el centro del huracán al psiquiatra Larraín, la minera que explota las minas Los Bronces, El Soldado y Collahuasi, decidió poner revisar los últimos 9 convenios suscritos a partir de 2021 con ProCultura, detectando que en cinco habían “inconsistencias en su ejecución y rendimiento“.

“La Fundación ProCultura ha omitido la entrega de cualquier información verosímil sobre el estado de ejecución de estas iniciativas, como tampoco ha indicado el destino que tuvieron los fondos entregados por mi representada para la ejecución de estos proyectos”- reclamó Angloamerican en la presentación judicial.

El día del último allanamiento a la casa del psiquiatra Larraín, renunció su abogada defensora. El gesto se suma a las desconocidas desde septiembre de 2023 por parte de su amplia red de influencias, los que financiaban los proyectos de ProCultura o indicaban en donde podían mover fondos. Entre los distantes también está el gobernador Orrego, quien hasta ahora ha logrado no ser indicado ante los medios en la causa por la pérdida de mil millones de pesos. Hábil político, Orrego se sumó el año pasado como querellante en el proceso judicial seguido, argumentando que el GORE Metropolitano había sido estafado.

Y sí lo fue, de parte de un viejo correligionario presentado por el mismo Orrego ante el Consejo Regional y a quien, contra todo protocolo formal o precautorio, se le entregaron mil 600 millones de pesos sin llamar a concurso y en forma directa a partir de la confianza entre ambos.

Mauricio Becerra R.
El Ciudadano


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