El expresidente brasileño Jair Bolsonaro enfrenta una de las decisiones judiciales más duras desde su salida del poder: el Supremo Tribunal Federal (STF) ordenó este viernes que lleve una tobillera electrónica las 24 horas del día, cumpla un estricto toque de queda y se le prohíba el acceso a redes sociales.
Las medidas cautelare fueron ordenadas en el marco de la investigación penal que enfrenta el ultraderechista por haber liderado un complot golpista contra el Estado de Derecho con la intención de subvertir el resultado electoral que llevó al poder al actual mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
La Fiscalía lo acusa de cinco delitos, entre ellos golpe de Estado y abolición violenta del Estado democrático de derechos, cuyas penas sumadas pueden llegar a los 40 años de prisión.
Bolsonaro fue objeto de registros por parte de la Policía Federal, que allanó domicilios vinculados al exmandatario, entre los que figuran su domicilio de Brasilia y la sede del Partido Liberal (PL), formación que lidera el capitán retirado del Ejército.
Las restricciones: Tobillera, toque de queda y aislamiento diplomático
El STF determinó que Bolsonaro deberá: usar una tobillera electrónica de manera permanente, sin posibilidad de retirarla; respetar un toque de queda domiciliario entre las 19:00 y las 7:00 horas, incluyendo fines de semana y abstenerse de usar redes sociales, plataformas desde las que, según el tribunal, ha instigado acciones contra la democracia.
También quedó con prohibición de comunicarse con diplomáticos extranjeros o acercarse a embajadas, medida que apunta a evitar un posible asilo político, especialmente en la embajada de Estados Unidos.
Además, se le prohibió cualquier contacto con su hijo, el senador Eduardo Bolsonaro (PL-SP), actualmente en licencia de su mandato y quien se encuentra en Estados Unidos reunido con aliados de Donald Trump, buscando que Washington aplique sanciones al juez supremo Alexandre de Moraes.
Según el STF, estas restricciones buscan «impedir la continuidad de actos que amenazan la soberanía nacional».
La decisión del STF se basó en un informe de la Policía Federal, el cual reveló que Bolsonaro y su hijo, Eduardo, «vienen trabajando, durante los últimos meses, con autoridades gubernamentales de los Estados Unidos de América, con el objetivo de obtener la imposición de sanciones contra agentes públicos del Estado brasileño».
Ambos actuaron «intencionadamente y a sabiendas de forma ilícita» y «con el propósito de intentar someter el funcionamiento del Supremo Tribunal Federal al escrutinio de otro Estado extranjero, mediante actos hostiles derivados de negociaciones espurias y criminales con patente obstrucción a la justicia y el claro propósito de coaccionar a este Tribunal».
Según el juez supremo Moraes, el ultraderechiusta viene cometiendo «actos ejecutivos , claros y expresos y confesiones flagrantes de la práctica de actos criminales, especialmente los delitos de coacción en el curso del proceso, obstrucción de la investigación de un delito penal que involucra una organización criminal y un atentado a la soberanía y permanecen, siempre en el sentido de inducir, instigar y asistir a un gobierno extranjero a practicar actos hostiles a Brasil y el intento flagrante de someter el funcionamiento del Supremo Tribunal Federal a los Estados Unidos de América, con el propósito de ‘archivar/extinción’ del AP 2668».
El magistrado subrayó que «la Corte Suprema Federal siempre será absolutamente inflexible en la defensa de la soberanía nacional y en su compromiso con la democracia, los derechos fundamentales, el Estado de derecho, la independencia del Poder Judicial Nacional y los principios constitucionales brasileños. Debemos recordar siempre la lección de Abraham Lincoln, decimosexto presidente de los Estados Unidos de América, responsable del mantenimiento de la Unión y la Proclamación de la Emancipación, quien afirmó que «los principios más importantes pueden y deben ser inflexibles».
Estas nuevas medidas se suman a una serie de procesos judiciales abiertos contra el exmandatario, desde que dejó el poder en 2022, ya que investigaciones anteriores lo señalan por su cuestionada gestión de la pandemia, ataques al sistema electoral y la supuesta responsabilidad en el intento de golpe de Estado protagonizado por sus seguidores, en enero de 2023.

Bolsonaro acusa «máxima humillación»
Tras conocerse las medidas cautelares, Jair Bolsonaro declaró ante la prensa que se trata de una “máxima humillación” y aseguró que nada lo “coloca en un plano golpista”, algo que, según él, “no existió”.
A su juicio, el proceso penal en su contra es una “persecución”, tal como también afirmó días atrás, el presidente estadounidense Donald Trump, quien calificó el proceso como una «caza de brujas»L y a Bolsonaro como “perseguido político”.
Asimismo, impuso un aumento del 50 % en los aranceles a productos brasileños, como una clara represalia contra el gobierno de Lula.

A Kast no le van a gustar las restricciones contra Bolsonaro
Las nuevas restricciones que pesan sobre el mandatario brasileño no serán del agrado del candidato presidencial del Partido Republicano, el vínculo entre ambos se ha vuelto más profundo y fuerte desde 2018.
Todo surgió con una carta que le envió Kas a Bolsonaro luego de que sufriera un atentado en que fue apuñalado durante un mitin público que este realizó en medio de su campaña a la presidencia e Brasil.
“Estimado Jair, le envío un cordial saludo desde Chile y le deseo una pronta recuperación del infame ataque al que ha sido sometido”, exprrsó.
Fue un mes después de que Kast envió esa misiva que uno de los hijos del presidente brasileño, el congresista Eduardo Bolsonaro, lo invitó la casa de la familia en Brasil.
Fue dicha reunión el punto en que la relación entre José Antonio Kast y Jair Bolsonaro se volvió “más fuerte y profunda” según el medio brasileño The Brazilian Report, afirmando que “ambos comparten el impulso de luchar contra los políticos y gobiernos de izquierda en América Latina”.
“Le regalamos la polera de Chile para que sigamos fortaleciendo la relación entre ambos países y juntos, construyamos una alianza que derrote definitivamente a la izquierda en Latinoamérica”, publicó en esa oportunidad el abanderado republicano en Twitter.

Luego de la elección, en diciembre de ese año, Kast se reunió con su hijo Eduardo Bolsonaro, tras una visita a Santiago.
La relación entre Kast y Bolsonaro ha sido objeto de atención mediática y críticas por su naturaleza conservadora y su enfoque en la defensa de la dictadura militar y la ultraderecha en la región.
Según el diario brasileño Oglobo, esta cercanía sería “más profunda de lo que quieren admitir públicamente”, principalmente gracias al empresario chileno-alemán, Sven von Storch, conocido por ser un ferviente luchador contra la “globalización” y su esposa, la condesa y exdiputada por AfD (Alternativa para Alemania), Beatrix von Oldenburg.
De acuerdo con el medio este matrimonio es “responsables de una serie de plataformas que profesan el anti comunismo, la abstinencia sexual, la oposición al matrimonio igualitario e ideas anti inmigración”.

Kast avaló intento del golpe de Estado orquestado por Bolsonaro
Luego de la derrota de Bolsonaro ante Lula da Silva en las elecciones del 30 de octubre de 2022, José Antonio Kast avaló el intento de golpe de Estado impulsado por el ultraderechista- que hoy lo mantiene en medio de una investigación judicial-, afirmando sin pruebas, que le habían hecho fraude electoral.
En conversación con el medio español El Debate en noviembre de 2022, el republicano afirmó que «Bolsonaro ha demostrado en los hechos que aumentó su votación, que ganó en el Parlamento, ganó en la mayoría de las gobernaciones. Por lo tanto, hay un giro en Brasil muy interesante. Enfrentó a todos los medios de comunicación masivos, enfrentó toda la política internacional de izquierda».
Señaló que en las elecciones presidenciales Bolsonaro obtuvo un buen resultado «que, a mi juicio, sigue en debate».
«Si no se puede revertir el resultado de la elección a través de las reclamaciones que se están haciendo, lo más probable es que Lula dure un periodo y después vuelva a gobernar la derecha en Brasil», afirmó en esa ocasión.
Al ser consultado sobre si había habido fraude contra Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales brasileñas, el republicano respondió de forma tajante: «Estoy convencido de que hubo fraude en Brasil, sí. Lo que se ha mostrado es que hay distintas series de máquinas que registran el voto. Las últimas series están acreditadas y chequeadas para que no puedan desviar el voto que cuando yo aprieto 22 no aparezca 44»,
«Las máquinas iniciales, las más antiguas, no fueron chequeadas y curiosamente en los recintos donde estaban operando esas máquinas, la diferencia entre Bolsonaro y Lula era abismal. Había una desproporción en los votos, cosa bastante curiosa, por decir lo menos, a favor de Lula. Tendrá que ser el Tribunal Electoral el que ratifique el resultado. Si es así, habrá perdido Bolsonaro y tendremos que esperar cuatro años para que la derecha recupere el poder en Brasil», declaró a El Debate, antes de que el Tribunal Supremo de Brasil sancionara a Bolsonaro por la impugnación de las elecciones.