Columna de opinión

Kast y las mujeres

Sabemos que siempre ha sido pinochetista. Dijo en 2021 que, si Pinochet estuviera vivo, votaría por Kast. Y de ahí resulta que, si Pinochet fuera candidato, Kast votaría por él.

Kast y las mujeres

Autor: Margarita Labarca

Que José Antonio Kast es hijo de un oficial del ejército de Hitler y militante del partido nazi alemán, todos lo sabemos. Y con cierta razón se podría decir que nadie tiene que responder por lo que son o hicieron sus parientes.

Es cierto que el ambiente familiar influye, pero no siempre.

José Antonio Kast tuvo un hermano mayor, ya fallecido, llamado Miguel Kast Rist. Este nació en Alemania pues sus padres no habían alcanzado a llegar a Chile. Fue economista, ministro de Estado y presidente del Banco Central durante la dictadura de Pinochet.

Y volviendo a José Antonio Kast, sabemos que siempre ha sido pinochetista. Dijo en 2021 que si Pinochet estuviera vivo, votaría por Kast. Y de ahí resulta que si Pinochet fuera candidato, Kast votaría por él.

Ahora ha moderado sus planteamientos, afirmando que no respalda las violaciones a los derechos humanos del pinochetismo.

Pues claro, nadie se atrevería a decir que está de acuerdo con que a alguien le saquen los ojos con una cuchara, lo hagan violar por un perro, le quiebren cada hueso del cuerpo a martillazos, le metan una bayoneta por el culo o simplemente lo maten sin ton ni son, que es lo mejor que le podría pasar.

¿Separar estas nimiedades de otras, como venderles muy barato a sus amigos o parientes (como a su yerno Julio Ponce Lerou, que obtuvo Soquimich) los predios o las empresas expropiados en el gobierno de la Unidad Popular? ¿O mandar a matar a personas en el extranjero, como al general Carlos Prats y su esposa en Buenos Aires y a Orlando Letelier y su secretaria en pleno Washington? También mandó matar a Bernardo Leighton y su esposa en Roma, quienes quedaron gravemente lesionados.

En Chile, Pinochet ordenó los asesinatos de José Tohá, Eduardo Frei Montalva y miles de otros.

Pues ahora no voy a insistir sobre estos temas, que están muy trillados.

Me voy a ir por otro lado: el de las mujeres y de los jóvenes.

José Antonio Kast Rist se casó con la señorita Pía Adriazola Barroilhet en 1991, es decir, cuando él tenía 25 años y ella 24. Se habían conocido en la Universidad Católica mientras estudiaban Derecho. Él ya era abogado cuando se casaron, ella se tituló un poco después.

LAS MUJERES

Pues bien, este matrimonio tuvo nueve hijos. Antes, las abuelas y bisabuelas llegaban a menudo a 20 hijos, pero es que comenzaban como a los 15 años, que es a la edad en que se casaban, generalmente con un hombre de más de 30.

Pero tener nueve hijos es una brutalidad. ¿Por qué digo esto? Porque cada embarazo es para la mujer una revolución biológica, un desgaste, un esfuerzo físico y emocional tremendo. Todas las que han tenido hijos lo saben. Yo he tenido dos hijos y también lo sé.

Y, desde luego, no es sólo el embarazo, es la crianza, la alimentación, los médicos, la ropa, el colegio, los libros, el aprendizaje, en suma, el dinero y la preocupación que cuesta cada hijo.

Hay padres que ayudan, pero son escasos. Es que tienen que trabajar para mantener a ese familión, porque la esposa no puede, tiene que preocuparse de la prole.

Doña María Pía también pasó por eso. Pues por mucho dinero que se tenga, no basta con una sola niñera. Claro, con nueve o más hijos de diferentes edades, hay que tener varias niñeras. Por suerte, la señora de Kast podía hacerlo.

En una entrevista en El Mercurio de hace algunos años, doña Pía explicó que después de tener varios hijos, había querido postergar la maternidad con el uso de anticonceptivos.

Muy lógico ¿no les parece? ¿Por qué una mujer, y más encima una abogada, se tiene que pasar la vida en la casa, embarazada y cuidando guaguas?

Pues vean la respuesta de José Antonio Kast, que ella relata textualmente a El Mercurio:

“¿Estás loca? No se puede. ¿Cómo que no se puede?, si todas mis amigas lo hacen, le respondí. Entonces partimos a preguntarle al cura y éste nos remitió al médico especialista”.

Doña Pía no sabía que los anticonceptivos estaban prohibidos.

A ver, señoras y señoritas. En primer lugar ¿los anticonceptivos están prohibidos para los católicos? No lo creo, pero si Kast llegara a la presidencia, en primer lugar, eliminaría el aborto que existe en Chile. Y cuando no hay aborto legal, éste se practica ilegalmente, porque muy pocas personas pueden mantener a tantos hijos. Ninguna mujer está obligada a abortar, por cierto, lo hacen las que quieren. Y esos abortos los realiza gente sin ninguna medida higiénica, de modo que la mujer se infecta y se muere, simplemente.

Y no sólo eliminará el aborto, sino que el Presidente puede impedir que se importen anticonceptivos y más todavía, que se fabriquen en Chile. Conclusión, deberás tener todos los hijos que te mande Dios o la naturaleza. Y si no quieres tener esos 10 o más hijos, sólo podrás tener sexo de vez en cuando o de cuando en vez ¿Qué te parece un presidente que se inmiscuye en la vida sexual de la gente?

¿Y si no tienes muchos hijos te van a castigar? Claro que no, solo te van a discriminar. Si eres bien joven y vas a buscar trabajo, te preguntarán ¿Cuántos hermanos tienes? Yo, dos, dirás, yo ninguno dirá el del lado, yo ocho dirá el otro. Adivina a quién le van a dar el trabajo. ¿La empresa privada también? Pues sí, porque las empresas privadas tienen que adular al Presidente.

¿Y entre un hombre y una mujer, a quién van a preferir para un trabajo, para una beca, para una carrera universitaria? A los hombres, porque las mujeres son ausentistas y fallan en todo, pues se tienen que dedicar a criar guaguas ¿no?

Y cuando llegue la bendita menopausia, nunca han estudiado, nunca han trabajado, no saben hacer nada más que cocinar y cambiar pañales.

Parece que muchos jóvenes, hombres y mujeres de ahora, quieren tener pocos hijos o ninguno. A mí me parece bien porque hay demasiada gente en este mundo.

Pero Juan Antonio Kast no está de acuerdo en eso. Por lo menos en Chile hay que tener nueve o más hijos, porque si no, estamos perdidos.

Bueno, si usted cree que todo esto es irrelevante, vote por Kast y que le vaya bien.

Por Margarita Labarca Goddard


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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