La COP30 comenzará este 10 de noviembre y se extenderá hasta el día viernes 21 del mismo mes. Este año el evento tendrá lugar en Belém do Pará, Brasil, y reunirá a líderes de todo el mundo para evaluar el avance de los compromisos del Acuerdo de París y fortalecer el financiamiento para la acción climática. Será una cita clave para definir cómo los países acelerarán la acción climática rumbo a 2030.
La Conferencia de las Partes (COP) nació en 1992, en el marco de la “Cumbre de la Tierra”, como parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Este organismo fue establecido para coordinar y supervisar las acciones internacionales destinadas a cumplir los acuerdos y responsabilidades asumidos por los países frente al cambio climático.
Una cita clave para la acción climática global
La COP30 corresponde a la trigésima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, un encuentro internacional que reúne cada año a líderes políticos, expertos, organizaciones no gubernamentales y actores de la sociedad civil para debatir y coordinar medidas frente a la crisis climática.
Este año retomará los compromisos asumidos en el Acuerdo de París —adoptado durante la COP21— y profundizará los debates de las cumbres previas. Entre los ejes principales estarán la evaluación del avance hacia la meta de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C y el fortalecimiento del financiamiento climático, con el objetivo de impulsar medidas más ambiciosas tras los resultados de la COP29.
Entre los principales desafíos se encuentran equilibrar los compromisos entre naciones desarrolladas y en desarrollo en materia de financiamiento climático, asegurar que los objetivos de reducción de emisiones se ajusten a la evidencia científica, y enfrentar las consecuencias sociales y económicas del cambio climático que afectan con mayor fuerza a las comunidades más vulnerables.
Este año, el evento se llevará a cabo en Belém, una ciudad portuaria ubicada en la desembocadura del río Amazonas y conocida como la puerta de entrada a la región amazónica, que alberga el bosque tropical más extenso del mundo, un núcleo de biodiversidad fundamental para el equilibrio ecológico global.
Lo que dejó la COP29 camino a Belém
La COP29 estuvo marcada por la lentitud de las negociaciones y la falta de grandes acuerdos. Los países pactaron movilizar USD 300.000 millones anuales en financiamiento climático para 2035, una cifra considerada insuficiente frente al billón de dólares necesario para cumplir las metas globales.
Además, se hizo un llamado para que gobiernos, sector privado y organismos financieros incrementen sus esfuerzos y logren ese monto adicional. Aunque los avances fueron limitados, se destacó un nuevo impulso a los mercados de carbono y compromisos paralelos de países como Brasil, que aportaron cierto optimismo de cara a la próxima cumbre.
El foco puesto en las nuevas NDC
En la COP30 los países presentan sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés), que son sus planes para hacer frente a la crisis climática según lo establecido en el Acuerdo de París. Así, los países se comprometen a lograr objetivos para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y progresar en las medidas de adaptación al cambio climático, en ellas se deben abordar las formas de financiamiento.
Por lo tanto, será fundamental ver qué NDC presentarán los países que son parte del Acuerdo de París, instancia en la que se crearon estas NDC, donde 195 países se comprometieron a: Asegurar que el incremento de la temperatura global se mantenga bien por debajo de los 2 °C — idealmente limitado a 1,5 °C respecto de los niveles preindustriales —, fortalecer la capacidad de adaptación frente a los efectos del cambio climático y ajustar el financiamiento según las necesidades de cada país para cumplir con estas metas.
La COP30 será una oportunidad crucial para transformar los compromisos del Acuerdo de París en resultados tangibles. Desde Belém, en el corazón de la Amazonía, los líderes deberán demostrar si la cooperación global aún puede hacer frente a la crisis climática. Los acuerdos que surjan marcarán el ritmo de la acción hacia 2030 y definirán si el mundo logra mantener viva la meta de 1,5 °C.

