La última década ha aumentado la brecha entre ricos y pobres en América Latina

El 10% de la población latinoamericana más rica concentra casi la mitad de la riqueza de la región

Por Wari

17/10/2009

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El 10% de la población latinoamericana más rica concentra casi la mitad de la riqueza de la región.

La crisis económica no sólo afecta a los países del llamado Primer Mundo. La recesión tiene graves consecuencias sobre la pobreza mundial y cada vez estamos más lejos de alcanzar los objetivos del Milenio. El primero de estos objetivos es reducir a la mitad la pobreza mundial en 2015. En cambio, en 2009 hay 100 millones más de personas que pasan hambre, con lo que se llega a los 1.020 millones, una sexta parte de la humanidad.

Las diferencias de ingreso entre los más ricos y más pobres persisten y no hay suficientes políticas de cohesión social. A ello se suma el encarecimiento que desde antes de la crisis están sufriendo los precios de los productos básicos. El incremento del índice de precios alimentarios respecto a 2007 es del 52%.

El Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe ha confirmado que la situación de hambre ha crecido en la región un 13% en 2009 por el incremento de los precios en el segundo trimestre. En esta región, además, la brecha entre ricos y pobres registra uno de los valores más altos del planeta, los ingresos y el consumo no están distribuidos equitativamente entre la población. Según el último Informe de Desarrollo Humano el 10% de la población más rica de la región recibe entre el  40 y el 47% del ingreso total, mientras que el 20% más pobre entre el 2 y el 4%.

Asimismo, en África Subsahariana los precios son un 25% mayores que hace 2 años, lo cual no ha ido acompañado de una mayor generación de ingresos, mientras, en Asia y América Latina y el Caribe los cereales, por ejemplo, son un 25% más caros que antes de la crisis. Estos datos afectan a la seguridad alimentaria de millones de personas y la FAO advierte de que los países cuyo crecimiento disminuya un 4% pueden esperar un incremento de hasta el 2% en la malnutrición infantil.

Naciones Unidas insiste en que las estrategias para hacer frente a la pobreza por parte de gobiernos, empresa privada y organizaciones sociales deben favorecer la inserción de los más empobrecidos en el mercado. El representante del Programa de Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) Pablo Mandeville ha advertido que “estas estrategias no deben encararse con la perspectiva asistencialista, con programas altruistas o donaciones puntuales, sino favorecer la inserción de los que tienen menos recursos en el mercado, lo que significa luchar contra la desigualdad”.

En este sentido Intervida insiste en la necesidad de fomentar un escenario de cambio social en el que todas las personas tengan la oportunidad de mejorar sus vidas y salir de la pobreza.

La directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Josette Sheeran, ha apuntado que la crisis alimentaria mundial podría estabilizarse con sólo un 1% o menos de los paquetes de estímulo que los gobiernos de todo el mundo han diseñado para salir de la crisis. La previsión de envíos de ayuda para 2009 no se ha cumplido, de los 4.585 millones de euros necesarios para alimentar a 108 millones de personas en 74 países, sólo se han enviado 1.779 euros, menos de la mitad.

A ello se suma la escasa participación de los países más vulnerables a los reveses económicos en las cumbres internacionales sobre Pobreza y Cambio Climático del G-20. El Presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, reconoce que “puede que los países más pobres no estén bien representados en el G-20, pero no podemos ignorar los costos a largo plazo de la crisis mundial sobre la salud y la educación de sus pueblos”.

Tres cuartas partes de las personas que padecen hambre son campesinos y pescadores. La FAO estima que se necesita una inversión anual de 30.000 millones de dólares, pero actualmente la asistencia oficial para la agricultura apenas asciende a 5.000 millones de dólares. Así pues, es necesaria una inversión en agricultura, pero también formación para mejorar las técnicas, de manera que las regiones más vulnerables puedan ser autosuficientes y no depender de las ayudas puntuales del Primer Mundo.

Intervida trabaja en América Latina, una de las regiones más desigual del planeta en términos de distribución de ingresos según la Organización de los Estados Americanos, con programas que contribuyen a que algunas de las comunidades más pobres de las áreas rurales y urbanas de El Salvador y Nicaragua puedan ser autosuficientes para mejorar sus condiciones de vida y salir de su situación de pobreza.

En este sentido, lntervida trabaja en diferentes ámbitos, educación, salud, seguridad alimentaria y desarrollo económico, siendo común a todos, la defensa del medio ambiente y la igualdad de género.

LATINOAMÉRICA SE EMPOBRECE

De los 6.791 millones de habitantes del planeta, 2.600 millones viven con menos de 2 dólares al día, de los cuales 1.000 millones viven con menos de 1 dólar al día, si bien los fondos de cooperación al desarrollo ascienden a 100.000 millones de dólares anuales y tiene una capacidad limitada según advierte Naciones Unidas.

El 30% de la población latinoamericana vive en la pobreza, lo que se traduce en 180 millones de personas en situación de pobreza y más de 70 millones bajo condiciones de extrema pobreza. El Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe ha confirmado que la situación de hambre ha crecido un 13% en 2009 por el incremento de los precios en el segundo trimestre. El último Informe de Desarrollo Humano señala que el 10% de la población más rica de la región recibe entre el  40 y el 47% del ingreso total, mientras que el 20% más pobre entre el 2 y el 4%.

La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Alicia Bárcena estima que “unos cuatro millones de latinoamericanos engrosarán las filas del desempleo este año y es probable que varios millones regresen a la pobreza. La debacle económica ha cortado seis años de crecimiento, que han permitido sacar de la pobreza a 37 millones de personas”.

A ello se suma la difícil situación a la que se enfrentan países como Nicaragua, con una fuerte crisis financiera (el déficit supera los 7.000 millones de dólares), consecuencia de la congelación de las transferencias extranjeras ante las sospechas de fraude electoral, y un alto riesgo de sufrir una situación de crisis alimentaria entre febrero y marzo de 2010, según pronósticos recientes de la ONU.

El Programa Mundial de Alimentos subraya que Nicaragua se ha visto afectada por la caída de las remesas y la recesión económica estadounidense. Del mismo modo, en El Salvador las remesas han caído un 10,2% entre enero y agosto, dato alarmante teniendo en cuenta que las remesas han representado en el país el 17% del PIB, una las principales fuentes de ingresos de las familias.

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