Asumió Dilma Rousseff en Brasil, la primera mujer en dirigir la potencia latinoamericana

Dilma Roussef juró hoy como la primera mujer presidenta de Brasil en el Congreso Nacional, en ceremonia en que Michel Temer también realizó su compromiso como vicepresidente de esta nación suramericana

Asumió Dilma Rousseff en Brasil, la primera mujer en dirigir la potencia latinoamericana

Autor: Wari

Dilma Roussef juró hoy como la primera mujer presidenta de Brasil en el Congreso Nacional, en ceremonia en que Michel Temer también realizó su compromiso como vicepresidente de esta nación suramericana. La nueva presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, despidio hoy a su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva, quien fue aclamado por miles de personas concencentras frente al Palacio de Planalto. La nueva presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aseveró hoy que la lucha más obstinada de su Gobierno será por la erradicación de la pobreza extrema y la creación de oportunidades para todos los brasileños.

«Prometo mantener, defender y cumplir la Constitucion, observar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unión, la integridad y la independencia de Brasil«, leyó Rousseff y de inmediato fue ovacionada por los legisladores brasileños y los invitados presentes.

Poco después, Rousseff firmó el libro de términos de toma de posesión, con lo cual ya es oficialmente presidenta de Brasil.

Igual proceder efectuó Temer y, por ende, ya es el nuevo vicepresidente de este inmenso país suramericano.

Pese a la intensa lluvia, miles de brasileños se concentraron a ambos lados de la Esplanada de los Ministerios para presenciar la ceremonia de toma de posesión de Dilma Rousseff.

Con vitores de Ole, Ole, Ole, Dilma, Dilma, los concentrados frente a la Catedral de Brasilia saludaron la llegada de Rousseff desde la Granja del Torto, donde moró hasta hoy desde poco después de ser electa presidenta de Brasil en la segunda vuelta de los comicios generales de octubre pasado.

La persistente precipitación impidió que Rousseff realizará el primer trayecto entre la Catedral de Brasilia y la sede del Congreso Nacional -al final de la Esplanada de los Ministerios- sin la capota del Rolls Royce presidencial.

Sin embargo, desde dentro del vehículo, la presidenta electa saludó a la multitud que acompañó su recorrido.

Por primera vez en ceremonias de este tipo, seis mujeres policías escoltaron el carro presidencial, corriendo junto a él y seguidos además por 37 miembros de la caballería del batallón ceremonial.

Tras la llegada al Congreso Nacional, Rousseff y su vicepresidente electo Michel Temer fueron recibidos por los presidentes del Senado, José Sarney, y el de la Cámara de Representantes, Marco Maia.

En un implecable juego de saya y chaqueta blancas, Rousseff subió por el tapete rojo las escaleras ovacionada por legisladores, a quienes saludó.

Delegaciones de 139 países del mundo asisten a los actos de investidura de Dilma Rousseff, una treintena de ellas representadas por jefes de estado o de Gobierno.

ROUSSEFF DESPIDIÓ A UN LULA ACLAMADO POR EL PUEBLO

Tras recibir la banda presidencial de Lula en el Parlatorio de la sede del gobierno, Rousseff hizo su primer pronunciamiento a la nación, fue cumplimentada por los jefes de las delegaciones asistentes a su toma de posesión y posteriormente acompañó a Lula hasta la acera del Palacio de Planalto.

A la despedida de Lula por parte de la nueva mandataria de Brasil se sumaron el nuevo vicepresidente, Michel Temer, y los ahora ex ministros, entre ellos el ya ex canciller Celso Amorim.

Tras los emocianados abrazos y besos, Lula se dirigió a los congregados en la Plaza de los Tres Poderes y saludó a muchos de ellos, en gesto de agradecimiento por el respaldo popular con que contó durante su mandato.

De esa manera, Lula concluyó ocho años, exactamente dos mil 920 días, al frente de Brasil.

Con una popularidad tal vez récord a nivel mundial de 87 por ciento al dejar la presidencia, Lula consiguió lo que muchos coterráneos le vaticinaron como imposible – dada su condición de obrero metalúrgico, con sólo cuarto grado de escolaridad- conducir de manera acertada los destinos de este inmenso país suramericano.

A los éxitos económicos y sociales a nivel interno, aunque aún le quedaron pendientes algunos temas relevantes, durante el gobierno Lula Brasil obtuvo reconocimiento y prestigio internacionales que le permitieron participar como actor principal en asuntos de importancia universal.

Fue ese Lula, forjado y formado en las luchas sindicales, y con la experiencia y lecciones de tres derrotas electorales (1989, 1993 y 1995), el que ganó la segunda vuelta de los comicios generales de octubre de 2002 y en la misma ronda las elecciones de 2006.

Sus ocho años al frente de los destinos de Brasil son evaluados de manera excelente o positiva por el 87 por ciento de los brasileños, de los que sólo un 2,3 por ciento califica de mala o pésima su gestión personal.

Es ese mismo Lula que esta tarde transmitió la banda presidencial a su sucesora y ahijada política Dilma Rousseff, y descendió la rampa del Palacio de Planalto para retornar a su residencia personal de Sao Bernando do Campo, en Sao Paulo.

Como ha dicho en reiteradas oportunidades recientes, allá espera desencarnarse como mandatario, pero nunca abandonar la política, porque eso para él es como respirar o alimentarse.

Ya como ex presidente de Brasil, Lula tiene previsto antes de llegar a su destino final, hacer un alto en el hospital Sirio-Libanés, de la capital paulista, para visitar a José Alencar, su vicepresidente durante los ocho años que estuvo en el Palacio de Planalto.

Alencar está internado en ese centro asistencial desde el pasado día 22 debido a una hemorragia abdominal grave motivada por un cáncer que padece en esa región del cuerpo desde hace más de una década, agravado por un sarcoma surgido en 2006. En total Alencar ha pasado por 17 cirugías en su lucha contra esa enfermedad.

ROUSSEFF PRIORIZARÁ LA ERRADICACIÓN DE LA POBREZA EN BRASIL

«No voy a descansar mientras haya brasileños sin alimentos en la mesa», afirmó Rousseff en un extenso y emotivo discurso de toma de posesión oficial en la sede del Congreso Nacional para el período 2011-2014, interrumpido varias veces por los presentes para ovacionarla y vitorear «Dilma, Dilma».

La primera presidenta de esta inmensa nación suramericana delineó los principales objetivos de su administración, basada en la continuidad y el avance de lo obtenido en los ocho años de mandato de su antecesor y padrino político Luiz Inácio Lula da Silva, a quien elogió en varios momentos de su intervención.

Asimismo, sostuvo que tendrá como compromiso supremo de su mandato «honrar a las mujeres, proteger a los más necesitados y gobernar para todos», al tiempo que destacó que «por primera vez la banda presidencial ceñirá el hombro de una mujer».

Exaltó que su elección abrió las puertas para que muchas otras mujeres, en el futuro, puedan ser presidentas.

Rousseff homenajeó el ejemplo de coraje y amor a la vida del vicepresidente del Gobierno Lula, José Alencar, quien no pudo estar presente -pese a que era su deseo- por recupersarse en el hospital Sirio-Libanés, de Sao Paulo.

Sobre Lula, Rousseff aseguró que «es el presidente que cambió la forma de gobernar y llevó al pueblo brasileño a confiar en el futuro» y adelantó que su misión es darle continuidad a esa política y hacerla avanzar mucho más.

Destacó la necesidad de reformas para mejorar aún más «nuestra joven democracia, fortalecer el sentido programático de los partidos y robustecer las instituciones».

Afirmó que las inversiones para la Copa del Mundo de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 serán realizadas con el objetivo de generar ganancias permanentes, como la mejora del transporte aéreo.

Rousseff subrayó que «estamos viviendo apenas el inicio de una nueva era. Por primera vez Brasil ve la oportunidad de convertirse en una nación desarrollada».

En el ámbito internacional, Rousseff indicó que su Gobierno abogará por profundizar la integración de América Latina y el Caribe, y dará una consistencia cada vez mayor al Mercado Común del Sur, Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).

«Nuestra política externa estará basada en los valores clásicos de la diplomacia brasileña, entre ellos, la defensa de los derechos humanos y el multilateralismo», puntualizó.

Por Alejandro Gómez

Fotografía: EFE

Fuente: www.prensa-latina.cu


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