Las  dos causas están en la Cámara 1º del Crimen quien había fijado fecha  del juicio para febrero de 2012, pero ahora se postergará algún tiempo  para dar lugar a plazos legales y poder resolver ambos juicios por fumigaciones en zonas residenciales.
Terminando el año  judicial, la  Cámara de Apelaciones de la Justicia Penal de Córdoba elevó a  juicio una causa iniciada por denuncias concretadas por las “Madres de  Ituzaingo”, vecinas del barrio encabezadas por Sofía Gatica, en febrero  de 2004.
Casi 7 años pasaron, para que estas  denuncias, luego de superar todo tipo de demoras y recursos, lleguen en  forma de un proceso penal a un juicio con imputaciones específicas  concretadas contra Francisco Parra, productor de la zona.
Se  cuenta con abundantes elementos de pruebas sobre la utilización de  productos peligrosos para la salud (endosulfán, clorpirifós y 2.4D)  en  los campos colindantes, agrotóxicos que caían también sobre la población  del barrio afectada con numerosos casos de enfermos por cáncer,  malformaciones congénitas y trastornos reproductivos y hormonales.
Esta  causa se acumuló a otra iniciada por denuncias del personal de salud  municipal, cuando el barrio era fumigado por avionetas en 2008. Ambas se  sustentan en la violación del art. 55 de la Ley de Residuos Peligrosos (24051) y art. 200 del Código Penal, situación que ya fue ratificada dos  veces por la Cámara de Apelaciones.
Desde  el área de salud reaccionaron con firmeza reconociendo que se deben  evitar actividades que enferman. Ahora, un grupo de  jueces y fiscales  pueden  llegar a determinar que fumigar con venenos sobre personas no  corresponde y se puede ir preso por eso.
El fiscal  Marcelo Novillo será el encargado de llevar adelante la acusación en  defensa de derechos a la salud y el ambiente de los vecinos del barrio,  en un juicio que sentara fuerte precedentes para que se pueda avanzar en  ese sentido en todo el país; hoy se conoce que Argentina está  utilizando 340 millones de litros de agrotóxicos en una región donde  viven 12 millones de personas, con una forma de producción que está  dañando seriamente al ambiente y la salud de la población rural,  principalmente de los pueblos originarios, los campesinos, los peones  rurales y a las mujeres y niños pobres del campo.
Por dr. Medardo Ávila Vazquez 
Red de Médicos de Pueblos Fumigados