Para hablar del aborto quiero ser delicado, y pisar con cuidado para no producir ningún ruido u ofensa. El aborto se da en la naturaleza cuando las condiciones para que el proceso que lleva a generar una nueva vida humana no se cumplen. La mujer que ama a sus hijos es la misma que puede sentir rechazo a gestar alguno, y si aborta sufre sin llegar la mayoría de las veces a una patología psiquiátrica. Son hechos, no se pueden negar sin negar la realidad en favor de quedarse con una parte que es la que nos gusta, o eventualmente puede gustarnos.
La reproducción en hombres y en mujeres es muy diferente, solo la mujer tiene una relación simbiótica con el hijo. Cuando el hombre se acerca a una mujer inspirado por el instinto sexual, que está en la base de su vida sentimental, puede alcanzar un acto sexual en el cual eyacule con enorme satisfacción, es el corolario de la importancia de unirse a otra persona sexualmente. Pero luego de eso su vida sexual biológica prácticamente esta hecha, y no le queda mas que esperar una nueva eyaculación.
El caso de la mujer es distinto porque el acercamiento a un hombre por el instinto reproductivo, base de su vida sentimental, puede llevarla a una fecundación y de ahí la gestación, el parto, el amamantamiento, la crianza que ponen en marcha muchos programas biológicos emocionales y conductuales que es lo netamente simbiótico entre las mujeres y su descendencia.
De manera que el aborto ocurre en medio de esos procesos que solamente tiene la mujer. No se trata de que el hombre no tenga importancia en la descendencia, ni vínculo con los hijos. De hecho, seria abusivo que una mujer llevara a un hombre a que la embarazara, y lo obligara, sin que el sepa, sin su consentimiento, a tener un hijo que es de él.
En nuestra sociedad se dan una serie de contradicciones que la ciencia no es capaz de despejar, lo mismo pasa con el tema de las drogas y la eutanasia. Por ejemplo, el dispositivo intrauterino (DIU), que es uno de los anticonceptivos más usados, incluso en Chile ocupa el segundo lugar, se dice por parte de algunos que es abortivo, y por parte de otros que no lo es. Ambas posiciones sacan sus respectivos respaldos desde la ciencia médica, es que la ciencia no “demuestra”, sino que mas bien la ciencia muestra mejor dicho ciertos resultados que son interpretados de una manera u otra. Yo me acuerdo que cuando estudiaba en la escuela de medicina de la Universidad de Chile decían que el DIU era un micro abortivo. Actualmente se dice que actúa a varios niveles. Por ejemplo alterar la maduración y las condiciones químicas de la actividad de los espermatozoides,- que además serían son absorbidos por macrófagos-, producir alteración en la velocidad de desplazamiento del óvulo a través de la trompa de Falopio, cambios hormonales, y también claramente un efecto inflamatorio en el endometrio., lo que explica el conocido aumento en el sangramiento menstrual, mayor tendencia a la infección, y embarazos ectópicos en las mujeres que usan DIU.
Entonces resulta que el DIU, como ejemplo paradigmático, se usa como uno de los principales métodos anticonceptivos, en países que están manifiestamente contra el aborto, sin que hayan adquirido realmente un consenso. Los que están a favor del uso del DIU aceptan aquella interpretación de la ciencia que les parece más adecuada. Tanto así que a pesar de violentas contradicciones entre las interpretaciones de las diferentes posturas, algunos creen que el término concepción cambió de significado para acomodarse a que el DIU no fuera considerado abortivo. Como si se hubiera dicho (hay quienes se lo atribuyen a la Food Drugs Administration y una organización de obstetras y ginecólogos en EEUU): se declara que la concepción va a ser el momento en que el huevo fecundado se implante en el útero, Así usar concepción para hablar de la implantación cambia el significado de la acción del DIU, pues si en algún caso impide que se implante el huevo fecundado ya no sería abortivo, porque actuó antes de la concepción: no hubo concepción y no hay aborto. Se afirma que muchas veces el DIU impide la implantación en el útero cuando los otros mecanismos de acción no resultan, y él embrión al ir a instalarse en el endometrio en el cual anidar se encuentra que ha sido inhabilitado, obviamente ahí se entrampa y muere.
El asunto es que la mayoría de la sociedad acepta la interpretación que quiere como un hecho, y al no poder dilucidarse de manera concensual cual es la verdad sobre esto, incluso los que tienen la duda de que el DIU sea un abortivo lo aceptan porque en eso está implícito que dan al aborto un carácter normal. Ahora hay algunos grupos que efectivamente se adhieren a la interpretación de que el DIU es abortivo, y están obviamente en contra.
Como discusión no tiene una salida concensual, tenemos que dejarlo así con toda la incertidumbre que significa, que puede tener mayor o menor peso, aparentemente en la sociedad en su conjunto no tiene mayor peso, excepto para los que tienen un afán ético más acentuado.
Otra dimensión de la discusión presente es sobre cuando empieza la vida humana después que se produce la fecundación. Desde siempre, digámoslo entre comillas, ha habido personas que piensan que la vida humana empieza en el momento mismo de la fecundación y otros que piensan que podría empezar en algún periodo posterior de maduración, para lo que han señalado etapas alrededor de las primeras semanas o meses. Ya sea que este pronunciamiento venga de personas religiosas o no. La iglesia católica también habría planteado en su oportunidad que la vida humana empieza con una especie de soplo divino, a partir de algún momento en las primeras fases de desarrollo y no en la fecundación ni la implantación.
Es importante considerar que en algún momento del hecho biológico de la procreación el sujeto en formación o embrión, alcanza el desarrollo suficiente y adquiere un grado de conciencia de si mismo, y por lo tanto sufrimiento, dolor, y en ese caso el aborto quita la vida a alguien. Previo a eso actuamos en contra de un hecho natural como otros, al que cada uno le da el significado de sus creencias. De hecho estamos acostumbrados a arrancar árboles podarlos cortarlos, matar insectos, comer animales. De manera que los que creen saber cuando empieza la vida netamente humana, no están más que en otra interpretación como las tantísimas que ha habido en la historia sobre esto.
Lo mismo vale decir en torno a la interpretación sobre que desde el momento en que se produce la unión del espermio y el óvulo hay una continuidad de vida humana, porque es potencialmente vida humana. Pero este argumento no solamente es obvio, sino que puede ser referido al huevo fecundado humano y muchas otras cosas y circunstancias, porque hay continuidad en la totalidad de la naturaleza. La famosa afirmación de Heráclito de que uno nunca entra al mismo río es cierta también para el cuerpo humano que cada cierto tiempo cambia todos sus componentes, porque hay continuidad en la naturaleza total justamente.
Algunos dicen: estoy por la vida, por lo tanto estoy contra el aborto. Estamos por la vida humana querrán decir, deberían especificarlo. No lo dicen con respecto al aborto, a la muerte, al abuso o a la crueldad con otros animales. Aquellos que dicen yo estoy por la vida deberían tener en cuenta, de que la vida natural a la que pertenecemos, es un sistema cerrado de depredación en que la existencia de unos se alimenta con la muerte de otros. Los que dicen estar por la vida sin especificar, cuando en general están por la vida humana, de ser consecuentes deberían ser vegetarianos, estar en contra de la utilización de otras especies en actividades como los zoológicos, circos, corridas de toros y cosas similares, en las que los animales no tienen ninguna ventaja para ellos. Tendrían que estar en contra de la utilización indebida de otras especies para investigaciones científicas donde jamás son libres, se les somete a experiencias traumáticas, crueles, letales, se les inducen enfermedades, malformaciones, por el poder que el humano tiene sobre ellos. Los que están por la vida y en realidad están queriendo decir estoy por la vida humana, están mostrando una ética antigua, antropocéntrica, donde el hombre se cree el centro del universo, una ética donde Dios es un compadre de él inventado por si mismo. Donde caben afirmaciones como que el hombre es el preferido de Dios respecto a las otras bestias y a toda la creación, hecho a su imagen y semejanza. Una ética actual y verdaderamente religiosa y por lo tanto integradora, no podría mantenerse como tal con una afirmación de esa índole, es buena en su medida pero debe seguir evolucionando.
Entonces el significado del aborto es algo inasible como las tantas incertidumbres que tiene el conocimiento humano, que no van a develarse, en tanto que el conocimiento viene de la experiencia, y nosotros nos encontramos habitando un fragmento apenas de la realidad, del cosmos, por lo tanto se nos niega más conocimiento del que se nos puede dar.
Un debate integral sobre el aborto que rebrota en chile nuevamente como tema, debería ser una reflexión sobre el aborto, no sobre el aborto terapéutico, porque un debate sobre el aborto terapéutico ya es sesgado , condicionado, a priori, no puede ponerse la carreta delante de los bueyes.
El humano acepta el aborto, y el humano rechaza el aborto. Chile está contra el aborto, pero hay muchos países, sobre los que no podríamos creer o pretender supremacía comprensiva ni moral que lo aceptan: Alemania, Austria, Holanda, Grecia, España, Portugal, Italia, EEUU, Lituania, Letonia, Reino Unido, Finlandia, Francia, Bélgica, en fin. Si se plebiscitara actualizadamente la idea de legislar con igualdad previa de información para las distintas opiniones a votar ¿que ocurriría, en especial con las mujeres?
Lo que si parece poco aceptable o por lo menos odioso, en un ámbito más restringido de esta conversación es que la ministra del Servicio Nacional de la Mujer, Carolina Schmidt, cuyo ámbito de acción es sobre las problemáticas y la vida de la mujer, este virtualmente desaparecida de la discusión, siendo que el aborto está más directamente y absolutamente ligado a la mujer. Me pregunto ¿Tanto ama las encuestas?
Avelino Jiménez Domínguez