El cuarto reporte de Medio Ambiente difundido por el gobierno reveló que durante el 2017 hubo «alrededor 3.500 casos de mortalidad prematura por enfermedades cardiopulmonares asociadas a la exposición crónica a material particulado fino, lo cual significa un costo social de más de 2.400 millones de dólares».
En total, fueron 22 las estaciones de monitoreo de calidad del aire en Chile, y que representan el 69% de la red total del país, las que presentaron concentraciones superiores a la norma anual internacional de 20 microgramos por metro cúbico de material particulado fino (MP2,5), el contaminante más asociado a eventos de mortalidad.
Durante dicho año también se registraron más de 90.000 casos de emergencia médica por bronquitis aguda y unas 3.000 admisiones hospitalarias por enfermedades vasculares, neumonía, problemas pulmonares crónicos y ataques de asma.
El estudio apunta a tres grandes emisores de contaminantes: los medios de transporte, las actividades industriales y la calefacción de las viviendas.
A nivel nacional el primer lugar se lo lleva el uso de leña es la principal como emisora de material particulado fino, con un 86,7%. En tanto, los automóviles son la mayor fuente de emisiones de óxido de nitrógeno (31,47%).
Asimismo, de acuerdo al estudio, en Chile hay más de ocho millones de personas que se encuentran expuestas a concentraciones de material particulado superiores a la norma, siendo las regiones del centro y el sur del país las más expuestas a este tipo de contaminación.