Trump puede causar daños irreparables en Alaska por su obsesión con el petróleo

Las intenciones de Estados Unidos en ambas regiones no están alejadas de sus intenciones en el mundo entero: explotar cuanto recurso mineral encuentren en el subsuelo Históricamente, los gobiernos de Estados Unidos han tenido el complejo de creerse los dueños del mundo

Por Alexis Rodriguez

22/08/2019

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Las intenciones de Estados Unidos en ambas regiones no están alejadas de sus intenciones en el mundo entero: explotar cuanto recurso mineral encuentren en el subsuelo


Históricamente, los gobiernos de Estados Unidos han tenido el complejo de creerse los dueños del mundo. Así, con su poderío económico y militar, se han ganado, más que el respeto, el temor a ser enfrentados o desafiados.

Año tras año recorren el mundo arrasando pueblos para explotar y apoderarse de las riquezas de otras naciones, especialmente las que se niegan a someterse a sus designios, mientras que aquellas que sí lo aceptan se convierten en una especie de colonia -ya hoy tercermundista- fiel a sus caprichos e intereses, cual perro faldero.

Con Donald Trump en la presidencia la situación no solo se mantiene, sino que se ha agudizado. Expandiendo su patrocinio a los ya conocidos conflictos en Medio Oriente, suma sus diferencias con Rusia por ser la primera potencia nuclear y militar, su guerra comercial con China para ser la primera economía mundial y un nuevo embargo total, esta vez sobre Venezuela, para adueñarse de las reservas probadas de petróleo más grandes del planeta.

Ahora, suma otra obsesión a su lista: Alaska y Groenlandia. El primero es ya un territorio estadounidense en el cual desea explotar el subsuelo en busca de yacimientos minerales, en detrimento de cualesquiera que sean las consecuencias ambientales que esa acción genere.

En tanto, el segundo es una región autónoma de Dinamarca, también cercana al Ártico, y cuyas intenciones -las reales- se desconocen, aunque todo apunta también a la exploración del territorio en busca de riquezas energéticas.

Alaska es una región de Estados Unidos en la cual Trump desea explotar el subsuelo en busca de yacimientos minerales. Foto. Web

La exploración de Alaska

Cuando la administración Trump presionó por primera vez para abrir el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, en Alaska, a la exploración petrolera, predijo que la perforación generaría una ganancia inesperada para el Tesoro Federal por el orden de los 1.8 millardos de dólares, según un cálculo de la Casa Blanca.

Sin embargo, dos años después, la última estimación del Gobierno federal es la mitad de la cifra que predijo la Casa Blanca. Además, con la venta esperada de los primeros arrendamientos de petróleo y gas, un reportaje del The New York Times sobre ventas de arriendos anteriores sugiere que la nueva actividad puede generar tan poco como 45 millones de dólares en la próxima década.

El rotativo asegura que la elevada proyección original fue solo un elemento de una campaña para presentar de la mejor manera posible la idea de abrir la llanura costera del refugio, tras décadas de ser obstaculizados por demócratas y ambientalistas.

Los detractores de la idea de exploración defienden que el refugio de 19 millones de acres (casi 77 mil kilómetros cuadrados), una de las mayores extensiones de tierra virgen en el país norteamericano, podría sufrir daños irreparables en la búsqueda de un petróleo que traería poco beneficio para los estadounidenses.

Los estudios realizados en Alaska no han arrojado como evidencia la existencia de grandes yacimientos minerales. Foto: DPA

Burocracia federal

Antes de que el Congreso aprobara los planes para permitir las ventas de arrendamiento, a finales de 2017, el Departamento del Interior presionó para obtener nuevas evaluaciones, más optimistas. Sin embargo, The New York Times reseña que al revisar un borrador del plan, los funcionarios minimizaron la evidencia de que el refugio podría no tener mucho petróleo.

Asimismo, también presionaron a científicos para que proporcionaran estudios expeditos y otra información más acorde a los intereses de la Casa Blanca. Al final, una portavoz del Departamento del Interior concluyó que la información negativa sobre los pozos cercanos “no era pertinente para las perspectivas en el refugio”, reseña el diario.

El debate sobre la perforación en Alaska se remonta a décadas y podría tener ramificaciones significativas para grupos ambientalistas, legisladores en Washington y Alaska, y las compañías petroleras que pueden presentar ofertas.

Los republicanos hicieron grandes avances durante los primeros dos años de la administración Trump, cuando controlaron tanto el Congreso como la Casa Blanca. Pero, los demócratas, desde que obtuvieron la mayoría en la Cámara baja, en noviembre pasado, han tratado de frenar o detener el impulso hacia las ventas de arrendamiento.

Mientras el Gobierno aspira concretar pronto el plan para vender arrendamientos, grupos ambientalistas prometen que llevarán a la administración a los tribunales, si es necesario, para detenerla.

Los deseos de Trump podrían dañar el hábitat y la existencia de los osos polares y otros animales salvajes. Foto. Web

Cifras controvertidas

En febrero pasado se archivó una propuesta de estudios sísmicos que podría ayudar a localizar las reservas de petróleo, pero también dañar la existencia de los osos polares y otros animales salvajes. Otro plan, para estudios aéreos, no llegó a ninguna parte.

Estudios del Gobierno en los años ‘90 estimaron hasta 11 mil millones de barriles de petróleo recuperable en los 1.5 millones de acres de la llanura costera del refugio. Pero, los datos del único pozo exploratorio perforado allí, el llamado pozo KIC-1, se mantienen confidenciales, lo que hace sospechar que los resultados de esa prueba fueron decepcionantes.

Ahora, sin nuevos estudios inminentes, los potenciales compradores no tienen información nueva que los ayude a decidir cuánto ofertar.

Aún así, la administración Trump insiste en que las ventas de arrendamiento en el refugio generarían $ 1.8 millardos en una década, y utilizan ese pago potencial como influencia política.

No obstante, las estimaciones de ingresos desde entonces han sido sustancialmente más bajas. En 2017, la Oficina de Presupuesto del Congreso proyectó $ 1.1 millardos, aunque las perforaciones no comenzarían antes de 2030. Dos años después, el monto bajo a $ 900 millones, aunque advierten que esa cantidad puede ser demasiado optimista.

El Gobierno federal recibiría apenas unos 45 millones de dólares durante una década por la exploración e Alaska. Foto; Agencias

Derrotando un mito

El análisis que hace The New York Times desmitifica esas proyecciones. En su estudio encontraron que desde 1999, las ventas de arrendamientos estatales y federales en otras partes de la vertiente norte de Alaska han arrojado un promedio de $ 54.80 por acre, ajustado por la inflación.

Ahora, si todos los 1.5 millones de acres de la llanura costera del refugio fueran arrendados a ese precio, el Gobierno federal recibiría alrededor de $ 45 millones durante una década, porque aunque los ingresos totales serían cercanos a los $ 90 millones, según los términos del programa de arrendamiento, el estado de Alaska obtendría la mitad.

Por su parte, las estimaciones de los opositores a la perforación están mucho más por debajo. El grupo de vigilancia Taxpayers for Common Sense detalló un escenario probable: ofertas por solo la mitad de la superficie, a un precio de poco más de $ 53 por acre, que es el promedio de ventas de arrendamiento estatales y federales en North Slope en los últimos cinco años. Eso recaudaría $ 20.8 millones en una década.

Groenlandia es una isla ubicada en el Ártico y que tiene apenas 55 mil habitantes. Foto: Web

El caso Groenlandia

Las intenciones de Estados Unidos, o de Trump en este caso, en Groenlandia no están alejadas de sus intenciones con Alaska: explotar cuanto recurso mineral encuentren en el subsuelo. A ello se le suma que la situación geográfica convierte a esta región en una apuesta de futuro frente los apetitos de China y Rusia en el Ártico, tal como reseña ABC.

Se trata de una isla de dos millones de kilómetros cuadrados (casi cuatro veces la superficie de Francia) que está recubierta en su 85 % de hielo.

Era una colonia danesa hasta 1953. En 1979, la isla accedió al estatus de «territorio autónomo», aunque su economía depende en gran medida de Copenhague. Posee 55 mil habitantes, de los cuales 17.000 viven en la capital, Nuuk.

Para Trump, esta región predominantemente pesquera suscita gran interés, ya que su subsuelo contiene minerales preciosos (oro, rubíes, uranio, olivino) y reservas petroleras y de gas.

Además, el derretimiento de los glaciares deja al descubierto una especie de harina de roca, rica en minerales, que puede ser utilizada como fertilizante para suelos agotados o áridos.

Un tuit del presidente Donald trump en el que quiso ironizar sobre sus intenciones en Groenlandia. Foto: Twitter

Bien reseña ABC, ya Washington intentó apoderarse de Groenlandia varias veces, la más recordada fue en 1946, cuando el entonces presidente Harry S. Truman ofreció 100 millones de dólares, pero en oro (unos 1.300 millones a la tasa actual) y territorios en Alaska.

De momento, la única presencia estadounidense en esa región es en la base aérea de Thuleen (noroeste), desde donde la OTAN -de la cual Dinamarca forma parte- opera sistemas de alerta para la detección de misiles balísticos y de vigilancia satelital.

El interés hegemónico

En el caso de Groenlandia, el orgullo de Trump también lo lleva a pensar que Rusia y China se le adelantaron, debido a que ambos países ya tienen presencia en la región.

Pekín dispone de una licencia para una mina de tierras raras. Su presencia es esencialmente económica y científica, ya que aspira ganar mercados y beneficiarse eventualmente de la ruta del Norte, que acorta el trayecto entre los océanos Pacífico y Atlántico.

En cuanto a Rusia, su deseo es convertirse en la primera potencia económica y militar del Ártico, aprovechando también la ruta del Norte y la apertura del paso del Noreste que simplificaría la entrega de hidrocarburos en el sureste asiático.

Víctima del calentamiento global

Lo peligroso de esta situación es que Groenlandia está ubicada en la primera línea de la fusión de los hielos árticos, y se recalienta al doble de velocidad que el resto del planeta.

Según ABC, la Organización Meteorológica Mundial sostiene que el nivel de los océanos se incrementa unos 3,3 milímetros por año, a un ritmo acelerado. Por eso, el nivel de los mares ha aumentado entre 25 % y 30% más rápido entre 2004 y 2015 en comparación con el periodo de 1993 a 2004.

La fusión de la capa de hielo de Groenlandia amenaza con intensificarse a medida que se derriten los glaciares y las capas de hielo. Si desapareciera por completo, se elevaría en siete metros el nivel de los océanos.

Para tranquilidad de los mares, Copenhague y el gobierno local han dejado claro que Groenlandia no está en venta. “Groenlandia no es danesa, es groenlandesa”, aseveró la primera ministra danesa, Mette Frederiksen.

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