Servicio Agrícola Ganadero elude ley de transparencia

Este viernes 4 de junio la Alianza por una Mejor Calidad de Vida oficializó su reclamo y apeló ante el Consejo para la Transparencia por la no entrega de la información solicitada al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) sobre la ubicación exacta de los cultivos transgénicos existentes en Chile

Por Mauricio Becerra

05/06/2009

Publicado en

Medio Ambiente

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Este viernes 4 de junio la Alianza por una Mejor Calidad de Vida oficializó su reclamo y apeló ante el Consejo para la Transparencia por la no entrega de la información solicitada al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) sobre la ubicación exacta de los cultivos transgénicos existentes en Chile.

La alianza acusa que el 18 de mayo, Francisco Venegas, Director del SAG, repartición  dependiente del Ministerio de Agricultura, denegó la petición que hicieron para que les informaran sobre los lugares precisos en que se localizan los cultivos de organismos genéticamente modificados en el país.

Los cultivos transgénicos afectan los intereses de agricultores orgánicos y convencionales, trabajadores expuestos, comunidades vecinas y consumidores. La petición fue hecha por María Elena Rozas, Coordinadora Nacional de la Red de Acción en Plaguicidas de Chile, en representación de la Alianza por una Mejor Calidad de Vida, integrada por el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales OLCA, la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas ANAMURI y la Corporación de Investigación en Agricultura Alternativa, CIAL.

El pedido se sustenta en el derecho a saber garantizado por ley, además de los principios de relevancia, control, y no discriminación en esta materia de interés público, mencionados en el reglamento de dicha ley.

En un comunicado difundido por la Alianza se sostiene que “Francisco Venegas desechó nuestro derecho a saber, optando por resguardar los intereses  de las empresas dueñas de estos cultivos, que él consideró a priori podían verse afectados. Nos encontramos por tanto en un caso de claro conflicto de intereses entre los derechos de los ciudadanos y las presiones de los exportadores de semilla transgénicas, entre ellos la transnacional Monsanto y sus socios chilenos”.

El comunicado agrega que “el SAG no consideró en su respuesta los derechos de las personas afectadas, en especial de los agricultores ubicados en las cercanías de los predios con cultivos transgénicos, ya que sus propias siembras orgánicas o convencionales pueden ser contaminadas por estos cultivos o afectadas por el uso intensivo de plaguicidas asociado a los cultivos transgénicos. Se desconocen las medidas de fiscalización y normas sobre franjas de seguridad aplicadas caso a caso por el SAG”.

La experiencia de otros países respecto de cultivos transgénicos revela que en Brasil y Paraguay estos se liberaron al ambiente como parte de una política ilegal de hechos consumados, propiciada por la transnacional Monsanto y amparada en la permisividad de los gobiernos. Por ellos, estas organizaciones sostienen que “es imperativo evitar que ello se repita en Chile debido a la falta de fiscalización e información existentes, que impiden cualquier posibilidad de control ciudadano de posibles prácticas ilegales y/o de la contaminación de los cultivos orgánicos y convencionales”.

Los intentos por obtener información respecto de cultivos transgénicos en el país han sido infructuosos debido a que las empresas dueñas de estos cultivos se han opuesto a la entrega de estos datos, argumentado razones de seguridad.  También sostienen que la información de las autorizaciones que les han sido conferidas por el SAG  es confidencial, sobre la base del artículo 14 de la Resolución Exenta 1523 (julio de 2001) sobre Organismos Vivos Modificados (OVMs). Claro que dicho decreto no está vigente hoy.

AMENAZA A LA AGRICULTURA ORGÁNICA

La existencia de cultivos transgénicos resulta ser una amenaza para quienes desarrollan  la agricultura orgánica, ya que hay riesgos de contaminación genética de carácter horizontal proveniente de dichos cultivos, y también la exportación de semillas provenientes de la agricultura convencional.

También el alto consumo de herbicidas e insecticidas ligado a estos cultivos afecta la biodiversidad, el desarrollo de la agricultura orgánica, de la apicultura y la salud de comunidades vecinas,  temporeras,  pequeños propietarios y consumidores.

El SAG hasta ahora ha reconocido respecto de la temporada 2008-2009, que en el país hay 30.420,84 hectáreas de cultivos transgénicos, una cantidad casi idéntica a la superficie de cultivos orgánicos, que representa un aumento del 24,3%, con 5.956 hectáreas más que en la temporada anterior. Del total de especies transgénicas informado, 25.465 corresponden a maíz y más de 5.956 a soya. Entre las hortalizas alteradas genéticamente  están el tomate, una especie de la que Chile se considera centro de origen; la remolacha, la uva y el zapallo.

La velocidad de expansión de los cultivos transgénicos es muy superior a la de los cultivos agroecológicos, ya que los primeros cuentan con todo el apoyo del aparato del Estado, en cambio la agroecología  sólo excepcionalmente consigue asesorías relacionadas con la certificación requerida por Ley.

El Ciudadano

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