Las verdaderas mentiras y omisiones del TPP-11 presentes en cuestionables artículos de El Mercurio

La sesgada interpretación de los 30 capítulos de la propuesta de asociación transnacional buscó activamente ignorar los intereses del pueblo, ensalzar la protección a las grandes empresas y la pérdida de nuestra soberanía.

El siempre polémico Polígrafo de El Mercurio y su versión web diaria, Emol, una vez más trajeron ciertas disociaciones sobre la realidad chilena en un artículo titulado “El polígrafo verifica siete falsedades sobre el TPP11”, el cual pretendía desmentir las quejas en las calles contra el Tratado transpacífico.

Lo cierto es, que la sesgada interpretación de los 30 capítulos de la propuesta de asociación transnacional buscó activamente ignorar los intereses del pueblo y ensalzar la protección a las grandes empresas y la pérdida de nuestra soberanía.

Hoy en El Ciudadano desenmascaramos la soberbia táctica de el diario de Agustín que busca reducir la gran amenaza que implica la probación de este tratado.

Cortina de humo y leyes amarre

El primer fallo del polígrafo que nos compete es un tema de base tan sencillo como ignorar los reales objetivos del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP11) y no considerar la realidad económica de nuestro país.

En el artículo que busca bajar la preocupación respecto al tratado, en un inicio genera una cortina buscando reducir al TPP, un extenso lazo multinacional, a un mero método de incentivar el comercio y que busca abrir las puertas a Chile en el mercado nacional de exportaciones supuestamente más amplio que el preexistente.

Según indica el Profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Cambridge y de la Universidad de Santiago, José Gabriel Palma en su columna de opinión de El Mostrador, la lógica del desarrollo y bienestar de Chile continúa con un modelo económico poco práctico y que está en sus últimos respiros.

La industria extractivista en Chile, además de privilegiar a las industrias privadas, no da sustento para un crecimiento económico real. En ese contexto, el TPP 11 solo vendría a potenciar un modelo de negocios que ya es insuficiente y a interrumpir la posibilidad de generar “nuevos motores de crecimiento de la productividad (como la industrialización de las materias primas), porque los extractivistas ya están más que agotados ―nuestra economía lleva como 15 años sin crecimiento de la productividad–.”

Todo esto, sin considerar que la extracción desmedida y la protección a esta industria, perjudican al medioambiente, la salud de los habitantes aledaños a los proyectos mineros y sus derechos humanos, o, como se ha visto en algunos casos, transgredir áreas protegidas para los pueblos originarios.

Sumémosle que estos derechos, con las leyes chilenas vigentes, ya se ven vulnerados y que el TPP-11 llegaría a dar aún más libertades a la industria y a dejar a la ley chilena por debajo de a las conveniencias mercantiles de los países participantes del tratado.

Y por supuesto, la postura mercantil de El Mercurio ignora adrede lo anterior, además de otro grave problema de forma: “La verdad es que lo «comercial» no es más que un apéndice de ese tratado (5 de 30 capítulos); es la carnada para que pasen los otros 25. (…)Pero como Chile no es una economía de mercado, sino una de grupos de mercado,su lógica es la que prevalece.” Concluye en este punto Palma.

¿Vale la pena entregar nuestra soberanía por un par de pesos que el pueblo no verá?

En relación a lo anterior, el discurso de la derecha, y ahora de la cartera económica oficialista, durante años ha sido que el Tratado llegaría a Chile a ser un cambio de paradigma para las relaciones comerciales que sostiene nuestra nación, y la realidad es que esto no puede ser más falso.

Esto se debe a que Chile en 2022 ya ha establecido tratados comerciales unilaterales con 10 de los 11 países que componen el TPP, entre los que se encuentran Australia, Brunei, Canadá, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, por lo que las relaciones comerciales post TPP no tendrían ni de lejos un gran impacto respecto a crecimiento económico.

Es más, según los estudios pro-TPP, según consigna El Mostrador, serían mínimos o nulos para el desarrollo del país a nivel fiscal, “los pocos productos adicionales que se benefician con el tratado igual se pueden renegociar bilateralmente con los países correspondientes en los tratados comerciales vigentes. Eso se hace normalmente en tratados de ese tipo.”

Es decir, el TPP no solo vulneraría nuestros derechos soberanos y entorpecerían las leyes orgánicas nacionales, sino que, el precio a pagar por entregar nuestras muñecas desnudas a los grilletes del tratado transpacífico, es ridículamente bajo y con consecuencias imperecederas.

A niveles generales, el discurso ultraderechista de los medios hegemónicos continuará apelando a que este tratado tan dañino para la soberanía nacional es un supuesto avance y mejora económica.
En nuestra siguiente edición de la versión impresa de El Ciudadano, te explicaremos cuales son los grandes peligros que corren los derechos más fundamentales que tenemos como chilenos, tales como, a un medioambiente limpio, derechos laborales y a una salud digna.

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