Los adultos también lo sufren: ¿Cómo saber si tengo déficit de atención?

Los comportamientos típicos en un adulto con déficit de atención, con o sin hiperactividad, conforman síntomas que tienden a construir y sostener una subjetividad, un mundo propio

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El déficit de atención -con o sin hiperactividad- (TDA-TDAH) sí existe en los adultos y no es algo exclusivo de niños y adolescentes, como se suele pensar. Es un trastorno que, de acuerdo con los planteamientos abordados por el psicólogo español Francisco Pérez, puede ocasionar graves dificultades y problemas a las personas en su entorno laboral.


Es muy común en cualquier persona que suela pasar por alto alguna tarea en el trabajo o que olvide terminar un informe por falta de organización o exceso de tareas. Pero ¿qué pasa cuando esto se vuelve recurrente hasta el punto de llegar a cometer continuos errores que ponen en riesgo el empleo, las responsabilidades de la empresa y el sano ambiente de trabajo?

Si esto te ocurre de forma reiterada, pudieras ser víctima del trastorno de déficit de atención -con hiperactividad o no- y aún no sabes que necesitas tratar esta situación con la debida importancia que se merece. De no tomar cartas en el asunto, tu vida en general pudiera sufrir una gran debacle.

Francisco Pérez, psicólogo de la Universidad de Jaén, con Máster en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad Complutense de Madrid (2008); y una especialización en Terapia Cognitivo-Conductal en la Infancia y la Adolescencia por la UNED (2015); escribió un amplio artículo publicado en el portal La Mente es Maravillosa. Allí explica los rasgos típicos de los adultos que sufren el trastorno de déficit de atención y cómo pueden reconocer si están siendo víctimas de esta condición.

Una persona sufre de TDA-TDAH si le cuesta prestar atención suficiente a los detalles, si incurre en errores por descuido en las tareas de estudio, en el trabajo u otras actividades; si tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas, si le dicen que pareciera que no escucha cuando le hablan directamente, si frecuentemente no sigue instrucciones y no finaliza tareas u obligaciones; si suele soñar despierto, si evitar tarea que requieren un esfuerzo mental sostenido y se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes..

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¿Eres un adulto con déficit de atención?

Explica Pérez que, a menudo, se asume que el déficit de atención con o sin hiperactividad no se da en la etapa adulta, pero los estudios recientes dicen lo contrario. «En la actualidad se ha demostrado claramente que esta suposición es inexacta, por no decir falsa. De hecho, los estudios científicos han demostrado la presencia de este déficit en personas adultas«.

«Esto tiene un reflejo muy claro en los relatos y comentarios que se escuchan en consulta. En ellos se manifiestan dificultades recurrentes, durante años, en distintas áreas. A su vez, estas dificultades son consecuencia de los efectos negativos de los síntomas crónicos (…) Así pues, hoy en día está probado que el déficit de atención, con o sin hiperactividad, no es un trastorno exclusivo de la etapa infantil, pues, en una elevada proporción de personas continúa durante su adultez», añade.

Por otro lado, explica que no es menos cierto que el adulto con déficit de atención puede haber desarrollado de manera autónoma ciertas estrategias que compensen con éxito las dificultades que se derivan del trastorno.

Los comportamientos típicos en un adulto con déficit de atención, con o sin hiperactividad, conforman síntomas que tienden a construir y sostener una subjetividad, un mundo propio, a menudo no exento de sufrimiento, limitaciones y desafíos que inciden en un amplio abanico de áreas vitales.

Según una investigación realizada por J.R. Valdizán, A.C. Izaguerri-Gracia, alrededor de 4,4 % de la población adulta podría sufrir trastornos de déficit de atención e impulsividad. De esa proporción, el 1 % habría sido diagnosticado. Además, una buena parte de la muestra puede presentar hiperactividad.

Asimismo, otros estudios sugieren un porcentaje aún más alto. Desde el departamento de Psiquiatría de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, el TDAH tendría una incidencia de hasta 5 % en la población adulta.

«Es más, 67% de los niños diagnosticados con síndrome de déficit de atención con hiperactividad continúa con la sintomatología durante su adultez. Esto puede interferir en su desempeño en múltiples áreas, tales como las relaciones personales, el ámbito laboral, la vocación o el curso de sus estudios», agrega.

«La existencia del déficit de atención, con o sin hiperactividad, en adultos es irrefutable. Más aún, haber crecido con este síndrome sin saberlo puede tener efectos devastadores. Además, la prevalencia del trastorno en mayor en las mujeres, con predominio de la desatención (es decir, sin presentar hiperactividad)», explica Pérez.

Una persona tranquila puede sufrir el trastorno

La falta de hiperactividad en muchas ocasiones disfraza el problema y hace que pase inadvertido como una dificultad real. De hecho, en los últimos años se ha empezado a detectar y a tratar el déficit de atención sin hiperactividad en mujeres.

Por otro lado, los comportamientos sintomáticos del déficit aumentan los riesgos afectivos, intelectuales, físicos, etc. «Los déficit crónicos acarrean enormes dolores y conflictos», subraya Pérez.

«Las dificultades para mantener la atención se reflejan en bajos desempeños, conductas impulsivas en la toma de decisiones, escasa autoestima o problemas familiares. A un adulto con déficit de atención le cuesta más organizarse y controlar satisfactoriamente su vida en general, salvo que haya adquirido estrategias que compensen precisamente esta dificultad», explica el psicólogo.

En el Journal World Psychiatry se publicó un estudio realizado en 2008 sobre el tema. El doctor Stephen Faraone señala que hace 30 años que la psiquiatría empezó a percibir el impacto y la gran necesidad de tener en cuenta al adulto con déficit de atención con o sin hiperactividad.

«Los estudios psicométricos nos señalan que las pruebas de las que disponemos en la actualidad tienen una alta consistencia interna y confiabilidad, y que por tanto son útiles a la hora de dar un diagnóstico. Sin embargo, el problema está en que no todo el mundo es consciente de que presenta una condición clínica. Han integrado desde edades tempranas ese comportamiento, ese enfoque, esa impulsividad hasta llegar a pensar que es su propia personalidad», añade Pérez.

Lo importante, indica, es que ya no hay dudas sobre el hecho de que este trastorno existe y es detectable en adultos. Además, una vez diagnosticado, su tratamiento es efectivo.

«Antes se creía que el déficit de atención, con o sin hiperactividad, abarcaba a una serie de dificultades propias de la infancia. Se pensaba que con el crecimiento iban cediendo y desapareciendo. Lamentablemente en muchos casos no es así. Una gran proporción de los niños con ese déficit continuarán con él durante toda su vida«, comenta.

También se ha comprobado -dice- que, cuando son leves, los síntomas del déficit pueden ayudar a conformar un estilo, una manera de ser. En muchos casos, cambia en algunas de sus formas de manifestación a medida que el adolescente crece y se vuelve adulto, pero los problemas centrales permanecen estables.

«Progresivamente, las discapacidades amontonan consecuencias secundarias dolorosas y complejas. Esto va en detrimento del autoconcepto y de las emociones que se derivan de él (autoestima). Y es que la baja autoestima es una consecuencia típica en los adultos que padecen el déficit«, agrega.

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Adultos suelen tener baja autoestima

Desde el departamento de Psicología de la Universidad de Levander sugieren un estudio publicado en el Nordic Journal of Psychiatry, que explica el adulto con el déficit suele presentar un deterioro social bastante serio.

«Así, es importante aclarar que el déficit de atención se manifiesta mediante diferentes síntomas que han sido agrupados para su clasificación. En este sentido, alguien puede padecer este trastorno aunque no se identifique con todos ellos», comenta Pérez.

Según los textos de psicología más utilizados, los primeros síntomas están agrupados en tres grandes conjuntos básicos: atención, impulsividad e hiperactividad.

Síntomas referidos a la atención:

  • No presta atención suficiente a los detalles.
  • Incurre en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades.
  • Tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas.
  • Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
  • No sigue instrucciones ni finaliza tareas u obligaciones.
  • Sueña despierto.
  • Evita tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
  • Se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.

Síntomas referidos a la hiperactividad:

  • Mueve en exceso manos o pies.
  • Frecuentemente “está en marcha” o suele actuar como si tuviera un motor.
  • Habla en exceso.
  • Tiene dificultades para dedicarse tranquilamente a actividades de ocio.

Síntomas referidos a la impulsividad:

  • Precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas.
  • Tiene dificultades para guardar su turno.
  • Interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros.

«Las investigaciones evidencian ciertos déficit, varios ya señalados, y aquí algo más puntualizados: los déficit en la atención no solamente limitan o dificultan la capacidad para mantener una actitud de escucha. Por ejemplo, también ser hábil para activarse, organizar, comenzar y sostener la atención en el trabajo puede resultar un verdadero suplicio», explica Pérez.

Además, indica Pérez, pueden existir problemas para sostener la energía y el esfuerzo. Asimismo, puede darse un humor cambiante y sensibilidad acusada ante la crítica. Los fallos en la memoria también suelen ser frecuentes. Pueden tener dificultades para recuperar conceptos ya aprendidos, para recordar nombres, fechas e información en general.

Trabajo

Otras características del déficit de atención

Tanto aquellos que padecen de impulsividad y déficit de atención, como quienes presentan hiperactividad, sufren enormes y amplios impactos vinculados a los síntomas descritos. Alrededor de ellos suele desplegarse un abanico de formas diversas de sufrimiento y de consecuencias secundarias, la mayoría de ellas basadas en la incomprensión.

«Existen múltiples evidencias del trastorno de déficit de atención, con o sin hiperactividad, en líneas familiares. La investigación toma en cuenta los factores genéticos presentes en el déficit«, subraya el psicólogo español.

Entre otras características que presentan las personas:

  • Baja resistencia a la fatiga cuando tienen que hacer una tarea durante un periodo largo.
  • Problemas con el autocontrol y la regulación del comportamiento.
  • Dificultades en la regulación de emociones, de la motivación, del activarse para…
  • Baja autoestima.
  • Dificultades en las relaciones personales.
  • Dificultades con su impulsividad en áreas con riesgos potenciales importantes: gastos, adicciones varias, alimentación, seguridad física, relaciones sexuales y otras.
  • Problemas para resistirse a las tentaciones.

«Como podemos observar, mucha información que circula últimamente sobre el déficit tiene como foco principal a los niños y adolescentes. Sin embargo, sin desatender el trabajo que se puede hacer con ellos, es hora de poner atención también sobre los adultos«, resalta Pérez.

Entonces, ¿qué debes hacer si te identificas con estos síntomas?; ¿crees que eres un adulto con déficit de atención con o sin hiperactividad? De ser positiva la respuesta, lo mejor es comenzar por asumirlo y luego acudir a un especialista.

«El déficit de atención, con o sin hiperactividad, puede ser tratado de manera que las dificultades que pueda ocasionarte en tu vida cotidiana sean mucho menores o incluso, y en el mejor de los casos, inexistentes», concluye el experto.


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