Cómo Estados Unidos está perdiendo la narrativa con el genocidio en Gaza

La periodista australiana Caitlin Johnstone reflexiona sobre como los poderes occidentales están perdiendo la narrativa con el genocidio que comete Israel en Gaza. A partir de presentaciones del secretario de Estado, Antonhy Blinken, y de ejecutivos de empresas de espionaje que expresan su preocupación porque los argumentos pro-israelíes pierden en las redes sociales, la periodista reflexiona sobre como estos gobernantes piensan que no importan los hechos, sino las narrativas que sobre ellos se puedan hacer. Y en ese espacio está la disputa.

Por Mauricio Becerra

09/05/2024

0 0


En un evento celebrado el martes reciente y organizado por el Centro Ash Carter sobre Innovación y Seguridad Nacional, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el director ejecutivo de Palantir, Alex Karp, se manifestaron preocupados por la pérdida del control en las narrativas que circulan en redes sociales.

Palantir, una empresa muy vinculada a la CIA y a Israel, está dedicada al desarrollo de tecnologías de vigilancia y extracción de datos, y ha desempeñado un rol capital en producir una extensa red de espionaje de los resistentes palestinos. Su jefe, Alex Park es un multimillonario que integra el Comité Directivo del Grupo Bilderberg, frecuentando escenarios como el Foro Económico Mundial.

En la oportunidad Karp se manifestó preocupado por los manifestantes contra el genocidio que está practicando Israel en Palestina, destacando que si los manifestantes ganan el debate, Occidente entero “perderá el capacidad de hacer guerras”.

“Simplemente pensamos que estas cosas que están sucediendo, especialmente en los campus universitarios, son como un espectáculo secundario; no, son el espectáculo -sostuvo Karp- porque si perdemos el debate intelectual, nunca podremos desplegar ningún ejército en Occidente».

La periodista independiente australiana, Caitlin Johnstone, en el artículo ‘Los directivos del Imperio explican por qué les asusta este nuevo movimiento de protesta’ (Empire Managers Explain Why This New Protest Movement Scares Them) planteó una muy aguda reflexión a partir de las palabras de Karp, llamando la atención que provienen de alguien que vive en las entrañas profundas del sistema imperialista norteamericano y que las palabras fueron dichas en un espacio de confianza, en que sueltan más la lengua para decir sus ideas de fondo, las que acostumbran a esconder ante el escrutinio masivo.

Johnstone también rescata una conversación de hace una semana entre el senador Mitt Romney y el propio Blinken en el Instituto McCain, oportunidad en la que también se fueron de lengua diciendo cosas que no suelen decir ante los medios. Primero fue Romney quien se lamentó de la falta de éxito de Israel en las “relaciones públicas” que acompañan su incursión en Gaza, agregando que esa era “la razón por la que recibimos un apoyo tan abrumador para cerrar potencialmente TikTok u otras entidades de esa naturaleza”.

Pero para Johnstone lo más sugestivo es escuchar al propio Blinken, quien respondió en la ocasión al senador Romney expresando asombrado “Cómo ha evolucionado esta narrativa, sí, es una gran pregunta».

Luego sostuvo que cuando comenzó su carrera, en Estados Unidos todos se informaban con la televisión y periódicos como The New York Times, The Wall Street Journal y The Washington Post.

Blinken no lo dijo, pero un problema manifestado recientemente por la comandante del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, es la existencia de medios masivos de otras potencias o la diseminación de información que no pueden controlar por redes sociales. Estas nuevas versiones de los hechos que dan cuenta del imperialismo norteamericano y disputan las verdades producidas por los medios que daban pauta en la agenda internacional en la década de los noventa, se han convertido en un dolor de cabeza para quienes quieren mantener la actual hegemonía mundial basada en la asimetría en la producción de información.

El secretario de Estado norteamericano dijo en la ocasión que “ahora, por supuesto, estamos recibiendo una alimentación intravenosa de información con nuevos impulsos, con entradas cada milisegundos (…) Y, por supuesto, la forma en que esto se desarrolló en las redes sociales ha dominado la narrativa. Y tienes un entorno de ecosistema de redes sociales en el que el contexto, la historia, los hechos se pierden y la emoción y el impacto de las imágenes dominan. Y no podemos… no podemos descartar eso, pero creo que también tiene un efecto muy, muy, muy desafiante en la narrativa”.

“¿Observas cómo dijo la palabra ‘narrativa’ tres veces?”- se pregunta Johnstone.

Y en la palabra narrativa la periodista australiana encuentra la clave para entender las preocupaciones de aquellos políticos: “Así se hablan entre sí los dirigentes del imperio, porque así es como piensan sobre todo”- comenta.

“Esto se debe a que los administradores del imperio siempre son muy conscientes de algo que los seres humanos normales no son: que el poder real proviene de la manipulación de las historias (narrativas) que las personas se cuentan a sí mismas sobre su realidad.

“Entienden que los humanos son animales que cuentan historias cuyas vidas internas suelen estar dominadas por narrativas mentales sobre lo que está sucediendo, por lo que si puedes controlar esas narrativas, puedes controlar a los humanos.

«Entienden que el poder es controlar lo que sucede, pero el verdadero poder es controlar lo que la gente PIENSA sobre lo que sucede.

«Entienden que quien controla la narrativa controla el mundo”.

LA NARRATIVA EN DISPUTA

La periodista llama aquí la atención que todo esto mueve la propaganda de los medios masivos, la manipulación de algoritmos en Silicon Valley, el florecimiento de think tanks financiados por plutócratas y la fabricación cultural dominante en Nueva York y Hollywood.

“Unos pocos manipuladores inteligentes entienden que se puede controlar una sociedad controlando sus narrativas dominantes”- reflexiona Johnstone.

En este punto, la periodista invita a hacer una distinción entre dichos políticos y el pueblo común. Así comenta que “nuestros gobernantes no piensan en las cosas como piensa la gente normal. No piensan en términos de hacer lo correcto o actuar de una manera que beneficie a todos. No piensan en términos de verdad y honestidad o la ausencia de ellas. Sólo piensan en términos de las historias que la gente se cuenta entre sí y cómo esas historias pueden cambiarse de manera que promuevan los intereses del imperio que administran.

“Los directivos del imperio (y las personas altamente manipuladoras en general) no utilizan el lenguaje de la forma en que lo utiliza la gente normal. Los seres humanos normales utilizan el lenguaje para conectarse y comunicarse, mientras que los manipuladores lo utilizan sólo para extraer lo que quieren de las personas y ejercer control sobre ellas. Lo hacen trabajando para controlar las narrativas que la gente tiene sobre su realidad material”- reflexiona.

Johnstone así pone el dedo en la llaga en la forma en que somos pensadas las audiencias, en como los constructores de mensajes piensan que no importan los hechos, sino las narrativas que sobre ellos se puedan hacer, cobertura que es capaz de construir el sentido a las cosas.

“Cuando Romney y Blinken hablan entre sí sobre por qué la gente está tan molesta con Israel, ni siquiera se les ocurre discutir cómo la imagen pública de Israel está siendo dañada por sus propias acciones, o sugerir que podría mejorar esa imagen si simplemente dejan de comportarse de manera monstruosa. De lo único que hablan es de “la narrativa” de lo que Israel está haciendo, y de cómo la posibilidad de que las personas compartan ideas e información entre sí en línea hace que esa narrativa sea más difícil de controlar.

“Entonces, mientras la gente normal observa el derramamiento de sangre y el horror en Gaza y grita que es necesario que se detenga a todo pulmón, nuestros gobernantes nos escuchan y piensan: ‘¡Oh, no!, tenemos que encontrar una manera de hacer que dejen de creer en esa narrativa y hacer que crean en otra’”.

Por ello Johnstone llama la atención sobre los intentos de acabar con la libertad de expresión en Estados Unidos, ya sea reprimiendo las protestas en los campus universitarios, prohibiendo Tik Tok o manipulando los algoritmos para que veas algunas cosas y otras no en las redes que controlan, sean Twitter (hoy X), Facebook o Instagram.

“Entienden que si pierden el control de la narrativa, ya no podrán desplegar sus ejércitos”- sentencia.

Pese a todo esto Johnstone se manifiesta optimista. Llama a no cometer el error de pensar que nuestros intentos de alterar su control narrativo no funciona. Y la periodista concluye diciendo que “no dejes que nadie te diga que tus protestas no marcan la diferencia o que tu discurso disidente no representa una amenaza para los poderosos. Si lo que estás haciendo no funcionara, los administradores del imperio no estarían perdiendo la cabeza en este momento”.

El Ciudadano
Ilustración: Carlos Latuff @LatuffCartoons

Acá accedes a la columna de Caitlin Johnstone (en inglés):
Empire Managers Explain Why This New Protest Movement Scares Them
https://www.caitlinjohnst.one/p/empire-managers-explain-why-this

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones

Comparte ✌️

Comenta 💬