Denuncian colusión política-empresarial para expandir salmoneras en áreas protegidas de la Patagonia chilena
Una grave denuncia sobre una gigantesca trama de colusión política-empresarial sacude los cimientos de la política ambiental chilena. Durante el 5to Encuentro de Áreas Protegidas, se expuso la alarmante expansión de las concesiones salmoneras desde 1990 en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes, lo que fue resaltado por la campaña “Áreas Protegidas Sin Salmoneras”.
La publicación en redes sociales, destaca que lo que comenzó como una industria incipiente ha mutado en un depredador, autorizado por el Estado, que invade incluso zonas protegidas de la Patagonia, poniendo en jaque la biodiversidad y el equilibrio ecológico de uno de los últimos paraísos del planeta.
“Desde la década de 1990, impulsada por políticas neoliberales que priorizaron el lucro sobre la sostenibilidad, la salmonicultura ha crecido exponencialmente, registrando un aumento del 3.454% en producción hasta 2021”, resalta la campaña en su publicación en redes sociales.
Esta expansión se materializó en la ocupación de fiordos y canales patagónicos”:
El epicentro inicial fue en la Región de Los Lagos
1992: 92 concesiones
2000: 347 concesiones
2010: 522 concesiones
2020: 534 concesiones
Luego, la voracidad industrial se extendió a Aysén
1990: 3 concesiones
2000: 176 concesiones
2010: 625 concesiones
2020: 718 concesiones
Para continuar su contaminación hacia Magallanes
1990: 1 concesión
2000: 17 concesiones
2010: 54 concesiones
2020: 132 concesiones
La campaña también resalta, que el escándalo mayor radica en la invasión de áreas protegidas. Se han otorgado 408 concesiones al interior de reservas nacionales como Las Guaitecas y Kawésqar, y parques como Laguna San Rafael e Isla Magdalena, todas autorizadas por el Estado sin las evaluaciones ambientales rigurosas que corresponden. “Desde estas instalaciones, ubicadas en ecosistemas frágiles, se vierten directamente al mar toneladas de fecas, químicos y patógenos, alterando el hábitat que sustenta especies como ballenas y pingüinos”, se señala.
También se indica que la situación es crítica en múltiples frentes. En Magallanes, la expansión hacia aguas prístinas amenaza el patrimonio cultural de pueblos originarios. Mientras, en Aysén, la sobreproducción y la impunidad aceleran la degradación ambiental, con 95 casos reportados sin sanción alguna. Esta crisis evidencia un modelo de despojo que prioriza el beneficio económico de unos pocos sobre la protección del patrimonio natural y cultural de la nación.
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