Elecciones del 17 de enero: ¿Qué es votar por el mal menor?

Un voto por Frei es aceptar la continuidad de esta política contra la mayoría de la población

Por Wari

16/01/2010

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Un voto por Frei es aceptar la continuidad de esta política contra la mayoría de la población. Romper con la política de la derecha exige primeramente romper con la política de apoyo a la Concertación, que durante 20 años ha aplastado las luchas sociales, negándose a resolver positivamente las reivindicaciones de la mayoría de la población.

¡A los trabajadores, a las mujeres, a la juventud, los campesinos, pueblos originarios!

El resultado de la primera vuelta ha mostrado dos hechos innegables: El candidato de la Alianza ha recibido 3.056.526 votos, lo que significa una pérdida de 314.796 votos con respecto de la primera vuelta en las elecciones presidenciales del año 2005. Eduardo Frei obtiene 2.053.51 votos.

No es la Alianza  la que ha ganado, es la “Concertación” la que ha perdido. Esta derrota es resultado de un permanente rechazo a una ruptura social, política con la dictadura de Pinochet. La Concertación durante 20 años  ha asegurado la continuidad de proteger a los empresarios y el gran capital, asegurar sus ganancias  a costa del sufrimiento de las mayorías trabajadoras.

Todo lo que Pinochet ha privatizado se ha mantenido y ampliado. Los aparatos dirigentes de los partidos y la CUT, se han dedicado a la defensa de la Concertación en detrimento de su propia existencia real. Durante 20 años, todos los movimientos sociales que se han expresado en sus reivindicaciones han sido objeto de rechazo y represión por parte de los diferentes gobiernos, comprendido el gobierno “socialista” de Bachelet.

Se presenta a Frei como el “progresista” frente a Piñera. Se agita el chantaje para hacer recaer la responsabilidad sobre el pueblo trabajador de un eventual triunfo de Piñera. Por medio del  chantaje se pretende que sigamos aceptando el abuso, la corrupción, el desprecio por la voluntad popular con que ha funcionado la política y el saqueo de nuestros recursos naturales, el robo, la explotación laboral y cada una de las injusticias que  han cometido en nombre del “progresismo”.

Entre la Alianza y la Concertación existe solamente una diferencia de forma para ejecutar esta política central. Ambas coaliciones  son un obstáculo a la solución de las reivindicaciones sociales, económica, política y nacional de la mayoría de la población. Un voto por Frei es aceptar la continuidad de esta política contra la mayoría de la población. Romper con la política de la derecha exige primeramente romper con la política de apoyo a la Concertación, que durante 20 años ha aplastado las luchas sociales, negándose a resolver positivamente las reivindicaciones de la mayoría de la población.

El voto útil solamente está determinado por la defensa de los intereses de los trabajadores y de la población oprimida, por la elección de un gobierno que ejecute una política que beneficie a las grandes mayorías, que defienda los intereses de la nación chilena, que no permita el saqueo de sus riquezas naturales. Que proceda a la reconstrucción de la democracia asegurando la plena libertad sindical, la legalización sin condiciones de las organizaciones políticas, el término del sistema binominal y la constitución antidemocrática impuesta por Pinochet en 1980, que convoque a elecciones para una Asamblea Constituyente Soberana. Reivindicaciones plenas de la verdadera democracia política. Votar por Frei o Piñera es votar contra estas reivindicaciones.

“En el año del Bicentenario; Por la democracia, la justicia social, por la solución de las reivindicaciones de las mayorías trabajadoras”

Partido Igualdad Movimiento Revolucionario Solidaridad Obrera

11 de enero 2010

ELECCIONES DEL 17 DE ENERO. ¿QUÉ ES VOTAR POR EL MAL MENOR?

A medida que nos acercamos a la segunda vuelta se manifiesta el recrudecimiento de una campaña por presentar al candidato de la Concertación como la única alternativa para detener a la derecha, al tiempo que la responsabilidad de una eventual victoria de Piñera se le endosa de manera cínica como la responsabilidad del que no vote por Frei.

Unos de los propagandistas de esta campaña es Manuel Cabieses, director de la revista Punto Final. En un reciente artículo titulado “Votar hasta que duela” este ex dirigente del MIR  se entrega a una larga recensión sobre lo que representaría una eventual victoria de la “derecha”, encarnada por Piñera para concluir en un llamado a votar por Frei.

Cabieses escribe:

“Un tufillo fascistoide brota así de la operación política y mercantil que ha tratado de lavar el cerebro de los chilenos.  Su instrumento principal es la UDI, cuyos 40 diputados la convierten en el principal partido de Chile.  Su bancada parlamentaria refleja un audaz trabajo desplegado en la base social por la extrema derecha, heredera sin remilgos de la dictadura militar.  Ejemplo de aquello es que Piñera recibió el 42,31% de los votos en las diez ciudades con mayor desempleo del país y el 51,02% en las diez comunas con mayor tasa de pobreza, entre ellas las comunas mapuches (Estudio estadístico de El Mercurio, 15 de diciembre)».

Ciertamente, no es un secreto que el candidato de la Alianza representa la defensa fiel e intransigente de los intereses del capital financiero. La pregunta que debe responder es sobre lo que Frei representa. Cabieses nos da la respuesta cuando señala que:

“Es cierto que en el plano de la economía, salvo terminar de privatizar lo que han dejado la dictadura y la Concertación, un gobierno de Piñera no se diferenciaría mucho de uno de Frei.  Pero habría cambios regresivos en otros ámbitos.  Por ejemplo, en derechos humanos.  Dictaría una amnistía para militares ya condenados o se interrumpirían los procesos de otros criminales y torturadores.  En el ámbito sindical se impondrían la flexibilización laboral y otras medidas para debilitar el movimiento de los trabajadores.  La represión a la lucha social sería aún más dura.  Detrás de una pretendida defensa de la ‘seguridad ciudadana’, se levantaría un Estado policial”.

Cabieses  trata de presentar al eventual gobierno de Frei por fuera de lo que ha sido concretamente la política de la Concertación en el terreno de los Derechos Humanos. Los 50 años de silencio al testimonio de los presos y torturados, que se incorporaron a la Ley Valech, la protección al dictador, la negativa de proceder a una reparación digna a los perseguidos por la dictadura, la represión sistemática  de los movimientos sociales, así como la militarización de la Araucanía, el asesinato de sus militantes. La atomización actual del movimiento sindical es el producto de la negativa de los gobiernos de la Concertación de abrogar la Constitución del 80, que impide la libre sindicalización. La flexibilización que se les ha impuesto a los trabajadores no les permite vivir de sus salarios, siendo obligados a endeudarse para poder sobrevivir. Sobre el derecho de manifestación pública, la Cámara de Diputados  ha aprobado, por iniciativa del gobierno, una nueva Ley en la cual se integran obligaciones de carácter judicial y penal a los organizadores o convocantes de manifestaciones públicas. Todo esto, por mencionar algunas, sería medidas menos dura según el criterio del Director de Punto Final.
Cabieses agrega más adelante:

“Piñera se declara admirador del gobierno de Colombia y de sus métodos.  Visitó Colombia en julio de 2008 y recorrió ese país en el avión presidencial, acompañando a Alvaro Uribe y al entonces ministro de Defensa, José Manuel Santos, hoy candidato presidencial.  En octubre pasado, Santos envió a Chile a tres miembros de su comando, Juan Carlos Echeverry, Tomás González y Santiago Rojas, para estudiar la campaña y el estilo de Piñera.  “Los problemas en Chile y Colombia no son tan distintos.  A ambos países les preocupa la seguridad ciudadana y el gasto social en salud y educación”, declaró uno de los asesores de Santos. La peligrosa situación interna y regional que se crearía si la derecha gana las elecciones en Chile, legitima la necesidad de cerrar el paso a esta maniobra de la oligarquía”.

Frei y el PDC son partidarios del derrocamiento de Chávez en Venezuela y es por ello el apoyo descarado que dieron al golpe militar. Han apoyado los esfuerzos de Washington para institucionalizar el golpe de Estado en Honduras. ¿Sería Frei y el PDC un instrumento válido para cerrarle el paso a esta “maniobra de la oligarquía”? La política de Colombia está dirigida por la preservación de los intereses de Washington a la cual la mayoría de los gobiernos de la región se le subordinan, con la excepción de resistencia que oponen algunos gobiernos como el de Morales y de Chávez. El PDC es un fiel exponente de esta subordinación a los intereses del gran capital financiero norteamericano.

Para el Director de Punto Final no existe otro camino y la responsabilidad es del… pueblo:

«En rigor, una eventual victoria de Piñera sería producto de un largo proceso de erosión ideológica y política, que ha preparado el terreno -después de la terrible experiencia de la dictadura- para que el país asimile un gobierno de derecha.  La responsabilidad de ese proceso, destinado a borrar la voluntad democrática del pueblo, se debe al efecto en la conciencia y la cultura chilena de la economía de mercado que implantó la dictadura y que ha perfeccionado la Concertación.  Esta suicida política económica y cultural, ha destrozado los cimientos humanistas y solidarios de partidos como el Socialista y el Demócrata Cristiano.  La realidad indica que no hay otro camino que votar por Frei… Y ponerse a trabajar en una alternativa de Izquierda que permita librarse del cepo del ‘mal menor’.»

La responsabilidad de una eventual victoria de Piñera es de los dirigentes de los partidos tradicionales de los trabajadores, PS y PC, que han capitulado frente a los intereses que defiende el PDC, como partido que representa al capital financiero. No es casual que Felipe Lamarca, ex ministro de Pinochet apoye a Frei. La responsabilidad es de los que, como lo hace el Director de Punto Final, se asocian deliberadamente en la defensa de gobiernos y representantes de los empresarios y el capital financiero. Cabieses, como otros, le da la vuelta a las aspiraciones nacionales y democráticas de la gran mayoría. Atan de esta manera de pies y manos a los trabajadores para impedir que estos se planteen organizadamente como fuerza política independiente de sus explotadores. Votar por el “mal menor” es pretender que sigamos aceptando el abuso, la corrupción, el desprecio por la voluntad popular con que ha funcionado la política y el saqueo de nuestros recursos naturales, el robo, la explotación laboral y cada una de las injusticias que  han cometido en nombre del “progresismo”. Entre la Alianza y la Concertación existe solamente una diferencia de forma para ejecutar esta política central. Ambas coaliciones  son un obstáculo a la solución de las reivindicaciones sociales, económica, política y nacional de la mayoría de la población. Un voto por Frei es aceptar la continuidad de esta política contra la mayoría de la población. Romper con la política de la derecha exige primeramente romper con la política de apoyo a la Concertación, que durante 20 años ha aplastado las luchas sociales, negándose a resolver positivamente las reivindicaciones de la mayoría de la población. Esa es la única vía para construir una verdadera alternativa de izquierda.

Tribuna Obrera

Movimiento Revolucionario Solidaridad Obrera

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