La lucha por conservar el medioambiente ha empujado a las empresas a buscar más formas de reducir su impacto negativo en el planeta. Si bien existen varias opiniones sobre los peligros de las emisiones de dióxido de carbono, el problema de los residuos plásticos es universalmente aceptado.
La batalla mundial contra el plástico llevó incluso a adoptar medidas radicales en algunos países. Por ejemplo, en el Reino Unido se prohibieron los hisopos de algodón. Y la UE planea abandonar la vajilla desechable.
Sin embargo, el caso de las bolsas de plástico resulta bastante contradictorio, ya que reemplazarlas, por ejemplo, con las de papel requiere volúmenes adicionales de este material. Y ello impulsa la deforestación y el consumo extra de agua durante la producción.
El PET, el mejor plástico para el reciclaje
Dicha situación hizo que las empresas fabricantes apostasen por el reciclaje, y el mejor ejemplo es el procesamiento del PET (polietileno tereftalato), que se utiliza para la producción de botellas para bebidas, señala Alexandr Sobko.
Según los especialistas, es más fácil de recolectar, separar y reciclar. Y aquí la proporción de productos procesados en el mundo es bastante reveladora: el 85% en Japón y alrededor del 70% en la UE.
Así, el PET reciclado es parte del mercado de polímeros. E incluso de vez en cuando se vende más caro que el material principal. Esto, entre otras cosas, se debe a las obligaciones asumidas por los fabricantes de bebidas y otros productos de utilizar polímeros reciclados.
Todo depende también de la calidad del PET fruto del proceso de reclinado, desde luego, pues puede variar. Por ejemplo, el producto secundario más puro se puede utilizar incluso para el almacenamiento de alimentos. Mientras tanto, en la mayoría de los casos el PET reciclado se utiliza para la producción de fibra.
Por razones obvias, el PET reciclado elaborado a partir de una mezcla de botellas de diferentes colores es menos apreciado. Por lo tanto, se espera que en el futuro los fabricantes opten por botellas incoloras siempre que sea posible.
Método de recolección
No obstante, el proceso de reciclaje del PET no es tan fácil, y el precio del producto final siempre depende de la calidad del material utilizado.
Se trata de triturar, lavar, separar las tapas y evitar la entrada de impurezas y de otros polímeros, especialmente del cloruro de polivinilo, que tiene un efecto destructivo sobre el polímero.
Así, la cuestión de la pureza y calidad de la materia prima está directamente relacionada con el método de recolección. Por supuesto, todavía nos queda un largo camino por recorrer antes de organizar una recogida selectiva de residuos completa y a nivel mundial.
Además, cabe recordar que una parte importante de los productos poliméricos se destina no solo al embalaje, sino también a la construcción, a las tuberías y a otros sectores con una larga vida útil.
Los especialistas admiten que, de una forma u otra, el reciclaje aún no ha tenido un impacto crítico en el volumen de demanda de los dos principales polímeros: el polietileno y el polipropileno. Según las previsiones, incluso para el 2030 la cuota de estos polímeros en el procesamiento en general en el mundo no alcanzará ni el 10%, afirma Sobko.
Cortesía de Sputnik
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