Internacionalismo de ultraderecha y falso cristianismo

En los hechos, se trata de que el cristianismo mantenga la sociedad para que el capitalismo pueda seguir destruyéndola. La religión y las Iglesias estarían encargadas de corregir los daños provocados por el capitalismo.

Internacionalismo de ultraderecha y falso cristianismo

Autor: Hervi Lara

I

La ideología neoliberal ha podido prosperar hasta ser la ideología dominante en la década de los 80, porque hubo la ascensión del neoconservadurismo y el predominio de la posmodernidad como crítica radical a la modernidad con su democracia liberal y los derechos humanos. El neoconservadurismo norteamericano se extendió a América Latina y sus seguidores dicen haber encontrado en el neoliberalismo el camino a la restauración del orden espiritual y moral que es objeto de sus aspiraciones, centradas éstas en una crisis moral o cultural, en la que la cultura tradicional está en peligro. Habría una crisis espiritual y, específicamente, una crisis religiosa, porque los valores tradicionales tendrían fundamentos religiosos y no se podrían reconstruir sin una base religiosa. Según los teólogos neoconservadores, el cristianismo promueve la libertad en la interdependencia y sería la imagen del mercado, porque produce tolerancia, pluralismo, espíritu de libertad en el respeto al otro. Estas “virtudes” del mercado serían fruto del cristianismo, el cual estimularía una sociedad de libre mercado: iniciativa, responsabilidad, realismo, apego a lo concreto, voluntad de defender la libertad del ciudadano contra todo tipo de tiranía. No sería, por tanto, conciliable con utopías socialistas. No obstante, no consideran que el libre mercado abre el camino a la tiranía de los grandes poderes económicos que, en realidad, es lo que quieren defender. El papel asignado a la religión y a las Iglesias cristianas es que traten de remediar el vacío espiritual y moral del mundo actual. En los hechos, se trata de que el cristianismo mantenga la sociedad para que el capitalismo pueda seguir destruyéndola. La religión y las Iglesias estarían encargadas de corregir los daños provocados por el capitalismo. Además, ofrecerían a las empresas personas dedicadas, sacrificadas, sumisas, obedientes, conformadas con lo que se les da, que aceptan el desempleo cuando ya no son necesarias y se contentan con cualquier empleo que les ofrezca el sistema disciplinando el pensamiento y los deseos de las personas. Se pretende imponer así un cristianismo emancipado de compromisos sociales y económicos, bajo una moral tradicional productora de emociones y que tiende a derivar en terapias. Específicamente en América Latina, los cimientos de una sociedad conservadora estarían en la “religiosidad popular” (o, más bien mítica), por estar liberada de la modernidad y de la secularización, refugiándose en la vida privada, sin referencias a las enormes desigualdades existentes y sin protestas contra las dominaciones. El crecimiento del dinero es lo que pasa a ocupar el lugar de Dios. El mercado ocupa el lugar de la ley de Dios, sin consideración por la vida de las personas ni sus sacrificios. En el mercado todos “son iguales” por lo que se deben suprimir los gastos sociales porque “sólo sirven para estimular la pereza y el vicio”. Como compensación, los pobres tienen la televisión con juegos, shows, concursos, ambiente de optimismo y felicidad, además de una religión con mucha emoción, consuelo, afecto y la ilusión de paraíso terrenal (1).

II

Una de las fuentes del auge del neoconservadurismo cristiano y que se ha plasmado en el neoliberalismo es el corporativismo, cuyo mayor énfasis se vivió después de la Primera Guerra Mundial. Italia, Alemania, Portugal, Austria, España impusieron gobiernos autoritarios que, con diversos acentos, establecieron un modelo social propio del gremialismo corporativista, que fuera profundizado por Pío XI en las encíclicas “Quadragesimo anno” y “Divini Redemptoris”: “Esta debe ser ante todo la mira, ésta el esfuerzo del Estado y de todos los buenos ciudadanos: que cese la lucha de clases opuestas y comience la colaboración armoniosa de los diferentes estados o profesiones. La política social tiene, pues, que dedicarse a reconstituir las profesiones. Hasta ahora, en efecto, el estado de la sociedad humana sigue aún violento y por tanto inestable y vacilante como basado en clases de tendencias diversas contrarias entre sí, y por lo mismo inclinado a enemistades y luchas… Como todos ven, a tan gravísimo mal, que precipita a la sociedad humana hacia la ruina, urge poner cuanto antes un remedio. Pues bien, la perfecta curación no se obtendrá sino cuando, quitada de en medio esa lucha, se formen miembros del cuerpo social bien organizados; es decir, órdenes o corporaciones en que se unan los hombres no según el cargo que tienen en el mercado del trabajo, sino según las diversas funciones sociales que cada uno ejercita” (2). Para la jerarquía de la Iglesia Católica, gobiernos totalitarios y opresivos de los derechos humanos han podido mantener hasta hoy excelentes relaciones con la institución eclesiástica bajo la sola condición de concederle libertad de enseñanza y muchos honores. En cambio, los gobiernos opuestos a estos privilegios, han sido catalogados como perseguidores. Los conservadores, neoconservadores y las derechas en general, se autodenominan democráticas mientras se les permite mantener sus directrices. Cuando esto deja de suceder, recurren al autoritarismo, argumentando incluso los orígenes divinos del poder para justificar la salvación de la patria. Ello permitiría el uso de cualquier medio. Olvidan que el derecho divino de los reyes está superado desde el siglo XVIII. Es así como se imponen las características propias del tradicionalismo católico, base del neoconservadurismo, del neoliberalismo y del actual internacionalismo cristiano de ultraderecha: la intangibilidad de la propiedad privada; obsesión anticomunista; y gremialismo-corporativista (3).

La defensa de la propiedad privada es asumida por el poder político, porque se estima que el poder económico es mejor manejado por élites capaces y eficientes, que compiten sin límites demostrando que los grandes imponen su grandeza. En cambio, el pueblo es catalogado como incapaz e ineficiente, por lo que no puede tener poder económico, sino que debe limitarse a recibir de las élites lo indispensable para subsistir. La organización política del pueblo es catalogada de demagogia, populismo, subversión, comunismo, terrorismo y, por tanto, debe ser combatida y eliminada. De tal manera que, para evitar que el pueblo exija más de lo que se le debe conceder, la forma de organización social propuesta como moderna y eficiente es el corporativismo gremialista, promovido en Chile a través de Jaime Guzmán, ideólogo de la dictadura de Pinochet (4).

III

Heredero de lo anteriormente señalado es El Yunque, organización secreta y ultraconservadora católica con origen en México y expandida por América Latina y España. Su objetivo es conquistar el poder político para instaurar “el Reino de Cristo” en la tierra y de esta forma hacer frente a la “amenaza” feminista, homosexual y comunista. El comunismo ha sido el principal enemigo de El Yunque. Actualmente lo son el aborto, el feminismo, los métodos anticonceptivos, el divorcio y la homosexualidad. Al ser una entidad secreta, su funcionamiento es a través de organizaciones de fachada como CitizenGo, Yo Influyo, Hazte Oir, entre otras.

Los seguidores del dictador Francisco Franco, de España, se han agrupado en el Partido Popular y en el movimiento de ultraderecha Vox, que se define como “el partido del sentido común, el que pone voz a lo que piensan millones de españoles en sus casas; el único que lucha contra la política asfixiante. No les decimos a los españoles cómo tienen que pensar, hablar o sentir, les decimos a los medios y a los partidos que dejen de imponer sus creencias a la sociedad». Su proyecto consiste “en la defensa de España, de la familia y de la vida; en reducir el tamaño del Estado, garantizar la igualdad entre los españoles y expulsar el gobierno de tu vida privada”. VOX está vinculado a El Yunque, organización en la que sus miembros la consideran como lo más importante para ellos, así como la mantención del secreto sobre su existencia. El Yunque nació en la década del 30 del siglo pasado, en la Universidad Autónoma de Guadalajara, heredera de la Guerra Cristera. En Chile también se ha desarrollado en silencio y ahora ha salido a través del Partido Republicano, fundado por el ex candidato presidencial José Antonio Kast. Quien dirige El Yunque en su rama chilena es Eduardo Guerrero, director de Ideas Republicanas, centro de “pensamiento” del Partido Republicano, que ha estado muy cerca de la Presidencia de la República y ha obtenido la mayoría de los escaños del Consejo Constitucional para la elaboración de una nueva Constitución. El interés de El Yunque es penetrar las organizaciones que podrían facilitarle el acceso al poder público, los medios de comunicación, las organizaciones sociales, la Iglesia Católica, las sectas evangélicas.

En 2009, José Antonio Kast participó en el evento “Católicos y política”, organizado por Muévete Chile (una de las pantallas de El Yunque), junto a la pastoral de la Universidad Católica de Chile. En 2014, la Escuela de Líderes Católicos se transformó en la Fundación de Líderes Católicos, frecuentada por José Antonio Kast. Muévete Chile cambió su nombre por HazteOir Chile que, en 2017 encabezó una protesta contra la identidad de género publicitando el “Bus de la Libertad”, tras el cual estuvieron CitizenGo, Padres Objetores de Chile y el Observatorio Legislativo Cristiano. Su objetivo era “fomentar la participación juvenil en el ámbito público por la defensa de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, la propiedad privada y la familia tradicional, posicionando sus ideas a través de acciones llamativas y lo suficientemente polémicas como para llamar la atención de los medios de comunicación”. Muévete Chile se fundó en el 2000, al alero de Transforma Chile, cuyo propósito era realizar campañas por los valores, incluyendo a la familia y el bien común. El Yunque está también ligado a Political Network for Values, cuyo actual presidente es José Antonio Kast. Por su parte, la Academia de Líderes Católicos fue fundada por José Antonio Rosas, dirigente de El Yunque, y el entonces Obispo de Valparaíso Jorge Medina. Ambos fundaron la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos (ALC). En la actualidad, Rosas reside en México, sede central de El Yunque, manteniendo la dirección general de ALC latinoamericana y es director de la ALC chilena, junto al rector de Universidad Finis Terrae, Cristian Nazer, y el académico de la Universidad Católica de Chile, Mariano de la Maza. La ALC chilena funciona en el Campus Oriente de la Universidad Católica de Chile, contando con la colaboración de instituciones de educación y de obispos de la Iglesia Católica, dándose como objetivo “formar una nueva generación de católicos latinoamericanos con responsabilidades políticas y sociales para que transformen el rostro del continente al servicio de sus pueblos, a la luz del Magisterio de la Iglesia y de cara a los Jubileos del V Centenario Guadalupano y de los dos mil años de la redención”. (…) “La idea es estar preparados para instaurar el Reino de Cristo a través del manejo del poder político”. Buscan llegar al poder, pero en las sombras, proponiéndose la toma del poder político, usando la fuerza si fuera necesario. Es una organización “para formar militantes para el combate político, mitad monjes, mitad guerreros, con el objetivo de instaurar un régimen (en México) parecido al que existía en España con Franco, donde no tenían cabida masones, comunistas ni judíos”, según el Premio Nacional de Periodismo de México, Alvaro Delgado (5).

IV

En síntesis: la ofensiva ultraconservadora cristiana tiene raíces y ramificaciones cuyo objetivo último es la defensa y mantención del capitalismo, incluyendo su exceso neoliberal. Este capitalismo es el mismo en todo el mundo: asesino, devastador e insaciable como siempre lo ha sido. Ahora, en su versión neoliberal, lo sigue siendo con absoluta libertad, sin vergüenza ni culpabilidad, sin recato ni límites ni frenos de ningún tipo. Así, el capital puede ser lo que es hasta sus últimas consecuencias: la destrucción total de la vida sobre la superficie de la tierra. Todo lo vivo puede ser libremente suprimido al ser transmutado en más y más capital inerte, inanimado, muerto, usando también como subterfugio al cristianismo. El capital se oculta y se desvanece detrás de su fisonomía cristiana y adopta la forma de la libertad, lo que no oculta el odio hacia el pueblo, que es el vínculo entre el tradicionalismo católico, el pentecostalismo, el capitalismo en su versión neoliberal y su cara oculta que es el fascismo, segregando todo aquello que le estorba, que lo pone en cuestión, que resiste de algún modo su funcionamiento unidimensional. La ultraderecha cristiana, como todas las expresiones fascistas odian lo diferente y a los diferentes, porque les molestan, les repugnan, les intimidan, les amenazan.

La tarea auténticamente cristiana, liberadora y política es enfrentarse a la realidad con la verdad. Analizar la realidad y sus causas. Trabajar por el cambio estructural. Llevar adelante la politización madura, liberadora, crítica y autocrítica. Construir un pueblo con conciencia, fe y esperanza.

Por Hervi Lara B.

Santiago de Chile, 25 de junio de 2023.

NOTAS

1.-Cfr: Comblin, José, “El neoliberalismo: ideología dominante en el cambio de siglo”.

Editorial ChileAmérica-CESOC.- Santiago de Chile, 1987.

2.-Pío XI, “Quadragesimo Anno”. (1931). Encíclicas pontificias, Buenos Aires, 1958.

3.-Tras el fin de la URSS, el anticomunismo ha ido siendo reemplazado por la oposición a la ideología de género.

4.-Ejemplo es la disposición del Plan Laboral impuesto en Chile durante la dictadura militar, impidiendo la negociación por ramas de actividad.

5.-Cfr: Silvia Peña, “El Mostrador”, 13-6-23.

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