Jeannette Jara en entrevista internacional: “Milei tendrá que hablar con esta ‘zurda de mierda’, si él quiere a su país como yo quiero al mío”

La candidata presidencial Jeannette Jara, defiende un gobierno de "cambios graduales”, afirmando que está aquí “para construir una mayoría social y política y ganar la Presidencia”. En entrevista con EL PAÍS de España, critica promesas "irreales" de la ultraderecha. Indicó asimismo también que al parecer, “en la sociedad chilena todavía falta mucho tiempo para que las mujeres seamos valoradas en nuestra integralidad”. Destacó su diálogo con empresarios y respondió a Javier Milei: "Tendrá que hablar con esta ‘zurda de mierda’ si quiere a su país

Jeannette Jara en entrevista internacional: “Milei tendrá que hablar con esta ‘zurda de mierda’, si él quiere a su país como yo quiero al mío”

Autor: Seguel Alfredo

Jeannette Jara a Milei: «Aquí va a tener que hablar con esta “zurda de mierda“”

Jeannette Jara, candidata del Pacto Unidad por Chile, delineó su proyecto de gobierno en entrevista con EL PAÍS, enfatizando cambios graduales y priorizando seguridad pública, crecimiento económico y cohesión social. Criticó las promesas «irreales» de la ultraderecha —como rebajas tributarias de Kast y Matthei— y aseguró: «Es hora de que la democracia chilena se complete con personas de todas las clases sociales«. Jara, quien lidera las encuestas junto a José Antonio Kast, defendió su autonomía frente a su partido (PC) y aseguró que en su gobierno «no les van a expropiar nada» al sector privado.

Ver también / “Voy a postular a la Presidencia para ganar y hacer un buen gobierno”: entrevista a la candidata Jeannette Jara en la UAHC

En economía, propuso acelerar inversiones públicas y racionalizar permisos para superar el estancamiento, combinando crecimiento con mejoras sociales: «No podemos crecer sin mejorar las condiciones de vida de las personas«. Rechazó modelos radicales, subrayando que su gestión sería de «centroizquierda» y buscaría mayorías sin refundar Chile. Respecto a líderes internacionales, respondió al presidente argentino Javier Milei —quien rechaza dialogar con «zurdos»— con un desafío: «Aquí va a tener que hablar con esta ‘zurda de mierda’, si él quiere a su país como yo quiero al mío«.

Jara, reafirmó que el PC chileno «ha actuado siempre dentro de la institucionalidad» y aseguró que, de ganar, gobernará con independencia: «Soy una mujer de izquierda, pero no tengo problema en construir con quienes no piensan igual«.

Revise la entrevista completa en EL PAÍS.

Candidata presidencial

Jeannette Jara: “Milei tendrá que hablar con esta ‘zurda de mierda’, si él quiere a su país como yo quiero al mío”

La candidata presidencial del bloque de centroizquierda chileno, militante comunista, aborda los principales ejes de su propuesta. Habla de cambios paulatinos y tranquilos, de que “es hora de que la democracia chilena se complete con personas de todas las clases sociales” y denuncia machismo.

Por Rocío Montes

Santiago de Chile – 27 JUL 2025

Diario El País

Apenas el jueves se instaló junto a sus colaboradores en su nuevo centro de operaciones de campaña, en calle Londres, en el centro de Santiago de Chile, desde donde enfrentará esta nueva etapa de la carrera presidencial 2025. Jeannette Jara (51 años, Santiago), administradora pública, abogada y magíster en gerencia pública, recibe a EL PAÍS en su oficina del sexto piso, donde poco a poco ha instalado los recuerdos que le regala la gente. Milita en el Partido Comunista, PC, desde los 14 años. Pero luego de las primarias de la izquierda de hace cuatro semanas, donde obtuvo un 60% de los respaldos frente al 28% de Carolina Tohá (representante de los sectores moderados), Jara se convirtió en la candidata única del oficialismo chileno que arropa al Gobierno de Gabriel Boric, del que ella fue ministra del Trabajo. La noche de este sábado, además, la Democracia Cristiana, DC, decidió apoyarla. Esperaba esta decisión antes de anunciar, en breve, su nuevo comando.

Es la primera vez desde el retorno a la democracia en 1990 que el PC chileno tiene la responsabilidad política de conducir una coalición y Jara intenta ahora seducir a una mayoría social con un discurso amplio. Pese a los pronósticos, la izquierda de la mano de Jara se ha vuelto competitiva: las encuestas la muestran empatada con José Antonio Kast -el líder del Partido Republicano de la derecha extrema que intenta por tercera vez llegar a la Presidencia-, mientras que la carta de la derecha tradicional, Evelyn Matthei, hasta hace poco la favorita, está en tercer lugar. Pero quedan todavía casi cuatro meses de campaña para las elecciones del 16 de noviembre que, seguramente, tendrán balotaje. Es una competencia polarizada.

Pregunta. ¿En las primarias ganaron sus ideas o el electorado se deja guiar, más bien, por emociones, identificaciones y cercanías empáticas, como algunos analistas interpretan tras su triunfo?

Respuesta. Hay de todo un poco. Pero es evidente que en los análisis que se centran en mi simpatía o en mis habilidades de carácter, se omiten aspectos más integrales como las capacidades técnicas y de gestión demostrada o las habilidades políticas. Y no lo miro como un ataque personal, sino como algo que suele ocurrirnos a las mujeres en política. Recuerdo el caso de la presidenta Michelle Bachelet, donde también se debatía respecto de lo mismo: que ella ganaba porque era tierna y, la verdad, es una gran líder nacional e internacional. Al parecer en la sociedad chilena todavía falta mucho tiempo para que las mujeres seamos valoradas en nuestra integralidad.

P. Ahora no solo es la candidata del PC, sino de la coalición de centroizquierda. ¿Cuál es la diferencia?

R. La primera diferencia es que nuestro programa presidencial se tiene que construir con las visiones de todos. Esto no se trata de que uno pase por sobre otro, sino, por el contrario, de que se recojan con agrado aportes y miradas distintas, porque la sociedad chilena es diversa. Enamorarse de las ideas propias a algunas personas las puede dejar muy felices consigo mismas, pero yo estoy aquí para construir una mayoría social y política y ganar la Presidencia.

P. ¿Y en qué está dispuesta a transar usted y su partido para lograr esa mayoría?

R. Los contenidos del programa de Gobierno y cómo vamos a convocar, es un asunto que estoy viendo yo misma como candidata. En esto, el partido es uno más de toda la coalición y en eso quiero ser sumamente clara. De hecho, la resolución del PC fue que yo actuara con autonomía y así lo estoy haciendo y lo seguiré haciendo. No creo que haya aquí ningún partido por sobre otro en materia de la incidencia que pueda tener en la candidatura. Y los límites los marcará el debate y el sentido programático que se está empezando a dar desde ya y el sentido de realidad de lo que efectivamente podemos prometerle al país. A mí no me interesa ni hacer el mejor Gobierno de la historia -como alguna vez el expresidente Sebastián Piñera trató de instalar y no ocurrió- ni un Gobierno que venga a refundar todo. A mí me interesa hacer un buen Gobierno.

P. ¿Cuál es el momento de Chile?

R. Chile necesita tranquilidad, crecimientoseguridad y, por cierto, atender a algunos temas sociales como la salud pública que es una olla a presión, y pretendo hacerme cargo. Chile necesita mayores niveles de eficiencia en la gestión pública y una modernización importante del aparato del Estado para atender mejor a la ciudadanía.

P. ¿Y cómo empujar el crecimiento de Chile, estancado hace más de una década?

R. El PIB tendencial de Chile está calculado en 1,8% de aquí a 2030, entonces el desafío es de gran magnitud. Necesitamos superar esa tasa proyectada de crecimiento. Y todos los diagnósticos coinciden en que Chile tiene que hacer ciertas incorporaciones para llegar con más tecnología a las empresas y mayor investigación y desarrollo. Pero hay asuntos más concretos que pueden ayudar a tener un mejor crecimiento y un buen Gobierno. Por ejemplo, es importante que los equilibrios macroeconómicos se mantengan, que no se dispare la deuda pública, que haya convergencia hacia la meta fiscal y que esto se haga con responsabilidad, tanto con las arcas fiscales como con la ciudadanía.

P. ¿Es posible ese equilibrio?

R. Es una combinación que requiere esfuerzos importantes en torno a cómo y dónde se ponen los gastos públicos. Además, todos los procesos de inversión pública deben acelerarse en su tramitación. Se ha discutido mucho sobre los permisos para el sector privado y no me cabe duda de que ahí hay que hacer una armonización que sea más eficiente. Pero también hay algo en torno a la inversión pública que, por la burocracia que debe cumplir, termina ejecutándose de manera muy lenta. Y como pienso que hay que atraer nuevos capitales, la racionalización de los permisos es relevante. Hay que pensar también en cómo incorporamos más valor agregado al desarrollo productivo del país. Pero ante la situación en que está Chile, veo una gran oportunidad. Hay áreas productivas que pueden desarrollarse de manera más fuerte.

P. ¿Igualar antes de crecer?

R. Lo dijo Fernando Carmona [un economista del PC que ya no está en su equipo] y fue una mala frase. Evidentemente, uno no puede igualar antes de crecer, o si no, estaríamos nivelando para abajo. Pero lo que no podemos es crecer sin mejorar las condiciones de vida de las personas.

P. ¿Es posible esa ecuación?

R. No solo es posible, sino la mejor ecuación que Chile puede hacer. Y en esta semana en que he estado desplegada en el mundo empresarial, lo he tratado de dejar claro: nuestra principal forma de invertir en el futuro del país es en cohesión social. Cuando hay sectores que están muy fuera del sistema, que están viviendo de manera muy angustiosa el día a día, la cohesión social no se produce y eso genera grietas en las sociedades.

P. ¿Qué le dicen los empresarios?

R. En general, es una idea comprendida. Pero eso no significa que vayan a votar por mí, lo tengo claro. Muchos sectores empresariales tienen una lógica política distinta, de derecha. Pero hay un mundo empresarial en Chile, las pequeñas y medianas empresas, que representan más del 90% de la industria nacional, que deberían verse beneficiadas por determinadas medidas que queremos tomar respecto de ellas. No veo por qué no podrían apoyar esta candidatura.

P. Intentando aplacar los temores del sector privado, usted hace unos días dijo: “No se preocupen. En mi Gobierno no les van a expropiar nada”. ¿Por qué lo dijo?

R. Me han comentado que a pesar de que mi candidatura representa a la centroizquierda chilena -y en ninguno de los programas que se acordaron previo a las primarias, incluida la DC, se contemplaba algún tipo de expropiación-, igualmente hay gente que siente temores producto de las caricaturas que se tratan de levantar.

P. El empresario Juan Sutil dijo que Hugo Chávez decía lo mismo, que no iba a expropiar.

R. Por lo que tuve, nuevamente, que reiterar lo que pienso sobre esta materia, lo que me parece insólito. Pero si es lo que hay que hacer para dar certezas, yo lo voy a decir. No solo por conveniencia, como alguien pueda pensar, sino porque es la verdad. Y me preocupa mucho que se traten de instalar ideas que no son reales. No solo en torno a críticas hacia mí que no tienen fundamento, sino que respecto de medidas que eventuales gobiernos de la ultraderecha chilena podrían tomar y que no son posibles.

P. ¿A qué se refiere?

R. A reducir cuatro puntos al impuesto corporativo, que es lo que proponen. Y volver al reintegrar todo el sistema tributario. Eso realmente no es posible si se quiere reducir el déficit fiscal y mantener a raya la deuda pública. Desde la ultraderecha se señala que lo harán despidiendo a operadores políticos y yo no puedo estar más de acuerdo con ello. Pero el gasto público en Chile no se va en eso. El gasto público en Chile se va en pensiones, salud y educación. Entonces, muestran un desconocimiento importante respecto de cómo funciona el Estado, y es preocupante. Tanto Kast como Matthei prometen rebajas tributarias que no son reales. Y el sector empresarial tiene que hacer una reflexión más de fondo respecto de si lo que les están prometiendo es realista o no. En un país que requiere más gasto público en materia de seguridad, es imposible pensar en bajar los impuestos y, a la vez, disminuir el gasto.

P. ¿Quitará del programa de Gobierno la propuesta de un modelo de desarrollo basado en el fortalecimiento de la demanda interna? La criticaron desde el propio oficialismo por tratarse de una propuesta “de estilo kirchnerista”.

R. Hay una autocrítica que hacer, porque aquello fue un parafraseo desafortunado. Y lo digo con esa transparencia, porque no me cabe duda el papel importante que en Chile juega el comercio exterior. Por eso me preocupa mucho lo que está pasando en el mundo. Es evidente que no es incompatible mejorar condiciones salariales con crecer. Es más, creo que son la mejor inversión que podemos hacer, por lo de la cohesión social de la que hablaba.

P. ¿Qué le diría a los inversores extranjeros?

R. Mi principal énfasis en materia económica, en medidas concretas que tienen que ver con los inversores extranjeros, es sacar adelante una cartera de proyectos de varios miles de millones de dólares que ya están listos para empezar a ejecutarse. Les diría, además, que tengan todas las garantías de que en Chile necesitamos crecer, pero que necesitamos que ese crecimiento tenga dos características: que sea sustentable medioambientalmente y que entregue trabajo decente con buenos salarios. Dudo que se opongan a ello, porque se ha descartado internacionalmente a aquellos que explotaban recursos naturales sin mitigación ni medidas preventivas ni esfuerzos por disminuir huellas de carbono. Y los tiempos en los cuales a los trabajadores se les pagaba con fichas, ya se terminaron. Así que la riqueza le debe llegar a todas las familias de Chile, esa es mi dinámica.

P. Vamos al mundo. ¿Cómo se explica el avance de la ultraderecha?

R. Hoy día la ultraderecha, en un contexto mundial, está teniendo un énfasis más preponderante y tiene mucho que ver con las fallas que hemos tenido quienes estamos en política para poder dar respuestas concretas a los problemas de las personas. En el caso chileno, yo confío plenamente en la racionalidad de la ciudadanía. Pero no desconozco el desafío que tiene la centroizquierda en, por ejemplo, ser capaz de llegar a través de nuevas formas de comunicación y con un lenguaje directo y simple a toda la gente. Hay que hacer mayores esfuerzos en acercarnos.

P. De ganar, y siendo PC, será un gato de otro pozo en un mundo de hegemonías cada vez más conservadoras. ¿No le teme a tal escenario?

R. Para nada. Primero, en mi vida nada ha sido fácil y, en segundo lugar, lo de hegemonías más conservadoras duran lo que duran los mandatos de ultraderecha. El mundo tiene ciclos políticos que son volátiles y que van cambiando constantemente.

P. ¿Cómo un eventual Gobierno suyo se relacionaría con Trump, por ejemplo?

R. De la forma más diplomática posible. Tengo sumamente claro el papel que juega Estados Unidos en la geopolítica. Lamento que estemos en una situación en que estemos en manos de un presidente elegido por su país –y por eso lo respeto–, pero que está promoviendo una Guerra Comercial de consecuencias aún impredecibles. Pero, en mi caso, por más que discrepe de su forma de pensar y de actuar, como representante del Estado de Chile voy a mantener las relaciones diplomáticas que correspondan.

P. ¿Y con Milei, el presidente de Argentina?

R. Lo mismo.

P. Pero él no habla “con zurdos”.

R. No tenía idea de que también había hecho esa definición. Bueno, aquí va a tener que hablar con esta “zurda de mierda”, porque si él quiere a su país como yo quiero al mío, y somos vecinos, vamos a tener que efectivamente mantener el diálogo diplomático que corresponda.

P. El personaje internacional más popular en Chile es el presidente de El Salvador, Bukele. ¿Qué dice eso de la sociedad chilena?

R. Que hay un grito importante por fortalecer la seguridad y que, seguramente, no se conocen los detalles de la estrategia de Bukele, que muchas veces colisiona con los derechos humanos.

P. Este lunes se cumple un año de las elecciones fraudulentas de Venezuela. Todos conocen la posición de Boric, pero sería interesante conocer la suya…

R. Yo ya lo he manifestado. Y lo reitero, yo no soy una persona que le guste tapar el sol con un dedo y no me cabe duda de que en Venezuela hay una grave crisis de la democracia y de las instituciones democráticas, con elecciones que fueron cuestionadas. No tengo ninguna adhesión al Gobierno de Maduro. Y, por el contrario, me preocupa que efectivamente, al no tener relaciones diplomáticas en un país en el cual se pueda conversar, por ejemplo, los procesos de reconducción de personas que han venido a delinquir de esa nacionalidad, no se puedan llevar adelante.

P. ¿Qué opina de la transición democrática chilena?

R. Fue difícil. Creo que juzgar con ojos de hoy lo que se vivió desde el año 90 en adelante puede ser muy fácil, porque después de la batalla todos son generales. Pero aunque yo viví aquella época no desde la coalición de Gobierno que estuvo durante esos años, igualmente reconozco que tuvimos avances importantes.

P. El PC estuvo en la oposición a los gobiernos de centroizquierda de la Concertación.

R. En una oposición excluida producto, además, del sistema político que heredamos de la dictadura. Y la transición fue difícil, porque los militares, liderados por Augusto Pinochet, estaban encima y con atribuciones mayores a las que un Ejército, subordinado al poder político, puede tener. En términos económicos en la transición hubo avances importantes, pero hubo asuntos que pudieron hacerse de forma distinta. Una de ellos, el CAE [el crédito de la banca privada para estudios universitarios]. Chile en aquellos años redujo la pobreza de manera importante, el índice de GINI demostró avances en materia de desigualdad, hubo crecimiento, pero es evidente que quedamos con algunas deudas y son las que nos corresponde saldar. Y que tienen que ver con derechos sociales que, incluso, quedaron privatizados después de que Pinochet perdió el plebiscito en 1988. Desarmar el entramado que la dictadura armó férreamente no ha sido una tarea fácil. Y dentro de la Concertación había quienes creían que había que seguir profundizando cambios en materia de pensiones, por ejemplo, pero otros adhirieron a la tesis de que el país tenía que ser absolutamente neoliberal. Pero eso lo miro como un dato histórico.

P. ¿Y cómo es hoy la centroizquierda chilena de la que usted es candidata única?

R. Lo que ahora veo es una coalición de centroizquierda que tiene claro que después del estallido social de 2019, el polvo no se puede esconder debajo de la alfombra. Los cambios que haya que hacer, hay que hacerlos paulatinamente y con mucha tranquilidad, porque el país ha estado bien convulsionado en estos últimos años, con estallido social, pandemia, procesos constitucionales. Es algo que hay que analizar, pero no dejar el camino. Aquí hay horizontes de cambio que tendrán mayor gradualidad, que se darán paso a paso, pero que no se abandonan.

P. ¿Se siente parte de una continuidad histórica con los gobiernos de centroizquierda de la transición de Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet?

R. Me siento así y, de ganar, el mío sería un Gobierno de centroizquierda. Yo soy una mujer de izquierda, pero no tengo ningún problema en construir con quienes no necesariamente piensan igual que yo, pero con los que compartimos una matriz común. No le temo a las diferencias, porque son necesarias y enriquecen las miradas. Muchas veces me ha pasado que, aun teniendo una posición determinada sobre un tema, escuchando los argumentos de otro he podido cambiar mi propia posición. Las diferencias no pueden divorciar a las sociedades quebrando los puentes de diálogos. Y siendo una mujer de izquierda, me siento habilitada para representar a la centroizquierda chilena. No son solo palabras, sino que con los hechos los he demostrado.

P. ¿Su Gobierno sería de continuidad respecto del de Boric?

R. Tanto del Gobierno del presidente Boric como los otros gobiernos de centroizquierda se van a proyectar todas aquellas iniciativas que han ido en directo beneficio del país, pero hay otras cosas en las que esto tiene que ser distinto. Yo no tengo ninguna duda de que el tema de la seguridad pública tiene que ser prioritario. Y esa prioridad no solo se va a expresar desde el primer día de mi Gobierno, sino que en la construcción programática y en la conformación del comando, es una prioridad. Además, es muy necesario que nuestro país no retroceda en algunos temas y lo que me preocupa es que la ultraderecha lo que le propone al país es retroceder. Cuando dicen que van a reducir impuestos, lo hacen pensando en populismos que pueden tener un grave impacto en Chile, como dejar desfinanciada la PGU (Pensión Garantizada Universal). Y lo digo no para meter miedo, sino porque conozco el presupuesto del Estado.

P. ¿Cuáles son los proyectos en juego?

R. Los electores tendrán que optar entre un proyecto liderado por dos personas de la derecha versus una persona que tiene la posibilidad de convocar a la centroizquierda chilena y al mundo social. Si uno sabe dialogar y conversar con los demás sectores, la conflictividad social disminuye. Y se ha demostrado en el Gobierno del presidente Boric, donde ha habido menos huelgas. A veces se piensa que da lo mismo quien gobierne. Y que quien gobierne debiera ser el que grite más fuerte o tiene más esloganes y vistos en TikTok. Pero estas cosas se tienen que hacer de manera más seria y responsable.

P. ¿Cuánto le pesa el PC a su candidatura?

R. Más que el PC -porque el partido, como he dicho, me ha dado autonomía- de repente hay ciertos liderazgos que creen que pueden hablar por mí. Y eso lo encuentro muy inadecuado. Y al parecer, insisten. Y me preocupa, porque tiene mucho que ver con el enfoque que se tiene en política sobre las mujeres. Pero yo soy una persona que tiene clara la responsabilidad y tengo absolutamente claro que fui yo la candidata elegida. Y voy a tomar las decisiones más adecuadas para el rumbo de la coalición de centroizquierda que represento y para el rumbo del país, con independencia.

P. Uno de los liderazgos a los que se refiere es el excandidato presidencial del PC en 2021, Daniel Jadue, pero otro es el presidente de su partido, Lautaro Carmona.

R. No diferencio entre aquellos. Hay varios que están hablando de cosas que no les corresponden. Yo he seguido haciendo completamente mi camino como candidata y con la responsabilidad que tengo, y lo voy a seguir haciendo. No estoy subordinada a las decisiones del PC.

P. Jadue dijo que las cárceles eran instituciones de dominación de clase y que el pueblo tiene todo el derecho a pasar por sobre el Estado de derecho.

R. Me parecen definiciones muy inapropiadas. Y no solamente no las comparto ahora que soy candidata, sino que como persona, en general, no las comparto. Por eso competí en esta institucionalidad y logramos ganar en esta institucionalidad. Yo me imagino que Daniel [Jadue] debe estar pasando momento difíciles. Es bueno que se concentre en su defensa y sus opiniones las tomo como opiniones personales. Pero si usted me pregunta qué opino, no las comparto en nada.

P. ¿Tiene fuego amigo al interior de su partido?

R. Más que todo, lo que hay son personas que creen que la política se construye pauteando a otros -mandando a otros-, pero conmigo no les va a resultar.

P. En ocasiones pareciera que algunos no quieren que usted gane la Presidencia.

R. No creo que sea tan así. Solo son formas de la política que tiene que ver con una sociedad machista.

P. En Chile se ha debatido sobre el apego del PC a la democracia.

R. No es un debate espontáneo, sino que un debate que la derecha y la ultraderecha tratan de instalar. Pero el PC chileno ha actuado siempre dentro de la institucionalidad y si hay alguien que podría reclamar que se ha sido antidemocrático, son los comunistas que han sido perseguidos, y no solo en la dictadura de Pinochet, sino también a mediados del siglo pasado. Yo me hago cargo de lo que hoy me corresponde como candidata que es representar a la centroizquierda chilena.

P. El PC se define como marxista-leninista. ¿Qué significa esto en 2025?

R. Es una pregunta para ellos, porque yo estoy de candidata de la centroizquierda chilena.

P. Pero es militante.

R. En mi papel de candidata de la centroizquierda chilena tengo la responsabilidad de representar hoy en día a este sector social y político y, el día de mañana, si soy elegida, de todos los chilenos y chilenas.

P. ¿Entiende que haya sectores del pueblo que vean con temor al PC?

R. No hay razones de fondo. Lo que hay son falsas razones que se tratan de instalar producto de campañas y que son bien lamentables, porque tratan de actuar con una lógica en la que la sociedad chilena ya no está, en el clivaje propio de la Guerra Fría. Son elementos que se ponen sobre la mesa de manera muy irresponsable, porque la democracia hay que cuidarla. Todos tenemos derecho a tener nuestra adhesión política dentro del marco institucional, y las diferencias hay que saber procesarlas, pero no desacreditar a los otros con asuntos falsos.

P. ¿Cuál es el compromiso de su partido con la democracia? ¿Es un valor profundo o solo táctico e instrumental?

R. Completamente profundo y así se ha demostrado siempre.

P. Ha resaltado su origen popular en esta campaña. Dijo que había nacido en cuna de mimbre y Kast le respondió que él en una de madera.

R. Es increíble cómo una persona de los sectores más ricos del país, que lleva 12 años de candidato, que estuvo 16 años viviendo del Estado, trate de instalar una situación en que se iguala a las grandes mayorías de Chile, que viven con escasos recursos. Y lo digo porque si bien hoy día producto de distintas situaciones que he enfrentado en la vida pertenezco a los sectores medios de la sociedad, mi origen es relevante: y es el de la pobreza. Y lo digo con esa transparencia no porque me guste llorar historias personales, sino porque creo que es hora de que la democracia chilena se complete con personas que vengan de todas las clases sociales. Eso hará que tengamos una democracia más fuerte, no solamente compuesta por la élite.


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