La caridad comienza por casa

Australia va a aplicar un impuesto federal adicional de cuarenta por ciento a las utilidades de las mineras, como cobro por el mineral que extraen

Por Wari

30/04/2010

Publicado en

Actualidad / Columnas

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Australia va a aplicar un impuesto federal adicional de cuarenta por ciento a las utilidades de las mineras, como cobro por el mineral que extraen. Así lo informa el Financial Times del 27 de abril del 2010, señalando que la medida reemplazará un royalty – es decir, un porcentaje sobre las ventas – que pagan en las regiones donde operan.

Agrega que el nuevo impuesto reducirá las ganancias de las mineras entre un 19 y un 30 por ciento.
Los nombres de las afectadas: BHP Billiton y Rio Tinto, ambas de origen australiano y bien conocidas en Chile.

Por acá, en cambio, se debate cuantas décadas de invariabilidad tributaria se ofrecerá a las mismas empresas, a cambio que accedan voluntariamente a subir de 5 a 8 por ciento la sobretasa de impuestos que se les cobra por el mineral de cobre que se llevan casi gratis.

¡Si seremos giles!

RECONSTRUCCIÓN: EL WILLY NO QUIERE PONERSE

Las grandes empresas en general se ponen con la reconstrucción. Es de buen tono. El gobierno les echa un empujoncito, claro, aportando el 35 por ciento de sus donaciones. Excepto las AFP. No se sabe que hayan aportado un peso. Ahora su jefe rechaza el empujonazo que les dio el gobierno,  que limitó el beneficio tributario a las personas de altos ingresos que hacen ahorro voluntario.

Como una forma de financiar la reconstrucción, el Ministerio de Hacienda establecerá un tope máximo de 50 UF mensuales (poco más de un millón de pesos) y 600 UF anuales (poco más de 12,6 millones de pesos) para el monto de los depósitos convenidos que quedarán libres de impuesto de segunda categoría. Actualmente, cualquier aporte bajo esta modalidad está exento de gravamen.

En declaraciones a El Mercurio del 23 de abril del 2010, el presidente de la Asociación Gremial de AFP reconoce que los depósitos convenidos son utilizados principalmente por personas de mayores ingresos y tienen la capacidad de suspender consumo presente para ahorrar y mejorar su pensión. De ellos, quienes aportan sobre 600 UF «son pocos, pero pueden ser muchos más», agrega el ejecutivo. «Creo que sería bueno no tomar esta medida» concluye.

El presidente del gremio explicó que las personas que utilizan el depósito convenido sólo postergan el pago de impuestos y no se liberan. Esto ya que los aportes son depositados en la cuenta de capitalización individual y sólo pueden ser rescatados como pensión (al momento de jubilar) o como excedente de libre disposición, momento en que se pagará tributo. «Es una facilidad para que esas personas que son capaces y llegaron alto y tienen una remuneración y bonos muy importantes puedan decir ‘voy a postergar parte de mi gasto presente para tener un mejor futuro.»

Eso no es así, puesto que difícilmente la jubilación que obtengan quedará en el tramo máximo de impuestos, que es el que hoy día los afecta. Para eso tendrían que ahorrar nada menos que ¡1,200 millones de pesos en su cuenta individual! Por lo tanto, van a pagar menos impuestos de todos modos y el fisco no va a recuperar estas platas ni en el día de San Blando.

El gobierno estima que imponer ese límite representa un ingreso fiscal de 70 millones de dólares por año. En otras palabras, los «pocos que pueden ser muchos más,» según el jefazo de las AFP, reciben actualmente un beneficio fiscal de ¡70 millones de dólares por año!

¿Quienes son los beneficiados? Un puñado de los ejecutivos, entre ellos el mismísimo Willy, que evitan de esta manera pagar el impuesto que les corresponde por los sueldazos que reciben. Se benefician de este modo con decenas de millones de pesos al año, cada uno de ellos.

Esas monedas no las quieren aflojar, ni siquiera para la reconstrucción. Ni porque se los pida el gobierno que ellos eligieron. Ni que se los pida el mismo Dios. Como declaró Monseñor Ezzati, Arzobispo de Concepción, a El Mercurio del domingo 25 de abril: «El terremoto desnudó nuestra humanidad, mostrando muchas riquezas y talentos… y también mucha bajeza y mezquindad.»

Por Manuel Riesco

Economista del Cenda

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