Mira aquí el cortometraje: «Kenčenák», “latido del corazón” en idioma kawésqar

Reinaldo Caro, pescador kawésqar quien a bordo de su bote expresa su preocupación ante el avance de la industria salmonera en el maritorio de su pueblo

Por Seguel Alfredo

24/03/2022

Publicado en

Actualidad / Chile / Medio Ambiente / Portada

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Cortometraje «Kenčenák» (“latido del corazón” en idioma kawésqar), en él se narra el sentir de Reinaldo Caro, pescador kawésqar quien a bordo de su bote expresa su preocupación ante el avance de la industria salmonera en el maritorio de su pueblo. El registro audiovisual estuvo a cargo de la realizadora Vanessa Álvarez, la banda sonora estuvo a cargo del dúo magallánico Lluvia Ácida.

El cortometraje fue grabado en la zona del Golfo de Almirante Montt (provincia de Última Esperanza, Región de Magallanes), el registro audiovisual se desarrollo durante el presente año.

Ver aquí cortometraje «Kenčenák»

Según cuenta Vanessa Álvarez en una publicación de G5Noticias, este registro audiovisual realizado durante el presente año no fue programado. “No había un guión ni menos la idea de hacer un documental. No fui con equipos profesionales. Me encuentro desarrollando un trabajo narrativo que se emplaza en la geografía kawésqar, tanto humana como física. Era importante para mí contarles de este proyecto y tener un acercamiento que le entregue verosimilitud a la novela. En ese contexto, tuve la fortuna de navegar con don Reinaldo Caro, con su hija Leticia Caro, Nayadette Vargas y Álvaro Montaña. Compartimos una noche y dos días en las aguas del Golfo Almirante Montt. Hice imágenes con la idea de editarlas y regalárselas como un registro familiar, como un recuerdo de nuestro encuentro. Luego, cuando comencé a revisarlas sentí que podían sumar a la difusión de la misión que tienen entre manos”.

Para Leticia Caro, hija del entrevistado y una destacada activista contra la actividad salmonera en la zona, este cortometraje ha sido una sorpresa y una muestra de unión de voluntades. Y de lo que en lengua kawésqar denomina “chas” (trueque). “Una escritora viaja para documentar una novela que nace a partir de los Zoológicos Humanos. Y para sorpresa nuestra nos pide llevarla a lugares icónicos que fueron antiguas ocupaciones de antiguos Kawésqar, a lo que accedimos con gran disposición, como una forma de retribuir a quien nos ha ayudado de manera desinteresada por mucho tiempo. Y luego… ¡sorpresa! Vanessa nos devuelve este trabajo, donde además hace contacto con Rafael Cheuquelaf (periodista de UMAG e integrante del dúo LLUVIA ÁCIDA), quien nos ha dispuesto la música a la que hemos llamado “Kenčenák” (“latido del corazón”) y los nexos para la realización de este conversatorio, muy necesario en estos días de invizibilización”.

La realizadora abordó a Reinaldo Caro como sujeto fílmico desde el respeto, según cuenta. “No quería atiborrarlo de preguntas, quería llevarme lo que él quisiera entregarme. Nada más ni nada menos. Me encontré con un tesoro que me invitó a subirme a su bote y me contó de sus miedos y sueños. Un kawésqar que sigue remando con la frente en alto. Básicamente este trabajo registra el sentimiento de don Reinaldo Caro ante la contaminación que provoca la industria salmonera. Rememora las bases del ser kawésqar que va en sentido contrario al de la acumulación y extractivismo. En definitiva, de la convivencia sustentable con el espacio, siendo consciente de que somos un ser más de este puzzle”, recalcó.

El testimonio de una lucha

Leticia Caro destaca el valor social y ambiental de este trabajo audiovisual. “Nuestro territorio tiene una urgencia y visibilizarla es importante, pues parte de él ha sido destinado a ser una zona de sacrificio para ser ocupado por la salmonicultura. Hemos tenido que esforzarnos mucho, pues nuestras herramientas no son como las de la industria destructiva ni tampoco son las que posee el gobierno. Nuestra herramienta es el pulso, un latido del corazón, un Kenčenák”, enfatiza. Por su parte, Vanessa Álvarez cree que esta es una forma de contribuir a la difusión del sentir kawésqar ante la instalación de la industria salmonera en su espacio biocultural. “Es una manera de agradecer a ese grupo de personas que, día tras día, ocupan su tiempo en buscar estrategias para derribar a este monstruo que pone en riesgo la tercera reserva de agua dulce del planeta y una de las marinas más prístinas. En consecuencia, mientras defienden su espacio espiritual están salvando una parte del planeta. Es una lucha que están dando por todos nosotros”, enfatizó.

La lucha a la que alude Vanessa Álvarez ha sido llevada a cabo por las Comunidades Kawésqar por la Defensa del Mar, conformadas por Ata’p, Residentes en Rio Primero, Inés Caro y Grupos Familiares Nómades del Mar. Entre sus abuelas figuran Inés Caro Pérez, Rosa del Carmen Osorio y Lucrecia Cárdenas Cárdenas, todas oriundas de distintos sectores del territorio ancestral Kawésqar. “Esta resistencia además hace alusión a la reivindicación de nuestros antepasados que poblaron y navegaron este Waes (mar) y que fueron borrados indiscriminadamente, como lo quieren hacer con nosotros. Es por ello que les decimos que volvemos a ver el territorio y que nosotros continuaremos navegando”, declara Leticia Caro.

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