Paquete de Reconstrucción de Piñera

Tal como viene, me opongo

Por Wari

23/04/2010

Publicado en

Actualidad / Columnas

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Tal como viene, me opongo. Así de claro. Sencillamente, porque el grueso del financiamiento propuesto se obtiene del saqueo de bienes del Estado e impuestos al pueblo fumador. En cambio, a los grandes empresarios se les postergan tributos vía depreciación acelerada, por un monto mayor que los que se adicionan mediante un modesto y transitorio -aunque muy justo, por cierto- incremento en el impuesto de primera categoría, contribuciones a los bienes raíces de alto valor y al llamado «royalty-2»  a las mineras. En el último caso, además, se les otorga a cambio invariabilidad tributaria per saecula saeculorum.

Adhiero, en cambio, a la propuesta de Cenda de obtener los mismos recursos que se estima rendirían el aumento en el impuesto al tabaco y la venta de activos fiscales, haciendo permanente los incrementos a la tasa de primera categoría y «royalty-2,» sin ofrecer extensiones en la «invariabilidad» en el último caso.

Adicionalmente, Cenda propone adelantar el compromiso de retornar el impuesto de timbres y estampillas a su valor anterior a la rebaja transitoria concedida por el anterior gobierno.

Que los fumadores sigan echando humo; ya tienen suficientes problemas en su vida cotidiana y más encima enfrentan la inminencia de un enfisema pulmonar.

Nada de depreciación acelerada, que ya ha servido para eludir suficientes impuestos en el pasado, especialmente por parte de las mineras.

Y por cierto, como bien dice Eduardo Galeano ¡La propiedad pública no se toca, ni el papel secante!

El cuadro a continuación presenta una propuesta alternativa de financiamiento, elaborada por Cenda. En la misma se hace permanente el alza transitoria de 17 a 20 por ciento a las grandes empresas, según la misma fórmula propuesta por el gobierno para el año 2010. Se hace permanente el alza del «Royalty 2» a las mineras, pero la tasa se aumenta a 12 por ciento en lugar del 8 por ciento propuesto por el gobierno. Desde luego, sin concesiones de invariabilidad adicionales. El alza de contribuciones de 0,25% al 5 por ciento de propiedades de mayor valor, propuesta por el gobierno para dos años, se hace asimismo permanente. Finalmente, se repone  de inmediato el impuesto de timbres y estampillas al mismo nivel existente el año 2008, que fuera rebajado transitoriamente hasta mediados del presente año por el gobierno anterior. Las propuestas de Cenda arrojan aproximadamente lo mismo que el gobierno propone recaudar con la venta de activos fiscales y aumento del impuesto al tabaco. La diferencia es del orden de 300 millones de dólares, que se financia con las reservas.

EL QUE SABE…

George Soros es un especulador bien especial. La leyenda afirma que multiplicó su fortuna haciendo quebrar al Banco de Inglaterra. Es una manera de decir que en una ocasión ganó muchísimo dinero apostando fuerte a la caída de la libra esterlina; tanto, que apuró su derrumbe.

Hay, sin embargo, una historia mucho más trágica. Cuando niño, Soros escapó del ghetto de Budapest gracias a la audacia y decisión de su padre. Se libró de esa manera, de la horrible suerte que corrieron más de 650.000 compatriotas suyos. Niños, ancianos, mujeres, hombres, fueron deportados por su gobierno, aliado de los nazis en 1944. Fueron obligados a marchar a pie, en una fila infame que se extendió desde el centro de Budapest hasta la frontera con Austria, a la vista y paciencia de media Hungría. Allí fueron embarcados en vagones de ganado que los transportaron a Auschwitz, donde casi todos fueron exterminados.

Quizás por eso, Soros ha dedicado parte de su energía y su fortuna a combatir las miserables reacciones humanas que provocaron ese horror. Cuando hace propuestas para ponerle coto a la especulación, sabe de que está hablando y quizás está pensando en los peligrosos extremos a los que pueden llevar la maldad y la codicia humanas. Acaba de escribir una pieza notable acerca de los derivados financieros, que fue publicada en el Financial Times el 23 de abril del 2010.

Comenta el derivado «sintético» que originó la demanda de la Securities and Exchanges Commission (SEC) estadounidense contra el banco Goldman-Sachs, señalando que se trató de un complejo instrumento, derivado de papeles respaldados por hipotecas realmente existente, las que se clonaron en unidades imaginarias que reflejaban el valor de aquellas. Esta obligación de deuda respaldada en activos colaterales, o CDO por sus siglas en inglés, no financió ninguna casa adicional ni asignó el capital de un modo más eficiente; sencillamente hinchó el volumen de papeles respaldados por activos que perdieron su valor cuando estalló la burbuja inmobiliaria. Demuestra de este modo que el objetivo primordial de la operación fue generar comisiones en beneficio de sus emisores.

Denuncia que cinco grandes bancos emitieron más derivados que los activos en los cuales se basaban en último término. La práctica se extendió por años y culminó en un crash en el cual se destruyó valor por billones de dólares. Exige que se le ponga término. Para ello propone una solución bastante sencilla, que no excluye otras regulaciones: que se inscriba cada uno de estos instrumentos en la SEC antes de comercializarlo, tal como se hace con los instrumentos financieros normales y regulados, como una acción por ejemplo. Según Soros, el procedimiento es tan complicado que disminuiría drásticamente la emisión de este tipo de instrumentos que otro especulador famoso, Warren Buffet, una vez denominó «armas de destrucción financiera masiva.»

Al final de su nota, Soros se extraña que algunas grandes corporaciones se hayan alineado con los cinco grandes bancos de inversión que emitieron el 95 por ciento de estos engendros, para oponerse a su regulación: afirma que «la única explicación es que derivados hechos a la medida pueden servir para eludir impuestos y manipular las ganancias contables.»

Por Manuel Riesco

Economista de Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (Cenda)

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