Una historia de amor que trascendió fronteras, tiempo y espacios: Joan y Víctor

En septiembre de este 2023 se conmemoran 50 años del golpe de estado y con ello, el asesinato del destacado cantautor chileno

Fotografía portada: Víctor Jara junto a su esposa Joan Turner (más conocida como Joan Jara) / Parque Forestal de Santiago, sin fecha determinada / Registro: Boris Elchíver

 Se dice que amar sin fronteras es amar desde la libertad, la comprensión y el respeto. Es cultivar fortaleza, valentía y persistencia para mantener la relación amorosa a pesar de las circunstancias que sucedan.

Algo así es lo que se percibe con los diversos relatos sobre la historia de amor de Joan Turner y Víctor Jara, quienes construyeron un hogar y una vida juntos.

Joan Turner de Jara, más conocida como Joan Jara, nació en Londres, Inglaterra, 1927. Destacada bailarina y activista política británica, nacionalizada chilena y reconocida por la Academia Chilena de Bellas Artes por su aporte a lo largo de toda su trayectoria en el desarrollo de la danza. En 2021 obtuvo el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales de Chile.

Creó la Fundación Víctor Jara y ha desempeñado una importante labor universitaria y popular en la difusión de la danza en Chile. En 2009 recibió la nacionalidad chilena por gracia, en reconocimiento a su aporte a la cultura, su trayectoria humana y su lucha por la recuperación de la democracia tras la dictadura militar que rigió Chile entre 1973 y 1990.

Turner ingresó en 1954 al Ballet Nacional Chileno y también dio curso como docente en las escuelas de Danza y Teatro de la Universidad de Chile. Allí, Víctor Jara, entonces estudiante de segundo año de teatro, figuraba como uno de los alumnos de la clase de expresión corporal liderada por Joan.

En su libro Víctor, un canto inconcluso, la bailarina recuerda aquella época como un momento de profunda soledad que somatizó en su cuerpo como una enfermedad que la mantenía débil, ya que estaba en un difícil proceso de separación en tierras lejanas y embarazada, donde el consuelo estaría con la presencia de Manuela, su hija. Jara fue una de las personas que llegaron a saludarla al hospital, después del parto.

Después con el tiempo, se abrieron los espacios y se fueron conociendo cada vez más. En su libro, Joan relata: “Víctor comenzó a invadir mis pensamientos. Recordaba su sonrisa en la clínica, sus flores cuando estuve enferma, su alegría de verme cuando nos encontrábamos en la calle. Parecía muy amable y alguien con quien era fácil conversar, pero no lo tomé en serio. Nada sabía de él, salvo que era estudiante de mucho talento y que parecía pertenecer a una generación más joven. Yo era una vieja de 30 años, con un matrimonio fracasado y una carrera a mis espaldas”.

Un encuentro importante entre ambos, tuvo lugar en noviembre, cuando el músico convenció a la bailarina de asistir a la Feria de Artes Plásticas realizada a orillas del río Mapocho.

Se ha señalado, que Víctor, aunque tuvo algunas relaciones anteriores, era la primera vez que amaba de esa forma. En Un canto inconcluso, Joan recuerda que su entonces futuro esposo le confesó que se enamoró de ella desde la primera vez que la vio bailar.

Así comenzó esta historia de amor, lleno de sueños, tejidos, creaciones, esperanzas, de cartas y un amor profundo.

Así, la la bailarina y el cantante chileno se enamoraron, se emparejaron y tuvieron a su hija Amanda.

En un viaje en 1961, Jara le compuso la siguiente canción a Joan.

Paloma quiero contarte

Otra canción dedicada a su amada que quedó inmortalizada, es la siguiente:

 «Cuando voy al trabajo”

El 16 de septiembre de 1973, días después del golpe militar chileno, Víctor Jara era asesinado y Joan tuvo que reconocer su cuerpo maltratado. Salió al exilio y se convirtió en una activista incansable, trabajando por la memoria y legado de su marido, y también por visibilizar en el extranjero las violaciones a los derechos humanos que ocurrían en Chile.

Viajó por toda Europa hablando de Jara, manteniendo viva su música y mensaje, y también por el resto del mundo. Regresó a Chile en 1984, y junto a su ex marido formó la emblemática compañía de Danza Espiral, donde pasaron la mayoría de los bailarines formados en Chile y un hito cultural durante los años ochenta.

Al regreso de la democracia, Joan, quien usaría por siempre el apellido de su esposo asesinado, creó la Fundación Víctor Jara, desde donde ha seguido trabajando por la memoria del país y el legado artístico del cantautor.

También siguió luchando por la búsqueda de justicia del crimen de Jara, por más de cuarenta años impune; recién en 2018 un tribunal chileno condenó a ocho militares en retiro por el feroz asesinato. Joan Jara también interpuso una demanda civil en EE.UU. contra el autor del crimen, Pedro Barrientos, que vive en ese país; el jurado lo encontró culpable.

Joan Jara recibió la nacionalidad chilena, y también ha recibido múltiples premios por su aporte a la cultura a través de la danza.

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