Una visión sobre Chile actual y pobreza

El 15 de octubre, “Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza”, se presentó en Nueva York el libro The Unheard Truth: Poverty and Human Rights («La verdad no escuchada: pobreza y Derechos Humanos») de Irene Khan, Secretaria General de Amnistía Internacional, quien destaca que alrededor del mundo, dos mil millones de personas, la tercera […]

Por Wari

21/11/2009

Publicado en

Actualidad / Columnas

0 0


El 15 de octubre, “Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza”, se presentó en Nueva York el libro The Unheard Truth: Poverty and Human Rights («La verdad no escuchada: pobreza y Derechos Humanos») de Irene Khan, Secretaria General de Amnistía Internacional, quien destaca que alrededor del mundo, dos mil millones de personas, la tercera parte de la humanidad, son pobres, viviendo con menos de 2 dólares al día. Mil millones viven en extrema pobreza, ganando menos de 1 dólar al día. Cifras recientes publicadas por las NN UU indican que más de mil millones de personas pasan hambre. Irene Khan argumenta que estas duras cifras por sí solas no cuentan la historia completa. La pobreza, según plantea la obra, debe reconocerse como la peor crisis de Derechos Humanos del planeta. Irene visitó Chile el año pasado y resulta de interés conocer algunas de sus observaciones:

“Sentí una urgencia palpable cuando me quedé en la sala de espera del aeropuerto de Calama, esperando el vuelo de la tarde para regresar a Santiago. Acababa de estar en Chiu Chiu donde había visto por mi misma la muerte lenta de las comunidades indígenas, cómo sus fuentes de agua subterránea se desvían, disminuyen y se contaminan por las actividades de las minas de cobre aledañas. Sin perspectivas y cada vez con más riesgos ambientales, los jóvenes están abandonando las aldeas desplazándose a las ciudades. Las comunidades gradualmente van perdiendo por este motivo su vida y su identidad. Los más ancianos del pueblo hablaron conmigo de sus miedos, de que su existencia está amenazada”.

“El aeropuerto estaba claramente en un buen estado. La sala de embarque llena de hombres con trajes oscuros y zapatos elegantes, llevando maletines con los nombres de las principales escuelas de negocios de EE.UU. o de compañías multinacionales. La economía de Chile depende de las minas de cobre, y el crecimiento económico ha traído prosperidad para el país. Chile es un país democrático muy lejos de los casos graves que se han puesto de relieve en este capítulo. Pero la cuestión es la misma: en una economía globalizada, las grandes empresas y gobiernos extranjeros son los maquinadores tanto en la determinación del impacto de los Derechos Humanos como en el gobierno nacional. No se les debe permitir eludir sus responsabilidades. Esta es la nueva frontera de los Derechos Humanos, para lo que se necesita un nuevo sistema para asegurar su exigencia y que las voces de las personas que viven en la pobreza sean escuchadas y sus intereses protegidos”.

Es cierto, ya no somos mirados por el mundo como el país donde las personas desaparecen o, simplemente, pueden desaparecer, lo que resultaba igual de grave. Sin embargo hoy, en numerosas comunidades, pueblos, ciudades, ya no quedan jóvenes y los ancianos que se resisten a abandonar sus tierras ancestrales viven en extrema pobreza, mientras la tierra, su tierra, enriquece a otros.

Parece urgente que, a la vista del tan anunciado “Bicentenario”, dejemos de pensar en carreteras y en edificios cuya cima se pierde de vista en los días nublados, para pensar en la necesidad de ser humanos con quienes no tienen voz y son desplazados por la explotación inmisericorde de lo que siempre les ha pertenecido y que hoy está en manos de grandes capitales, la mayor parte foráneos.

Si no se actúa muy pronto, con inteligencia y sensibilidad, será demasiado tarde y las altas torres que se construyen con las utilidades que se obtienen de un manejo económico insensible, se convertirán en modernas “Babel” para más chilenos.

por Leonardo Aravena Arredondo
Profesor de Derecho, Universidad Central
Voluntario de Amnistía Internacional

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones