Ustedes los capitalistas neoliberales son los terroristas

Desde décadas hemos venido escuchando el término “terrorista” para referirse a los luchadores libertarios y sociales

Por Wari

19/10/2010

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Desde décadas hemos venido escuchando el término “terrorista” para referirse a los luchadores libertarios y sociales. Ahora, ¿de dónde sale esta expresión, quiénes son los que más lo usan y bajo qué pretexto lo implementan y aplican en sus legislaciones jurídicas? Es más, si miramos la historia liberatoria de los pueblos, siempre lo hegemónico ha estado usando términos para someter a los pueblos.

Sin ir muy lejos miremos lo que hacían los españoles cuando llegaban a invadir a un pueblo indígena “barbárico” como ellos solían decir, en este caso al continente de América Morena. Así se impuso la primera legislación “antiterrorista” que era la base del Terrorismo de Estado Imperial español. Ahora entendiendo esto, que la primera forma de Terrorismo de Estado Imperial en América Morena se inicia con la llegada de los españoles, cuyo fundamento esencial se encuentra en el Requerimiento, la forma “legal” de legitimar la invasión, la barbarie, el exterminio, y el robo.

Todo esto sólo era un procedimiento formal y como la historia siempre se repite, en este caso el descubrimiento y Conquista era impulsada por la iniciativa privada, ya que los reyes se ganaban el 20%, y por cierto más los impuestos de lo obtenido de la barbarie y del exterminio, y el robo de las tierras. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, en el marco del mercantilismo, se desarrolla la conquista de nuevas fuentes de riqueza, mano de obra barata y mercado de exterminio contra pueblos y civilizaciones completas para acumular riquezas. Se esclavizó, sobre-explotó y exterminó según las necesidades del mercado a los pueblos originarios, llevándose el oro y plata para los banqueros, quienes financiaron y prestaron dinero a la Corona, ya que los reyes habían concesionado la conquista en América Morena, a la iniciativa privada. Iniciativa que ha marcado por más de 500 años a los pueblos y sus recursos naturales no renovables, no importando el nombre del Amo, la Ley y el Dios que profesen. La motivación de ellos y los de hoy son los recursos naturales, la mano de obra barata obtenida a través de la esclavitud. No es otra cosa que la espada de Damocles sobre las luchas de los trabajadores y el pueblo.

Mientras españoles y portugueses se peleaban las tierras usurpadas gracias a los adelantos tecnológicos aplicados en la guerra, la supremacía técnica militar se imponía sobre los pueblos originarios de América Morena. El exterminio; la matanza de niños lanzados contra una empalizada o bien contra las rocas; la muerte ocasionada por la hoguera, donde eran colgados en un arco por docenas y bajo ellos colocaban una hilera de troncos los cuales los encendían; la tortura hasta la muerte, donde la Iglesia vía Inquisición fue un gran aporte a ello con lo que tiene que ver con la flagelación; el castigo y la tortura; la violación de niños y mujeres y, en muchos casos, de hombres; la sobre-explotación laboral hasta la muerte, son la base fundamental del Terrorismo de Estado Imperial.

Bartolomé de las Casas es considerado como uno de los fundadores del derecho internacional, él escribió un informe a mediados del Siglo XVI, constituyéndose en el primer informe moderno de derechos humanos. En este informe Bartolomé narra las atrocidades de las que fueron sometidos los indígenas de América morena por los conquistadores. En este informe encontramos un hecho despreciable y repugnante: «Otra vez, este mismo tirano fue a cierto pueblo que se llamaba Cota, y tomó muchos indios he hizo despedazar a los perros quince o veinte señores y principales, y cortó mucha cantidad de manos de mujeres y hombres, y las ató en unas cuerdas, y las puso colgadas de un palo a la lengua, porque viesen los otros indios lo que habían hecho a aquellos, en que habría setenta pares de manos; y cortó muchas narices a mujeres y a niños».

El marco de represión en el que se desarrolló este régimen de dominación basado en el terrorismo de Estado, en 1492 había aproximadamente 90 millones de indígenas viviendo en América morena repartidos entre Sudamérica, América Central y Norteamérica. Cien años más tarde el equilibrio demográfico se había roto de tal manera a causa de las guerras de exterminio, las matanzas y enfermedades. Ya en 1692, en el segundo centenario del desembarco europeo en América, la población indígena total superaba apenas los 4,5 millones de habitantes.

En Wikipedia podemos encontrar algunos datos y de ellos podemos extraer que se calcula que el genocidio o el holocausto indígena en América Morena significaron la muerte de unos 100 millones de indígenas. Genocidio que sigue después de la independencia americana, hasta el siglo XIX. En las narraciones de fray Bartolomé de las Casas sobre los genocidios en las islas del Caribe calcula la muerte de 1,5 millones de indígenas tan solo en 50 años.

Algunos libros de medicina moderna con investigaciones en las epidemias, tienen testimonio de varios pueblos indígenas incomunicados en aquel entonces y declaran que los genocidas conquistadores solo visitaban sus pueblos o comunidades indígenas, cuando estaban seguros de estar enfermos para contagiarlos y disminuir la población indígena. Eso es genocidio, es como la prostituta que sabe que tiene Sida y tiene relaciones sexuales para contagiar de su enfermedad a otros.

Los investigadores, Cook y Borah, de la Universidad de Berkeley, establecieron luego de décadas de investigación, que la población en México disminuyó de 25,2 millones en 1518 a 700 mil personas en 1623. Es decir, a cien años de la llegada del conquistador la población indígena se había reducido a menos del 3% de la población original mexicana.

Otro investigador norteamericano, H. F. Dobyns, calcula que un 95% de la población de América Morena fue asesinada en los primeros 130 años de la llegada de los conquistadores. Mientras que en 1492 España y Portugal juntos no despuntaban los 10 millones de personas y en toda Europa vivían entre 57 y 70 millones de habitantes.

El historiador peruano Villanueva Sotomayor sostiene que: Tahuantinsuyo tenía quince millones de habitantes. Con la llegada de los conquistadores y con la Colonia, la población de los indígenas decreció radicalmente. En 1620 la población llegaba sólo a los 600 mil habitantes. Es decir, desde 1532 a 1620, había 14.400.000 habitantes menos, tan solo en 88 años. Lo que significa que asesinaban a 453 indígenas diarios.

Respecto al genocidio de los indígenas de América Morena del Norte, el ministro de Defensa de Bélgica, André Flahaut, sostuvo el 2004 que en América del Norte se cometió el mayor genocidio de la historia mundial, recalcando que la debacle demográfica se debió al asesinato y al exterminio masivo y restando el papel de las epidemias. Y agrega que el exterminio continuaría hasta hoy en día.

Así lo afirmó al presentar el 8 de abril de 2004 un informe del gobierno titulado Genocidios:”… en América del Norte se cometió el mayor genocidio de la historia mundial (…) sólo en América del Norte fueron asesinados 15 millones de indígenas desde que Cristóbal Colón puso pie en este continente en 1492”. Al llegar al año 1800, es decir, 24 años después de haberse proclamado la Independencia norteamericana, las matanzas de indígenas, las enfermedades, el deterioro económico y social, las hambrunas, el alcohol, las deportaciones acabaron en tres siglos con casi el noventa por ciento de los indígenas norteamericanos.

Otros 14 millones fueron masacrados en América del Sur. Ahora los conquistadores aplicaron la esclavitud como forma de suplir la disminución de la mano de obra en América Morena. Desde comienzos del siglo XVI hasta mediados del siglo XIX, bajo un manto de impunidad, se cometió el genocidio de 140 millones de esclavos africanos, uno de los más crueles de toda la historia humana, donde hombres, mujeres y niños fueron raptados de sus aldeas, encadenados y trasladados en barcos negreros rumbo América. En sólo un instante esas vidas vieron cambiar su valor y se convirtieron en mercancía mercantil, de los cuales llegaron con vida a América 10 millones para terminar siendo esclavos y muriendo como esclavos. Únicamente a la llegada de la independencia fue donde los hijos de esclavos fueron libres, no así sus padres.

Cuando los pueblos libertarios inician su lucha por la independencia del Estado imperial español, la represión política e ideológica se desató con toda su fuerza y odio de clase. Fueron cientos de miles los que murieron en nombre de la espada imperial. La sangre bañó a toda América desde Tierra Nova, donde nace la cordillera Andina hasta donde se pierde en la antártica, pero esta vez la correlación de fuerza y de clase fue a favor de los pueblos que luchaban por su independencia política gracias a la utilización del componente militar a la lucha política. Ahora cuando asumen los hijos de españoles nacidos en América Morena, la represión y opresión se desata nuevamente con fuerza y odio de clase. Estos oscuros personajes jamás iban a permitir que el pueblo “bajo”, como ellos se referían a los artesanos, campesinos mestizos en su mayoría, y los indígenas, etc., asumieran roles de preponderancia en la dirección política del país. Es aquí cuando nace, se forja o se acuña la clase política dominante que gobernará hasta nuestros días a América Morena y Chile.

Estoy hablando de la oligarquía constituida por terratenientes, curas hijos de terratenientes, oficiales y generales hijos de terratenientes que escalaron posiciones mientras los solados patrióticos habían sido muertos por la espada imperial española o por la traición de la familia militar aristocrática. Debe recalcar que el problema de clase entre la aristocracia criolla y el pueblo, estos aristocráticos, muchos de los cuales eran hijos de españoles nacidos en Chile, al llegar a la administración del Estado no cambiaron en un ápice las relaciones de producción. Es más, se agudizaron las contradicciones entre capital y trabajo a tal punto que durante finales del siglo 18, en los siglos 19-20 y principios del 21 las matanzas obreras e indígenas, así como la esclavitud, se mantendrían, como en los mejores tiempos de la corana española, las desapariciones forzadas, el exterminio masivo y selectivo, forma habitual y brutal de opresión política, que tiene nombre y apellido: Terrorismo de Estado.

Ya en el siglo XIX por las contradicciones en la forma de generar ganancia y la constante expansión por la necesidad de recursos naturales, se inicia un giro en las relaciones inter imperialista con la distribución geográfica. Ya en 1870 el giro colonial europeo produce un cambio en el plano geopolítico. Entre 1876 y 1914 los países europeos más el norteamericano, ampliaron sus territorios en millones de kilómetros. Gran Bretaña en diez millones de kilómetros cuadrados; Francia en nueve millones; Estados Unidos en cerca de 250.000 kilómetros cuadrados, gracias al robo de tierras a México y cientos de miles de kilómetros de tierra usurpadas por los españoles a los indígenas; Alemania en dos millones y medio; Bélgica e Italia en aproximadamente dos millones. La cuarta parte del planeta había sido distribuido entre 6 países coloniales que usaban el terrorismo de Estado como medio de expansión geopolítico.

Se pretendía con esto cambiar la génesis de la conquista basada en el genocidio, el robo y la opresión como forma de producción. Ahora el objetivo era diferente: era la integración de los territorios al mercado mundial capitalista. Pasaba la hora de convertir a los salvajes de cristianos a ciudadanos, es decir, se empieza la composición antropológica basada en la ideología liberal, las clases sociales, o sea la sociedad dividida en clases. Era hora del Estado como órgano de represión y opresión; todos los ciudadanos y pueblos originarios, así como sus tierras, estaban regidos por el Estado Nación.

Era una nueva forma de opresión para América Morena, si bien los pueblos indígenas son reconocidos como pueblos originarios, pero sin soberanía sobre ellos, sus tierras, su cultura, sus relaciones con otros pueblos, etc. Con esto los indígenas sufren una nueva forma de conquista, y esta la realiza la clase dominante a través de las leyes, y el Estado.

Pero lo que no podemos perder de vista es que detrás de todo esto estaría nuevamente la iniciativa privada, la cual va a cumplir labores políticas-militares en las regiones donde el Estado no estaba. Llegó haber situaciones de abuso, opresión y nuevamente genocidio contra las pequeñas reducciones de indígenas sin protección del Estado.

En 1909 el norteamericano W. Handenburg, denuncia el genocidio «(…) Los agentes de la compañía obligan a los pacíficos indios del Putumayo a trabajar día y noche, sin la más mínima recuperación salvo la comida necesaria para mantenerlos vivos. Les roban sus cosechas, sus mujeres, sus hijos. Los azotan inhumanamente hasta dejarles los huesos al aire… Toman a sus hijos por los pies y les estrellan la cabeza contra los árboles y paredes… Hombres, mujeres y niños sirven de blanco a los disparos por diversión y en oportunidades les queman con parafina para que los empleados disfruten con su desesperada agonía (…)».

Las peores matanzas organizadas fueron realizadas bajo esta nueva concepción política en Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay. Esta visión arrastró en la segunda mitad del siglo XIX a la Guerra de la Triple Alianza, que lo enfrentó a Brasil, Argentina y Uruguay que le permite acceder a la oligarquía nacional e internacional a la explotación forestal. Años más tarde los gobiernos de Argentina y Chile desataron la guerra contra el pueblo mapuche que se encontraba dentro de ambos países. Recordemos que los pueblos originarios no tenían fronteras. Las escaramuzas sucesivas se prolongaron aproximadamente por 15 años, con un costo en vidas para los mapuches de más de 70.000 indígenas asesinados. En ese periodo amargo de la historia, el científico inglés Charles Darwin investigaba en tierras patagónicas. Relató así las matanzas contra los indígenas: «Siéntese profunda melancolía al pensar en la rapidez con que los indios han desaparecido ante los invasores. Aquí todos están convencidos de que ésta es la más justa de las guerras ¿Quién podría creer que se cometan tantas atrocidades en un país cristiano y civilizado? Creo que dentro de medio siglo no habrá ni un sólo indio salvaje al norte del Río Negro» (del libro Viaje de un Naturalista Alrededor del Mundo). Todo esto permitió acceder a la explotación de esas tierras para la explotación agro-ganadera.

Según la ONU, hoy en día doscientos cincuenta millones de personas viven en situación de esclavitud. De ellas, ciento cincuenta millones son niños. Las víctimas son las mismas que hace siglos, personas que viven en situación de esclavitud; servidumbre por deudas, explotación sexual, explotación laboral, miserables sueldos, reclutamiento forzoso, niños trabajadores o soldados, matrimonios forzados. El objetivo de lo hegemónico sigue siendo el mismo: dinero y poder. Resultado de los dos objetivos juntos: terrorismo.

De hecho, las Naciones Unidas tuvieron que implementar un artículo para proteger a los ciudadanos indefensos del capital y sus guerras de exterminio para apoderarse de los recursos naturales de los países vencidos, a tal punto que todos los pueblos del mundo despreciaban unánimemente al Terrorismo de Estado desatado por la Alemania nazi a través del genocidio. El articulo en cuestión es el 11 de la Carta de las ONU, que habla de genocidio, primero como “acciones de un Estado contra la sociedad civil”. Y esto se cumple porque las mayores acciones militares no eran entre grupos de soldados o guerreros de dos bandos, sino que en muchos casos el Ejército atacó casas a sabiendas que habían adultos mayores (ancianos) mujeres y niños solos. Ahora lo hegemónico para evitar las legislaciones internacionales, han creado una figura jurídica, más bien un embrión jurídico para anular el art.11, La Ley Antiterrorista.

DE LOS GOLPES DE ESTADO A LAS POLÍTICAS DE EXTERMINIO Y LA LEY ANTITERRORISTA

Como la ideología dominante se fue trasformando o reinventándose para lograr sus objetivos de dominación, dando pasos como el de convertir a los indígenas o “salvajes” como ellos les decían en cristianos, para luego ser trasformados en ciudadanos, con la llegada de la mundialización dio un tercer paso que fue el de transformarlos en individuos consumidores. Esto implicó un grave perjuicio, fundamentalmente para la clase obrera, para la mal llamada clase media o capas medias quienes se fueron atomizando, desnaturalizando o corrompiendo hasta crear seres egoístas, seres anulados y alienados.

Entre los años 1964 y 1984, casi todos los países latinoamericanos estaban gobernados por dictaduras militares. Pero estas dictaduras tenían dos características que apuntaban a lo mismo: mantener el orden oligárquico establecido (las primeras dictaduras representaron una continuidad del orden oligárquico desde la llegada de los conquistadores) y romper de un plumazo, con golpes de Estado, los procesos sociales y populares. El siglo 20 fue la etapa de desarrollo donde se plasmaron las ideas de dominación a través de los golpes de Estado en América Morena, parte del imperialismo yanky. Impulsado a través de la Escuela de la Américas constituida en 1946 con sede en Fort-Amador y transferida luego a Fort-Gullik en 1949 en la zona del Canal de Panamá y desde 1963 bajo el mando del comando Sur del Ejército de los Estados Unidos.

En sus salas estuvieron los más connotados asesinos, violadores, ladrones y traidores a la patria y a la gran patria América Morena quienes aplicaron el terrorismo de Estado. Entre ellos había oficiales y suboficiales de los ejércitos de la mayor parte de los países de América Morena. Esto le permitió a la CIA adoctrinar ideológicamente, así como a enseñar el arte de torturar y flagelar (a más de 45.000 oficiales de 22 países de América Morena). Se les enseñó que el enemigo interno era el pueblo organizado. Y en donde la contradicción capital-trabajo era más aguda, los cursos eran especiales y dirigidos esencialmente en contra de los enemigos de clase, es decir, los obreros fundamentalmente y los revolucionarios. Entre estos asesinos encontramos una gama variada de traidores como los generales golpistas Viola y Videla (Argentina), Somoza (Nicaragua), Pinochet (Chile), Stroessner (Paraguay), Banzer (Bolivia), Melgar Castro (Honduras), Carlos Humberto Romero (El Salvador). Ahora, ¿por qué traidores? Porque se vendieron a un país extranjero para luego aplicar el terrorismo de Estado a través del genocidio como única forma de inhibir, anular las ideas libertarias y revolucionarias, así como terminar con cualquier resistencia política para aplicar las políticas neoliberales que son la base del pillaje, la sobre explotación, la depredación de los recursos naturales, así como el exterminio y robo del patrimonio de las naciones morenas.

A partir de la instauración de dictaduras militares, bajo la ideología de la Doctrina de la Seguridad Nacional, se fueron aplicando en la práctica diversas formas de terrorismo de Estado. Este axioma sin ninguna duda (DSN), incuba toda forma de terrorismo. Y la desaparición forzada de personas es la forma, la expresión más horrorosa y siniestra del terrorismo de Estado, transformándose la desaparición en la forma más incuestionable, más aguda, que trasgrede los derechos humanos.

Si bien el Terrorismo de Estado se puede subdividir en varias formas de terrorismo, cuando el terrorismo individual opera bajo las órdenes del Estado o está subordinado a lo hegemónico (esto es, la expresión de terrorismo de Estado operando desde abajo), en los territorios (poblaciones, universidades, fabricas, etc.), en su esencia responde a una cuestión de clase contra otra clase.

Esto se grafica de varias formas o está estructurada de tal forma que apunta a una sola cosa: la opresión de clase, cuya característica se expresa por cuestiones socioeconómicas, es decir, las contradicciones de clase en el plano social y económico. Esta forma de terrorismo estructural se refleja por ejemplo en la violencia que se expresa en la muerte frecuente de miles de personas entre mujeres, ancianos y niños ya sea por desnutrición, enfermedades curables; el analfabetismo, la cesantía, la falta de salud, de viviendas dignas; el machismo; la discriminación racista de minorías étnicas, sociales y sexuales, etc.

La otra forma de opresión del terrorismo, se expresa en la represión sistémica, diaria, dentro de una sociedad basada en el terrorismo de Estado, es decir, es la actividad diaria represiva que se requiere para cumplir con los objetivos de clase, que es la opresión de clase contra otra clase que se expresa usando las estructuras policiales, judiciales, carcelarias… Y utilizando el “Sistema Judicial”, “La Constitución” como forma de darle legitimidad a la represión en el plano nacional general y evitar el reproche internacional.

Entre otra de las características del terrorismo de Estado, es la violación constante y diaria de las normas del derecho nacional e internacional. Ahora el «Terrorismo de Estado» es el último eslabón de la cadena de opresión, el último bastión del «sistema democrático burgués». Ahora la democracia es solo una expresión política formal de la burguesía para mantener sus privilegios de clase. Cuando la lucha por la justicia social de la clase obrera sobrepasa las leyes, o los confines de la institucionalidad burguesa, chocan con el Terrorismo de Estado, que es la expresión política de dominación con todas sus letras y expresiones jurídicas.

Como resultado de la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional, basados en los Conflictos de Baja Intensidad (CBI), en América Morena surgen algunos datos aproximados de los crímenes, desapariciones y asesinatos de carácter político basados en el terrorismo de Estado por las Dictaduras de América Morena del Sur desde 1930 hasta la fecha actual. Según la fuente: http://remilitari.com/guias/victimario2.htm, se calcula en 1.015.000 asesinados por la mano de las dictaduras orquestadas por la oligarquía. Entre esto países tenemos: Colombia, Guatemala, Cuba, El Salvador, Perú, Nicaragua, Haití, Argentina, República Dominicana, Bolivia, Paraguay, Panamá, Chile, Brasil, Uruguay.

Muertos y Desaparecidos, Operación Cóndor:

– Operación Cóndor (1973-1983) 31.000, de ellos:

30.000 desaparecidos no contabilizados en las dictaduras participantes.

1.000 asesinados no contabilizados en las dictaduras participantes.

49.000 asesinados ya incluidos en las dictaduras participantes

(Más tarde se sumaron los gobiernos de Ecuador y Perú).

Ley Antiterrorista versus el Articulo 11 de la Cata de la ONU

La Ley Antiterrorista, Nº 18.314 creada durante la Dictadura, administrada por todos los gobiernos de la Concertación y hoy por la Alianza, aunque pretenda maquillarla, tiene una figura legal llamada “incendio terrorista”. Esta es la que ha servido para juzgar y encarcelar a obreros, dirigentes sindicales, estudiantes, revolucionarios, anarquistas y mapuches. Sólo unas semanas atrás por televisión vimos todos los chilenos en el norte del país, cómo unos sujetos se bajaron de un auto y arrojaron bombas incendiarias contra unos locales de propiedad de unos peruanos. Si eso no era para causar temor, no sé cuál es el criterio para tal afirmación respecto a las acusaciones de “incendios terroristas” a un sector de la población en conflicto con los padres, hijos, o nietos de terratenientes que se robaron las tierras de los indígenas.

El pueblo mapuche ha iniciado la recuperación de sus tierras ancestrales. Ahora ¿cuál, es la diferencia entre estos sujetos que se organizan para causar “terror” con el “conflicto indígena” que luchan por la recuperación de sus tierras? Será los métodos de lucha, pero sabemos que lo que pasa en la zona del conflicto indígena son sólo montajes de la fiscalía que, por ejemplo, le pagan sueldos por años a muchos de los testigos sin rostro al estilo Fujimori, o bien le compran tierras para delatar a sus ex hermanos de clase y de raza. También hay muchos terratenientes que provocan ellos mismos los ataques para cobrar seguros, subir el valor de las tierras al Estado o simplemente es una forma para justificar la represión y el Terrorismo de Estado.

Ahora, supongamos que estas personas (terratenientes) asumieran la misma conducta, “incendio terrorista”. Está claro, están infringiendo la ley. Entonces ¿la ley no debe ser pareja para todos, para que sea Ley? ¿Qué hizo la ley respecto al caso mencionado en el norte del país? ¿Se aplicó la Ley antiterrorista en los dos casos? ¿Por qué no se aplico la ley? Y qué pasó entonces, con estos sujetos. Pues nada, aun sabiendo quienes eran, e identificados las personas y el auto usado no pasó a mayores. Y me pregunto ¿se habrá requisado el vehículo usado para infringir temor? Ya que cuando investigaciones o carabineros allanan una casa se llevan todo lo informático y muchas de las veces no vuelve en el mismo estado o lisa llanamente no vuelven.

Breve reseña histórica para comprender del por qué del despojo de tierras, para esto debemos retroceder unas décadas atrás e ir al calendario y mirar el día 22 de marzo de 1979 la dictadura político empresarial y militar promulga el Decreto Ley Nº 2.568, que modificó la Ley 17.729, sobre protección de indígenas, y cambió funciones del Instituto de Desarrollo Indígena en el Instituto de Desarrollo Agropecuario, desvirtuando de este modo el carácter especial de la anterior ley. Posteriormente promulga el Decreto Ley Nº 2.570, de 10 de julio de 1979. Ambos decretos tienen por objetivo acelerar la división de las tierras, indicando además que al ser dividida la propiedad indígena dejarán de ser tierras indígenas e indígenas sus ocupantes, sin más comentarios.

Ahora, esta Ley Antiterrorista fue impuesta en 1984, un año después de la primera protesta nacional en contra de la tiranía sanguinaria, impuesta por el miserable, cobarde y ladrón, el dictador Augusto Pinochet. En esto hay que tener cuidado, ya que la institucionalidad fue elaborada por civiles, es decir, políticos y empresarios, muchos de los cuales son gobiernos hoy en día, para perseguir y reprimir a la resistencia armada que se había hecho fuerte en las poblaciones del país. De acuerdo con esa ley, el delito de incendio puede considerarse atentado terrorista si su intención fuera “producir temor en la población o en una parte de ella”, aunque no constituya una amenaza directa contra la vida, la libertad o la integridad física de nadie.

Ahora de que hablan de celebrar, ¿celebrar que?, me pregunto yo. Los robos, la impunidad, la mentira, el negocio del siglo después del terremoto, el resultado de las encuestas mulas (falsas), la utilización de lo obreros de las minas, si hasta las poleras que les mandaron son rojas al igual que las chaquetas del administrador del estado neoliberal, como tanta patudez e insolencia con gente que está enterrada viva literalmente hablando y que no les queda otra cosa que asistir con la cabeza cuando les habla el “Presidente”. Espero que no sea por cambiar el resultado de las encuestas el hecho de que los tengas más de 3 meses bajo tierra.

Se han anotado un poroto (un punto) los aliancistas con toda su maquinaria de mentira y utilización hasta el asco, porque dan ascos miserables inmorales.

Por Níkolas Friedman

Revisado y Corregido por stolpkin.net

De la Editorial de la Garrapata en la WEBs

Fuente: hijosdelarebeldia.blogspot.com

2 de septiembre de 2010

Texto -de origen externo- incorporado a esta web por (no es el autor):

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