La ONG Mighty Earth alerta consecuencias devastadoras a través de un informe

Cultivo de soja acaba con bosques en Latinoamérica

Se requieren 8,8 millones de hectáreas en bosques de América Latina para cultivar la oleaginosa que se importa a la Unión Europea. Habitantes de zonas rurales de Argentina y Paraguay denuncian las fumigaciones con herbicidas y las quemas ilegales que han generado graves problemas de salud en comunidades enteras

«La carne que consumimos en Europa tiene un impacto en la deforestación de América del Sur. La ONG @StandMighty ha viajado allí para explicarlo. #Soja #Alimentación #UE» es el tuit que alerta sobre la destrucción de la Amazonia, luego de que Europa importara 46,8 millones de toneladas de soja y de productos derivados en 2016 para alimentar a sus animales, de las cuales más del 50 por ciento (27,8 millones), provenían de América Latina.

Tan sólo en el mes de enero de 2018, según la organización medioambiental Guyra Paraguay, han sido desforestadas 15 mil 125 hectáreas.

Cerdos, pollos y vacas, criados en granjas de Europa, consumen esta oleaginosa, fuente básica de proteína vegetal.

«Para cubrir la demanda se requieren 8,8 millones de hectáreas para cultivar la soja que se importa a la UE (Unión Europea), lo que equivale a un área mayor que la de Austria», expone el informe de Mighty Earth titulado: «La crisis evitable: la catástrofe medioambiental de la industria europea de la carne», luego de recorrer 4.200 kilómetros en Argentina y Paraguay, siguiendo la ruta de los buldóceres y de los incendios forestales .

El llamado de atención a escala internacional viene acompañado de un video que muestra las cicatrices de una quema desmedida en el Mato Grosso brasileño o el Gran Chaco en Bolivia, Argentina y Paraguay, en relación al avance agrícola.

«Campos de soja en Santa Cruz, #Bolivia. La carne que comemos en Europa está provocando la deforestación del Gran Chaco, según denuncia @StandMighty #Soja #Agricultura #Alimentacion», exponen en otro de los mensajes que promociona este documento ofrecido por la ONG.

Además, se ofrecen testimonios en los que los habitantes denuncian las fumigaciones con herbicidas y las quemas ilegales, que les servían de alerta a través del sistema Global Forest Watch.

«La soja es para los grandes fondos de dinero, no para nosotros», dice Catalina Cendra, campesina chaqueña. «Vienen, siembran, envenenan, cosechan y se van«, continuó, antes de señalar que tanto su familia como sus animales se enfermaron tras el paso de aviones fumigadores sobre los campos de soja transgénica vecinos a la zona donde vive.

Por si fuera poco, estos inmensos campos de cultivos transgénicos han desencadenado en los pobladores un aumento de las enfermedades respiratorias, cancerígenas y las malformaciones genéticas al uso de agroquímicos.

En el proceso de deforestación, máquinas y cadenas arrasan todo a su paso y luego le prenden fuego. Esta acción aniquila la fauna y flora nativas y obliga a las comunidades que habitan esos montes irse tras recibir dinero o sufrir acciones violentas.

Pero esta no es la primera vez que se expone el caso. Ya en 2006 Greenpeace había alertado sobre la deforestación del Amazonas para producir soja, lo que generó una reacción de las principales empresas responsables, caso Mc Donalds, la cual revirtió el daño y contribuyó en frenarlo.

Además de influenciar en la opinión pública, el documento espera llegar a los políticos y grandes empresas de distribución alimentaria como Carrefour, Lidl, Tesco, Aldi, Marks and Spencer o Arnold Delhaize, para que tomen acciones y buscando la cadena de origen dejen de adquirir productos alimentados con soja.

Según datos de WWF, cada europeo consume 61 kilos de soja al año. Para producir 100 gramos de carne de cerdo se utilizan 51 gramos de soja, mientras que en la producción avícola se incrementa sustancialmente pues hacen falta 109 gramos de soja para producir 100 gramos de pollo.

En la mayoría de los casos, esta producción queda a manos de grandes empresas que alquilan la tierra y subcontratan mano de obra. Cuando cae la rentabilidad, buscan nuevas tierras fértiles, pero el bosque no tiene la misma suerte: tarda décadas en regenerarse.

Como arma diplomática, China hace frente a la guerra comercial abierta con Estados Unidos, como principal importador mundial (61% de la producción en el planeta), asomando la posibilidad de comprar a Brasil para reducir sus importaciones desde Estados Unidos, primer productor y exportador.

La agencia brasileña Agroconsult elevó sus estimaciones para la cosecha de soja de ese país a 118,9 millones de toneladas, luego de proyectar 117,5 millones en febrero pasado.

La entidad brasileña también planteó que las exportaciones locales de soja podrían alcanzar un volumen récord de 70 millones de toneladas.

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