Captan a una osa polar hambrienta merodeando por una ciudad industrial de Rusia

El futuro que temíamos para la fauna, debido al cambio climático, ya es un presente y una realidad

Por Sofia Olea

19/06/2019

Publicado en

Animales / Medio Ambiente / Mundo

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El futuro que temíamos para la fauna, debido al cambio climático, ya es un presente y una realidad. Ayer se publicaron registros de una osa polar hambrienta que se alejó cientos de kilómetros de su hábitat natural ártico y, agotada, vagó hacia la principal ciudad industrial rusa de Norilsk, en el norte de Siberia.

Esto ocurre poco tiempo después de que se declarara el estado de emergencia en una remota área habitada del norte de Rusia, cuando docenas de osos polares hambrientos fueron vistos buscando comida y entrando a edificios públicos y casas a principios de este año.

Visiblemente débil y aparentemente enferma, la osa yacía abatida en el suelo durante horas el martes en los suburbios de Norilsk, con los pies cubiertos de barro, que en ocasiones se levantaban para husmear en busca de comida.

Es el primer oso polar visto en la ciudad en más de 40 años, según los ambientalistas locales. «Todavía se está moviendo alrededor de una fábrica, bajo la observación de la policía y los servicios de emergencia, que están garantizando su seguridad y la de los residentes», dijo el funcionario de servicios ambientales, Alexander Korobkin, a la agencia AFP.

La osa fue vista por primera vez el domingo por la noche en una zona industrial al noreste del centro de Norilsk, dijo Korobkin, donde un equipo de especialistas llegará este miércoles para inspeccionar al animal y decidir su destino.

Oleg Krashevsky, un experto local en vida silvestre que filmó al ejemplar de cerca, dijo que no estaba claro qué había llevado al animal a la ciudad, aunque era posible que simplemente se hubiera perdido. Dijo que tenía ojos llorosos y que claramente no podía ver bien.

La crisis climática ha estado dañando los hábitats de hielo marino de los osos polares y los ha obligado a buscar más comida en tierra firme, poniéndolos en contacto con personas y áreas habitadas.

Los hielos árticos son más vulnerables al cambio climático de lo que antes se estimaba, con un incremento en la desaparición de la capa superficial desde comienzos del siglo XX. Esto tiene consecuencias directas sobre la vida de los osos polares, además de otros efectos, como el aumento del nivel del mar.

Fuente: The Guardian

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