En la selva sSobrevive el más apto

Los chimpancés sufren de estrés cuando compiten por una hembra

Ocupar una posición dominante en un grupo de chimpancés y en los diferentes niveles de jerarquía de esta especie tiene diferentes riesgos

Por Pedro Pérez

09/04/2019

Publicado en

Animales / Medio Ambiente

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Un estudio del Instituto Max Planck para la Antropología Evolutiva de la Sociedad de Alemania descubrió que la inestabilidad social, la competencia por el estatus, las jerarquías y por las hembras, genera estrés en los chimpancés salvajes.

La investigación se basó en grupos de la especie y tomó como base mediciones del cortisol urinario, agresión, dominación y competencia en chimpancés salvajes de África occidental.

Si bien la ley natural reza que sobrevive el más apto y que el estatus de alto dominio está asociado con los beneficios de la aptitud física en muchos mamíferos sociales, con la longevidad y las posibilidades de dejar descendencia en los chimpancés,  “alcanzar y mantener un alto estatus social a menudo conlleva costos energéticos elevados”.

Al averiguar qué tan costoso es ocupar una posición dominante en un grupo de chimpancés, los investigadores hallaron que en los diferentes niveles de jerarquía de esta especie corresponden diferentes riesgos y niveles de estrés.

Para demostrarlo, se trabajó con dos grupos de chimpancés machos en el Parque nacional de Taï, en el suroeste de Costa de Marfil, durante varios meses. Los estudiosos recolectaron muestras de orina, monitorearon el comportamiento de los individuos en cada grupo y evaluaron la posición jerárquica de los machos, según la comunicación entre ellos.

Usando datos de comportamiento y niveles de cortisol en la orina, se indagó si un alto rango de dominancia se asocia con costos energéticos elevados en los chimpancés machos de Taï y si la relación entre el rango de dominancia masculina y los niveles de cortisol varía entre los períodos de dominancia estable e inestable.

En sus resultados, observaron que durante los períodos de inestabilidad los niveles de cortisol en orina eran mayores que en los períodos estables; y la agresión entre los congéneres fue, por el contrario, más baja.

El cortisol es una hormona esteroidea, o glucocorticoide, producida por la glándula suprarrenal, tanto en simios como en humanos. Se libera como respuesta al estrés y a un nivel bajo de glucocorticoides en la sangre.

“Exploramos dos contextos en los que la inestabilidad social está creciendo: la competencia por el estatus y por las mujeres. En ambos casos, encontramos el mismo patrón: todos los machos, independientemente de su rango, experimentaron niveles de estrés más altos durante los períodos de alta competencia entre ellos; y la frecuencia e intensidad de la agresión fueron mayores durante los períodos de baja competencia», explicó Anna Preis, del Instituto Max Planck.

De acuerdo con el estudio, mantener la posición jerárquica para los machos dominantes de chimpancés salvajes no es algo que les genere estrés.

Pero cuando transcurren tiempos de incertidumbre dentro del grupo, la situación afecta a todos los individuos por igual, señala el estudio, publicado en la revista Frontiers in Ecology and Evolution.

Los investigadores encontraron además que los machos de mayor rango dieron más agresiones que los varones de menor rango en períodos de dominancia estables e inestables, pero que el rango de dominancia y los niveles de cortisol en la orina no se asociaron en ninguno de los períodos.

Los resultados indican que la inestabilidad social expuso a todos los machos al estrés psicosocial, a pesar de las tasas más bajas de interacciones agresivas.

Estos hallazgos sugieren que los chimpancés masculinos ajustan el comportamiento competitivo a las condiciones dependientes del contexto, posiblemente por medio de la previsibilidad de los resultados de las interacciones sociales.

Por lo tanto, se concluyó que los niveles más altos de cortisol en la orina de los machos durante la inestabilidad social pueden deberse a la exposición a factores estresantes psicosociales en lugar de energéticos.

En conjunto, los resultados indican que el mantenimiento de la dominancia no está asociado con un estrés fisiológico elevado para los machos dominantes en los grupos de estudio, o alternativamente, los machos dominantes pueden contrarrestar el comportamiento exigente energéticamente con la ingesta de energía u otros mecanismos de afrontamiento.

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