Chef: humor locura y crisis se sirven en este banquete de Festival en el Anfiteatro del Bellas Artes

  El pasado Jueves 16 de Enero del 2014 y con un anfiteatro lleno nos recibió Viaje Inmóvil, un colectivo multidisciplinario dedicado al estudio y creación teatral ligado a la materia que lleva ya 8 años de trayectoria y se ha hecho cargo del Anfiteatro del Museo de Bellas Artes, haciendo de él un oasis […]

Por Cristobal Cornejo

26/01/2014

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chef

 

El pasado Jueves 16 de Enero del 2014 y con un anfiteatro lleno nos recibió Viaje Inmóvil, un colectivo multidisciplinario dedicado al estudio y creación teatral ligado a la materia que lleva ya 8 años de trayectoria y se ha hecho cargo del Anfiteatro del Museo de Bellas Artes, haciendo de él un oasis donde refrescar las ansias de teatro de materialidad, objetos y marionetas de calidad.

 La luz de día aún se asoma por la carpa que cubre el anfiteatro cuando comienza la función. Don Tomás y Melisa son los dos únicos personajes que veremos en escena durante los 75 minutos que dura esta bella obra. Y me atrevo a decirle bella por la armonía que podemos ver en ella, y es que este Chef ha logrado con esta obra su mejor plato, mezclando ingredientes fundamentales: Humor, drama, política, contingencia, ternura y locura, todo dentro de la misma olla, lista para alimentar a los asistentes a esta cena teatral, que comienza con una entrada densa pero divertida de este Chef, Don Tomás, lleno de mañas e idioteces, que poco a poco uno descubre que no son gratuitas. Todo es culpa de los “Incorformistas”, esos niñitos que andan saqueándolo todo, porque tienen hambre, porque se vive la crisis eterna, donde unos pocos se llevan todo lo bueno, y los demás deben conformarse con algo “casi tan bueno, pero diferente”.

 El contraste de sabor lo pone Melisa, con una personalidad alegre y positiva, a pesar de cargar también con su propia crisis. “La crisis es como la harina”, nos dicen.

 Ambos personajes intentan montar un “Show Artístico Gastronómico” desesperado, en tiempos de revuelta, un tiempo que podría ser hoy, ayer o mañana, donde ambos se juegan el pellejo porque no les queda otra, por que necesitan la platita, y la necesitan de verdad.

 En el transcurso de esta cena se siente la rabia y la frustración del personaje principal, que se ha guardado tantas cosas que revienta y lanza dardos a todo un sistema social y político que se ha dedicado a engañar a la gente, quitándole su platita, “yo pago mis impuestos y uds. Me tienen que defender”, alega impotente.

 Cebolla, ajo y pimentón son los ingredientes que le dan sabor a este “caldo de pena” con que termina esta cena, que poco a poco nos va metiendo a la olla también, dejándonos en la orilla de ésta, a punto de caer, y es que se han dicho tantas verdades!!!

 Esta obra sorprende por su simpleza escenográfica, que contrasta con su complejidad creativa y el perfecto uso de la materia, sorprende también la sinceridad con que muestra el trabajo teatral: nada está oculto, todo está expuesto en esto que “parece un juego, pero es la vida y hay que vivirla hasta el final”.

 Un montaje para ver… y volver a ver.

Mas Info en http://www.viajeinmovil.cl

Por Tania Corvalán

El Ciudadano

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