La simple imagen del oso nimado está prohibida

Memes sobre Xi Jinping cancelan el estreno de «Winnie the Pooh» en China

El Gobierno de Pekín califica las bromas virales como "desproporcionadas y desconcertantes", y esgrime que "donde algunas personas ven diversión inofensiva", únicamente hay "intentos por socavar la dignidad del Presidente"

Por Pedro Pérez

09/08/2018

Publicado en

Cine

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La película Goodbye Christopher Robin, la historia de Winnie the Pooh, ha sido vetada por el Gobierno de China y no llegará a las salas de cine en el país asiático. La razón de esta censura apunta a los memes que comparan al popular oso de los dibujos animados con el presidente de la Repúblic, Xi Jinping.

La particular «burla» contra el líder asiático comenzó en 2013, cuando el presidente Xi Jinping realizaba su primera visita a Estados Unidos y paseó junto a su entonces homólogo estadounidense, Barack Obama. El autor de esta imagen es desconocido hasta el momento.

Al Gobierno de China no le ha causado gracia que se usen dibujos animados infantiles para reírse de ellos.

El bullying contra Xi Jinping no paró a partir de ese entonces, pues en 2014 hubo una secuela, esta vez, se ve en una imagen al Presidente estrechándole la mano al primer ministro japonés, Shinzo Abe, y la comparan con una de Pooh y su amigo el burro Ígor.

Acto seguido, la tercera parte de esta historia bufa que se ha viralizado llegó en 2015. La fotografía del Presidente chino en su coche oficial durante un desfile militar se convirtió en meme, como es de suponer, con Winnie The Pooh.

Según la empresa de análisis político Global Risk Insights, citada en medios digitales, esta fue la imagen más censurada del año en el país. De hecho, la simple imagen de Winnie the Pooh es prohibida donde quiera que se asome.

Algunos especialistas en materia cinematográfica reflexionan acerca de esta polémica y señalan que el Gobierno chino solo permite que se proyecten 34 películas extranjeras cada año en sus cines.

Libertad digital, por ejemplo explica que en cada uno de los incidentes, el argumento del Gobierno era rotundo: calificaba las bromas virales como «desproporcionadas y desconcertantes», y esgrimía que «donde algunas personas ven diversión inofensiva», únicamente hay «intentos por socavar la dignidad del presidente».

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