Crítica de Cine: «Megan» (2022), el miedo a la autoconciencia

"La inteligencia artificial siempre será una de las ramas más flexibles de la ciencia ficción por las posibilidades que esta ofrece a la hora de crear historias y el cuestionamiento moral que significa otorgarle comportamiento humano y autonomía a máquinas que no debiesen tenerlo..."

Por Absalón Opazo

24/01/2023

Publicado en

Artes / Cine

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Por Wladimyr Valdivia Westphal

Segundo largometraje del director y escritor neozelandés Gerard Johnstone, que debutó con la prometedora ‘Housebound’ en 2014, y que repite la formula del terror suspense ahora con ‘Megan’ (estilizada como ‘M3GAN’), esta vez, con Akela Cooper y James Wan detrás del guión, ambos también responsables de la historia de la reciente ‘Malignant’ (2021), y con la exitosa Blumhouse como casa productora.

Gemma (Allison Williams), una diseñadora de juguetes con inteligencia artificial, debe cumplir a tiempo en su trabajo con la última versión de su más reciente creación, cuando debe convertirse en tutora de su sobrina Cady (Violet McGraw), tras el fallecimiento de sus padres en un trágico accidente. Gemma crea a M3GAN, una muñeca diseñada para acompañar, cuidar y entender a los niños. A modo de prueba, deja que M3GAN conviva con Cady, pero la muñeca comienza a sobrepasar los límites de esta relación, poniendo en peligro la vida de todos.

La inteligencia artificial siempre será una de las ramas más flexibles de la ciencia ficción por las posibilidades que esta ofrece a la hora de crear historias y el cuestionamiento moral que significa otorgarle comportamiento humano y autonomía a máquinas que no debiesen tenerlo. Desde HAL (‘2001: A Space Oddysey’) hasta AVA (‘Ex Machina’), tanto la roboética como el albedrío tecnológico de los robots han dado grandes obras, sentando las bases para una cinta como ‘Megan’.

Johnstone opta por el suspenso y ciertas dosis de comedia en tono de sátira para presentar una película que no pretende aterrorizar ni tampoco profundizar demasiado en cuestiones filosóficas sobre el uso de la inteligencia artificial, sino más bien en el reemplazo de la familia por la tecnología y la amenaza que esta puede significar cuando se dota a una máquina de emociones básicas y condicionamiento conductual que interfiere directamente, en este caso, en la educación y cuidado de un ser vivo de fácil persuasión, como una niña.

Con un grupo de personajes secundarios que poco y nada aportan a la historia, la cinta se centra en Gemma, su sobrina y Megan; la primera una joven profesional genia de la robótica pero con escasa inteligencia emocional; la pequeña Cady que sobrelleva la pérdida de sus padres y encuentra en la muñeca su mejor amiga y confidente; y M3GAN (Model 3 Generative ANdroid), robot capaz de empatizar con las emociones humanas que termina por desconocer sus órdenes, creando caos en el entorno de la familia, contraviniendo a los principios de la robótica.

El principal mérito de la película es su capacidad de entretener a costa de un guion muy sencillo, personajes planos y una dirección completamente regular. Esto gracias al excelente diseño y trabajo de la joven Amie Donald y Jenna Davis tras M3GAN, la primera como actriz de cuerpo y la segunda como actriz de voz, que consiguen un robot tan espeluznante como infantil, en una personificación antropomórfica que nos sitúa como espectadores en el centro del “Valle Inquietante” (Uncanny Valley), hipótesis de la robótica sobre el rechazo emocional que percibimos ante la excesiva apariencia humana de un no humano.

M3GAN podría pasar con facilidad el Test Voight-Kampff de ‘Blade Runner’ y el Test de Turing de ‘Ex Machina’, podría sobrevivir como anfitriona en ‘Westworld’ o discutir sobre el amor y la abstracción con Samantha (‘Her’), pero su película jamás encontrará tanto sentido como las recién mencionadas: ‘Megan’ senta sus bases en el misterio generado por su protagonista y no en la explicación de sus habilidades, hace uso del humor como recurso comercial y no narrativo, y no pretende desarrollar a ninguno de sus personajes, salvo apenas a la pequeña Cady (gran interpretación de Violeta McGraw y su química con la humanoide).

Eso sí, nos permite pasar 100 minutos rápidamente en una escalada de violencia, subversión y miradas malsanas de una robot rebelde por naturaleza.

Mira el trailer a continuación:

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