América Andante

El arte y su contribución al conocimiento latinoamericano

La creencia más positiva es que el arte acompaña los avatares sociohistóricos de las naciones y las hermandades panamericanas al calor de los hechos. Sin embargo, pareciera haber un gran silencio en estos días.

Por Lucio V. Pinedo

12/04/2016

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Uno de los fundamentos culturales de la integración latinoamericana y de la presencia regional en el mundo es la contribución de las Artes y la Literatura a través de las imágenes visuales y de las narrativas. Sin ellas, no sería posible reconocer la importancia de la fuerza simbólica en el imaginario histórico y político de los latinoamericanos; este patrimonio simbólico «es parte del perfil de nuestras sociedades y de todos sus miembros como individuos».

La producción y creación estética de la cultura mestiza aporta valiosos insumos para que el pueblo se reconozca en su identidad, consolide su memoria y aporte su inteligencia sensible para no perderse en medio de las permanentes y acuciantes preguntas sobre quiénes somos los latinoamericanos en esta transición milenaria, cuál es nuestro lugar en el mundo y cómo seguiremos enfrentando la vertiginosa globalización, cada día más acelerada por la telemática, la cibernética y la informática.

El café João Candido Portinari

El café, Cándido Portinari (Brasil, 1903-1962).

El pintor brasileño Ferreira Gullar, en 1989, nos recordó con claridad y precisión, que no hay ninguna novedad en decir que el modo de conocimiento estético difiere del modo del conocimiento científico e igualmente del filosófico. El arte, la poesía, son expresiones cuestionadoras de todo el conocimiento establecido e incluso del propio conocimiento estético. El artista es un cuestionador permanente de la cultura porque es crítico, porque privilegia la experiencia existencial y afectiva de cara al mundo conceptualizado. La conceptualización es la búsqueda de la estabilidad y del equilibrio, pero implica un distanciamiento respecto a la realidad objetiva y subjetiva. El científico, el filósofo, el sociólogo también cuestionan las culturas, pero de manera diferente al artista y al poeta. Aquellos quieren sustituir un concepto por otro, en cambio el artista y el poeta cuestionan la propia conceptualización de la realidad; se niegan a las generalizaciones que disuelven la experiencia vivida en el concepto abstracto. Su modo de conocer es un incesante recomenzar como la vida misma.

La América Andante como la definía Alfonso Reyes, une sus pasos en la palabra poética, en la música popular, en el carnaval, en la danza, en sus dramas y ensayos histórico-políticos, en sus grandes novelas del realismo mágico, social y espantoso y se transcultura, apropiándose de las vertientes universales en el lenguaje de las vanguardias que consolidan, a partir de la década 20 del siglo pasado, una conciencia de liberación y de autonomía. La ciudad de São Paulo ha sido uno de los espacios que ha contribuido, en 1922, con la histórica «Semana de Arte Modernista del 22» y en 1990 con el «Memorial de América Latina».

Historia, lengua, imágenes, poemas, etc., canalizan hibridaciones dentro del proceso de consolidación del mestizaje cultural. «La fusión, no pocas veces con mucho de confusión, de indios aborígenes, íberos, africanos y gentes de variadas latitudes, van moldeando la identidad de sociedades nuevas, generadoras de valores literarios, plásticos, arquitectónicos, musicales, coreográficos, filosóficos, ni mejores ni peores que otros, sino diferentes». La identidad latinoamericana ha sido definida en gran parte por sus novelas y se ha ido gravando en la memoria de la emancipación a través de la pintura y del muralismo mexicano. Leopoldo Zea, en su introducción a las Fuentes de la cultura latinoamericana, insiste en la integración por la educación y la cultura; reclama una mayor difusión del pensamiento, de la literatura y demás manifestaciones estéticas.

Planteadas de este modo las cosas, la pregunta es porqué los artistas latinoamericanos no acompañan a nuestro hermano brasileño, que hoy en día vive una realidad crítica. ¿Será que el arte nunca va de la mano de la contingencia social momentánea, o acaso habrá alguna respuesta más triste?

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