Al Capone y Piñera

"La acusación actual prosperará en la Cámara de Diputados y Diputadas y pasará al Senado con la incertidumbre que implica el que exista la posibilidad real de que 5 senadores oficialistas voten a favor de la acusación y se destituya al Presidente de la República a unos pocos meses del término de su mandato..."

Por Absalón Opazo

03/11/2021

Publicado en

Chile / Columnas / Política / Portada

0 0


Por Marcelo Rioseco, candidato a senador del Partido Humanista por la Región Metropolitana en la Circunscripción Senatorial 7

Al Capone fue un conocido delincuente norteamericano que se hizo rico por los numerosos negocios ilegales que controlaba: el negocio del alcohol durante la prohibición, el juego, la prostitución e incluso los sindicatos. Se hizo tremendamente conocido a nivel mundial porque sus fechorías fueron retratadas en innumerables películas en las que Eliot Ness y Los Intocables lo perseguían incansablemente sin conseguir inculparlo en ninguno de sus crímenes.

Pero las escenas cargadas de sangre, el staccato de las modernas ametralladores de cargador cilíndrico, los delincuentes disfrazados de policías para cometer sus fechorías, no fueron lo que gatilló el imaginario colectivo. Lo que realmente entusiasmó a la gente es que nunca fue detenido por ninguno de esos crímenes. ¿Y por qué terminó, de todas maneras en la cárcel, se preguntarán ustedes? Simplemente, por evasión de impuestos. Ningún tribunal pudo probar que detrás de cientos, quizás miles de muertos, estaba su mandato, pero pudieron probar fácilmente que no había pagado los impuestos por las innumerables propiedades que, aunque no estaban a su nombre, eran realmente de él. Pasó 11 años en la cárcel, los que bastaron para arruinarlo no sólo económicamente, sino también anímicamente. De todas formas, aunque estaba enfermo gravemente de sífilis, enfermedad que lo afectó neurológicamente, se ocupó de vengarse de quienes lo habían delatado.

Su historia me trae al presente. Mirando las sesiones de la comisión que estudia la acusación constitucional contra el Presidente Piñera me doy cuenta de que todos las acciones que se le imputan (y que están claramente probadas, nadie, ni siquiera su defensa las niega) están a una distancia considerable de lo que la mayoría del país cree. No se le está acusando, esta vez, por las violaciones a los derechos humanos cometidas bajo su mandato, porque estas son muy difíciles de investigar mientras él siga al mando del país. Tampoco por el manejo militarizado de la pandemia o por el costo de la pandemia que terminaron pagando los mismos trabajadores y trabajadoras con los “diez por ciento” y con el seguro de cesantía. Se le está acusando porque no supo separar su interés personal de su función como Presidente y, en varias oportunidades, se le habrían “pasado” algunas pequeñas cosas, como el contrato de venta de minera Dominga, el beneficio que le trae la negación de firmar el tratado de Escazú, el uso de información para la compra de acciones fuera del país o la creación de empresas en paraísos fiscales con el fin de eludir el pago de impuestos en Chile.

El Presidente también está enfermo, como Al Capone, todo el mundo lo sabe. Ven los movimientos de su cuerpo y sabemos que padece alguna enfermedad de la que no se nos quiere hablar. ¿Ocultar esa enfermedad al país sería otra causal para acusarlo?

La acusación actual prosperará en la Cámara de Diputados y Diputadas y pasará al Senado con la incertidumbre que implica el que exista la posibilidad real de que 5 senadores oficialistas voten a favor de la acusación y se destituya al Presidente de la República a unos pocos meses del término de su mandato. No parece una posibilidad tan lejana porque, como decía en el párrafo anterior, las acciones en las que se sostiene la acusación se encuentran probadas y, de votar en contra, la derecha podría ser arrastrada a una debacle electoral aún mayor de la que ya tuvo con la elección de constituyentes.

Entonces, no puedo dejar de pensar en la historia de Al Capone, aunque sí puedo esperar que la nuestra sea diferente, porque de probarse todos estos ilícitos, no me parecería justo para con nuestro país y con el nuevo ciclo que se inaugurará con la nueva Constitución, que quede abierta esa herida. De demostrarse todos estos ilícitos, no sería justo que la única condena fuera por haber sido parte de un contrato de compraventa firmado en las Islas Vírgenes Británicas.

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones

Comparte ✌️

Comenta 💬