Chile no es país para viejos

El 22 de julio de 2020, la autoridad sanitaria nos ha otorgado a las viejas y viejos el beneficio con el que ya contaban las mascotas

El 22 de julio de 2020, la autoridad sanitaria nos ha otorgado a las viejas y viejos el beneficio con el que ya contaban las mascotas. Con el argumento que los viejos y viejas constituimos el grupo de mayor riesgo ante la propagación del coronavirus, se nos priva de todo derecho.

El afán de protegernos se ha traducido en la conculcación de nuestra libertad. Los ciudadanos y ciudadanas mayores de 75 años de edad cumplimos ya cerca de cinco meses de reclusión domiciliaria total, tratándonos como si fuésemos un peligro para la sociedad. Nuestros adultos mayores, se señala en cada intervención de las autoridades al referirse a nosotros. Rechazamos que nos conviertan en su propiedad y que decidan por nosotros. Los viejos y viejas exigimos un trato digno y no discriminatorio.

Si hemos alcanzado la edad que tenemos, ha sido precisamente porque sabemos de autocuidado y de responsabilidad social y personal. Somos la memoria viva de nuestra sociedad y no sólo aquellos cuerpos deteriorados con pérdida de masa muscular, debilidad ósea y depresiones galopantes. La vejez no es una enfermedad. Nuestras vidas no giran exclusivamente en torno a nuestros hijos y nietos. El afecto, cariño y contacto físico son relevantes para todos y no se circunscriben exclusivamente a los viejos y viejas.

La mayor parte del millón de habitantes que conformamos es autovalente, con intereses, inquietudes y actividades inalienables. Las restricciones draconianas a las que nos han sometido mediante los decretos gubernamentales parecen tener más que ver con la amenaza que creen constituimos para la disponibilidad de camas críticas y ventiladores mecánicos, que con consideraciones de salud, respeto y dignidad.

Los firmantes de esta declaración, con la experiencia adquirida durante siete décadas y más de existencia, rechazamos la discriminación, el trato abusivo y condescendiente con que nos condenan y roban la independencia para vivir y gozar de un tiempo que nos es más escaso que para quienes nos consideran de su propiedad. ¡Exigimos, por el respeto que merecemos, un trato igualitario y digno!

SUSCRIBEN LA DECLARACIÓN

María Inés Taulis 79 años Escritora
Mireya del Río Barañao 80 años Educadora y Dirigenta Social
Mario Silberman 79 años Ingeniero y Diplomático
Eduardo Labarca 81 años Escritor y Periodista
Miguel Lawner 92 años Arquitecto
Riet Delsing 82 años Antropóloga
María Sonia Moraga 76 años Jubilada
Ximena Rojas Aguirre 75 años Bibliotecaria
Angélica Moreno Aguirre 79 años Paisajista
Margarita Labarca Goddard 85 años Abogada
Daniela Rubens 80 años Psicóloga
Adriana Hernández 84 años Periodista
Raúl Bulnes Calderón 79 años Arquitecto
Isabel Hernández 72 años Escritora
Viviana Ávila Alfaro Magister en Lingüística
Gloria Alberti Garfias 71 años Consultora
Borgis Lohan 74 años Artista Plástica
Maritza Moraga 60 años Costurera
Gloria Laso 71 años Actriz
Pía Barros 64 años Escritora
Constanza Racz Orrego 69 años Consultora
Alejandra Medina Moreno 73 años Profesora
Constanza Ternicier 34 años Académica y escritora
Kittín Damm Jiménez 73 años Paisajista
Ángela Medina Moreno 66 años Jardinera
Adriana María Lindsay 66 años Jubilada
Teresa Paulina Mella 61 años Administradora
Carolina Mella Ramírez 61 años Educadora
Maud Ferrés Parada 66 años Terapeuta floral
Valeria Valenzuela 52 años Comunicadora audiovisual

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