¿Cómo nos afectaría un aumento del 1% en el IVA?

"Hace unos días, el actual Ministro de Hacienda, Ignacio Briones, declaraba que una buena idea para mejorar las futuras pensiones radicaría en el aumento de un punto porcentual a la actual tasa del IVA general..."

Por Absalón Opazo

06/11/2020

Publicado en

Chile / Columnas / Economí­a

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Por Nicolás Preuss, administrador público U. de Santiago, candidato a la alcaldía de Las Condes.-

Hace unos días, el actual Ministro de Hacienda, Ignacio Briones, declaraba que una buena idea para mejorar las futuras pensiones radicaría en el aumento de un punto porcentual a la actual tasa del IVA general. El ministro argumentaba que aquellas personas que suelen no tener la oportunidad de aportar el 10% de sus ingresos a través de un empleo formal, podrían hacerlo aportando a través de la tasa extra al consumo.

Lo que olvida mencionar Briones es que el actual IVA es el impuesto de mayor regresividad de todo nuestro sistema impositivo. La regresividad consiste en un aumento paulatino del porcentaje del gasto en IVA a medida que disminuyen los ingresos de la ciudadanía. Es decir, que mientras menos ingresos logra una persona, mayor será el porcentaje de esos ingresos que deba destinar al IVA.

Justamente lo contrario a la ‘progresividad’ en la cual el gasto porcentual aumenta a medida que aumentan los ingresos de la persona. De esta forma, en la actualidad, una familia del decil de menores ingresos puede destinar el 28% del total de sus ingresos al IVA, mientras las familias de mayores ingresos pueden estar cerca del 1%.

Esta situación se produce principalmente debido a dos motivos.

Primero, como demostraran las curvas de Ernest Engel, existen cientos de bienes y servicios que se consumirán de forma decreciente a medida que aumentan los ingresos. Por ejemplo, es posible que una persona que recibe un aumento de su salario del 20%, no aumente un 20% su consumo de alimentos, sino por el contrario, destine solo el 5% en mayor consumo alimentario y el resto de esos ingresos al ahorro o la inversión, los cuales no están afectos al pago del IVA.

Sin embargo, cuando una persona percibe menos ingresos o incluso deja totalmente de percibirlos, su consumo de bienes y servicios esenciales no desaparece, y probablemente no pueda disminuir un 20% de su consumo alimentario; en cambio, sustituye el dinero para mantener el consumo con deudas, ventas, trabajos no formales o cualquier otra actividad.

Segundo, no todos los bienes y servicios pagan IVA. A esto se le denomina “exenciones”, y aplica para el gasto en educación, transporte, compra y venta de automóviles usados, servicios de profesionales, correos, y una larga lista. Por ende, aquellas familias que están más expuestas a este tipo de gastos reciben una bonificación por sobre aquellas familias que están menos expuestas a gastos en estos ítems.

Inicialmente se buscaba promocionar el acceso o disminuir el precio final, dado las características de “esencialidad” de los bienes y servicios exentos del pago de IVA. Sin embargo, al hacer el ejercicio de eliminar todas las exenciones al IVA del actual sistema, la regresividad disminuye, volviéndolo menos inequitativo.

Por estos motivos, al aplicar un aumento del 1% a la tasa del IVA se producirían aumentos decrecientes del porcentaje total de gasto de una familia. Mientras las familias del decil de menores ingresos/gastos absorberían un aumento real del 0,83%, las familias del decil de mayores ingresos/gastos solo lo harían en un 0,70%.

En síntesis, el ministro Briones plantea que, de producirse un aumento del IVA, las familias de menores ingresos aporten en mayor porcentaje que las familias más ricas, para así, solucionar la actual brecha del sistema de pensiones, el cual ya es el fiel reflejo de las inmensas desigualdades de ingresos entre las familias chilenas.

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